Bajar a las profundidades abisales para estudiar los océanos es difícil, así que estamos "robotizando" a medusas para conseguirlo

Publicado el 25/08/2025 por Diario Tecnología
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Bajar a las profundidades abisales para estudiar los océanos es difícil, así que estamos "robotizando" a medusas para conseguirlo

Investigar el fondo marino a día de hoy es un auténtico reto para la ciencia por la necesidad de tener costosos y aparatosos submarinos que resistan a la alta presión a la que se pueden exponer. Pero ahora, un grupo de investigación ha encontrado la forma de obtener datos en tiempo real sobre la temperatura, el pH y la salud de nuestros mares de una forma sostenible y eficiente. Y este futuro está más cerca de lo que parece y sus protagonistas son unos aliados inesperados: medusas cyborg.

Convertir a una medusa en un explorador oceánico. En un laboratorio de la Universidad de Colorado en Boulder, la ingeniera Nicole Xu y su equipo están convirtiendo a la medusa luna (Aurelia aurita) en el explorador oceánico definitivo. Y no es trata de ciencia ficción. De lo que se habla en este caso es de una gran innovación en el campo de la robótica biohíbrida que promete revolucionar la forma en la que se puede estudiar aquellas zonas del planeta que son inaccesibles.

Un "marcapasos" para guiar al explorador. La idea, tan brillante como sencilla en su concepto, consiste en equipar a estas medusas con un pequeño dispositivo microelectrónico. Este aparato funciona de una manera similar a un marcapasos cardiaco. La líder de la investigación, Nicole Xu, apunta a que lo que se busca es estimular "el músculo de la natación para provocar contracciones y dirigir a los animales hacia una dirección determinada".

Al activar selectivamente cada músculo, los investigadores van a poder determinar el rumbo de la medusa, convirtiéndolo en un vehículo teledirigido capaz de llevar consigo sensores para recopilar datos cruciales. El objetivo es enviarlas a zonas remotas del océano, demasiado profundas o peligrosas para la exploración humana convencional y obtener información vital sobre el impacto del cambio climático en las aguas más profundas del planeta.

La medusa destaca por ser 'simplona'. De entre todos los seres vivos marinos que existen, la medusa ha sido la seleccionada. La razón es bastante sencilla: han mantenido su estructura simple durante más de 500 millones de años y son las nadadoras más eficientes energéticamente del planeta.

Precisamente como invertebrado, carece de cerebro o médula espinal y su sistema nervioso se basa en un par de redes neuronales superpuestas, lo que simplifica la interacción con el dispositivo que se le va a instalar. En otros animales con una gran complejidad nerviosa, el proceso se podría volver demasiado enrevesado y no ser un éxito.

Resistencia extrema y seres inofensivos. Aunque durante este verano han podido ser protagonistas de nuestras costas, este tipo concreto de medusa se han encontrado en las profundidades más extremas de la Tierra. Aquí se incluye por ejemplo la Fosa de las Marianas, con una profundidad de casi 11.000 metros bajo la superficie.

Otro punto positivo que puede tener el uso de esta medusa es lo fácil que es trabajar con ellas, ya que las células urticantes de sus pequeños tentáculos no pueden penetrar a la piel humana, por lo que son inofensivas para nosotros. Tanto es así que los investigadores ya han probado a trabajar con estas medusas con éxito en el año 2020 en aguas poco profundas, y ahora el objetivo es ir al siguiente nivel.

La ética y el futuro: más allá de la exploración. El trabajo de Nicole Xu no se detiene en el control de las medusas. Su equipo también está profundamente comprometido con las consideraciones éticas para poder trabajar con estos invertebrados. Y es que aunque la 'tradición científica' apuntaba a que los invertebrados no podían sentir dolor porque no tienen nociceptores, la evidencia científica más reciente sugiere algo diferente.

Los estudios apuntan a que algunas especies de invertebrados si pueden llegar a sentir dolor, aunque en este caso el equipo de Xu apunta a que todos los signos son positivos. No muestran un aumento en la secreción de mucosidad (un indicador de estrés) e incluso se están reproduciendo activamente, con pequeños pólipos (medusas bebé) cubriendo las paredes de los tanques del laboratorio. Es por ello que están concluyendo que sus estudios no están causando sufrimiento en estos seres vivos.

Más allá de la exploración. El equipo de Xu ve un gran potencial en el estudio de estos animales. Analizando el flujo del agua a su alrededor con partículas biodegradables como el almidón de maíz, buscan desentrañar los secretos de su increíble eficiencia. La propia investigadora apunta lo siguiente:

"Hay algo realmente especial en la forma en que nadan las medusas luna. Queremos desbloquear eso para crear vehículos submarinos de nueva generación más eficientes energéticamente"

De esta manera, lo que comienza en un oscuro acuario iluminado con luces de neón podría no solo darnos las claves para entender la salud de nuestros océanos, sino también inspirar la próxima generación de robots submarinos.

Sabemos muy poco del fondo marino. El fondo de nuestros mares sigue siendo un gran misterio, hasta el punto de que sabemos más información del propio planeta Marte. Las investigaciones ahora mismo se centran en esta parte de nuestro planeta usando tecnología avanzada como el mapeado para buscar cañones o incluso determinar por qué hay una gran estructura en el fondo marino de Perú.

Imágenes | Marat Gilyadzinov

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