Ahora sabemos por qué Corea del Norte nunca se ha ido de Ucrania. El envío de misiles a Rusia tenía un premio irrechazable

Publicado el 03/06/2025 por Diario Tecnología
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Ahora sabemos por qué Corea del Norte nunca se ha ido de Ucrania. El envío de misiles a Rusia tenía un premio irrechazable

De un tiempo a esta parte nadie ha oído hablar más de tropas norcoreanas infiltradas en la guerra de Ucrania. Sin embargo, la nación nunca se ha ido del conflicto en Europa del este. De hecho, ahora se ha conocido el alcance de la colaboración entre Moscú y Pyongyang. Mientras llegaban misiles norcoreanos a Rusia, otro paquete de medidas y artillería ha ido transformando la capacidad militar de Corea del Norte.

Una guerra y sus misiles. Lo contaba ayer el Guardian. Un informe elaborado por el Grupo Multilateral de Monitoreo de Sanciones de la ONU ha revelado que Rusia está utilizando armamento norcoreano, incluidos misiles balísticos y artillería pesada, para intensificar sus ataques contra las ciudades ucranianas y destruyendo infraestructuras civiles críticas.

Según este equipo conformado por 11 países (entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Japón y varias naciones de la UE), el régimen de Kim Jong-un ha enviado a Moscú más de 20.000 contenedores con munición desde septiembre de 2023, equivalentes a unos nueve millones de proyectiles de artillería y cohetes. Este suministro masivo de armas, una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, ha permitido a Rusia sostener e intensificar su campaña de bombardeos a larga distancia, especialmente en zonas urbanas como Kyiv y Zaporiyia.

De Corea a Rusia. La revelación llega poco después de que Kim y Putin firmaran un tratado de asociación estratégica integral en el verano de 2024. El mismo compromete a ambas potencias a asistirse mutuamente si una de ellas es atacada. Este pacto formaliza una alianza militar que ya venía gestándose de facto mediante el intercambio sistemático de armamento, tecnología y personal militar.

La transferencia de armas no se limita a proyectiles: Corea del Norte ha suministrado a Rusia misiles balísticos, lanzacohetes múltiples de largo alcance, cañones autopropulsados y otras municiones avanzadas, enviadas por mar, aire y ferrocarril.

Renacimiento militar. Durante décadas, Corea del Norte arrastró una crónica incapacidad para modernizar su ejército. Aislada por sanciones internacionales, devastada por desastres naturales y empobrecida por su propia política autárquica, Pyongyang mantenía un aparato militar oxidado, con tecnología soviética de mediados del siglo XX y recursos insuficientes para actualizarlo.

Sin embargo, y como explicaba esta semana el New York Times,  la invasión rusa a Ucrania ha ofrecido a Kim Jong-un una oportunidad inesperada: una potencia militar necesitada de munición, soldados y material convencional. A cambio de suministrar esos millones de proyectiles y miles de tropas, Kim ha recibido de Moscú combustible, alimentos, asistencia tecnológica y un caudal de armas, componentes y conocimientos que han transformado por completo la industria militar norcoreana.

Arsenal en expansión. Gracias a este pacto tácito de intercambio, Corea del Norte ha multiplicado su capacidad armamentística. Se han identificado tanques modernizados con sistemas de guerra electrónica, drones de ataque dirigidos por inteligencia artificial, sistemas antiaéreos avanzados, misiles aire-aire y destructores navales dotados de misiles de crucero supersónicos.

También ha ensayado misiles antiaéreos bajo la supervisión directa de Kim, quien ha intensificado sus visitas a fábricas de municiones e instalaciones militares. El ensayo de drones kamikaze con capacidad de autodestrucción, dirigidos por IA, ha sido una de las adquisiciones más llamativas, reduciendo la brecha con Corea del Sur en el campo de las armas convencionales. Estas mejoras reflejan una transferencia tecnológica rusa que habría sido impensable en el pasado reciente.

Tropas, experiencia y diplomacia. Kim no solo ha exportado munición. Recordaba el Times que también ha enviado hasta 15.000 soldados norcoreanos al frente ruso, principalmente en la región de Kursk. Aunque Moscú ocultó inicialmente su presencia, al final reconoció su participación como "significativa". Para el régimen norcoreano, este despliegue tiene un valor formativo incalculable: miles de soldados obtienen experiencia real en combate, regresando como veteranos, algo que ni siquiera el ejército surcoreano puede exhibir.

Según los analistas, este componente simbólico y estratégico llena de orgullo a Kim y refuerza su imagen interna y externa, dotándole de mayor margen de maniobra frente a actores clave como Trump o Jinping. Si se quiere también, el resultado es una Corea del Norte más asertiva, con músculo militar renovado y capacidad de negociación ampliada.

D El submarino nuclear de Corea del Norte

Un pacto sin sanción. Es otra de las patas que se derivan de la alianza. La cooperación con Rusia ha permitido a Corea del Norte eludir eficazmente las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíben explícitamente el comercio de armas con el régimen de Kim. Plus: el conflicto ucraniano ha facilitado una ruta perfecta para sortear esas restricciones.

Moscú necesita proyectiles y soldados, Pyongyang tecnología y validación. La relación, que comenzó como un intercambio práctico, se ha institucionalizado con la firma de ese tratado de alianza que comentábamos. Desde entonces, Corea del Norte ha intensificado la construcción de nuevos destructores navales, ha reactivado su programa de submarinos nucleares y ha ampliado su industria de municiones, multiplicando por cuatro su producción de proyectiles de artillería.

Ambiciones navales. Y de todos, uno de los avances más inquietantes lo comentamos hace poco: la presentación del destructor Choe Hyon, el primero de su clase en décadas, armado con misiles de crucero de apariencia similar al ruso 3M22 Zircon, potencialmente nuclear. A esto se suma el proyecto de construcción de un submarino nuclear, cuya sola posibilidad supone un salto cualitativo en la capacidad ofensiva de Pyongyang.

Aunque muchos expertos dudan que Moscú se atreva a compartir tecnología nuclear naval (especialmente un reactor compacto para submarinos), el hecho de que Corea del Norte haya mostrado públicamente el inicio de su construcción sugiere un nivel de ambición sin precedentes. Su existencia, incluso incompleta, ya altera los cálculos estratégicos de Estados Unidos y Japón en el Pacífico.

Errores e improvisaciones. Qué duda cabe, este meteórico avance no está exento de errores: el reciente naufragio del segundo destructor, ocurrido poco después de su botadura, provocó la ira de Kim y la detención de varios oficiales. El incidente revela la presión que el líder norcoreano está ejerciendo sobre su aparato técnico y militar para acelerar los plazos de desarrollo.

Aun así, con el respaldo de Rusia, estos fallos no parecen frenar el ritmo general de modernización. Kim se ha propuesto cumplir el ambicioso programa armamentístico anunciado en 2021, y con los recursos y conocimientos adquiridos desde Moscú, está más cerca que nunca de lograrlo.

Reequilibrio de poder. Mientras, para Seúl, Tokio y Washington, la transformación militar norcoreana marca un punto de inflexión. Corea del Norte ya no solo es una amenaza nuclear latente: ahora exhibe una renovada capacidad convencional respaldada por experiencia de combate y por un socio estratégico con poder nuclear y asiento permanente en el Consejo de Seguridad.

La posibilidad de ejercicios navales conjuntos entre Rusia y Corea del Norte, como contrapeso a las maniobras de Corea del Sur y Estados Unidos, añade un nuevo frente de tensión en el Pacífico. En suma, el conflicto en Ucrania ha servido como catalizador para una reorganización geoestratégica de dimensiones globales, una en la que Kim Jong-un ha logrado lo impensable: transformar su régimen empobrecido en una potencia militar emergente.

Imagen | Office of the President of the Russian Federation, Korean Central News

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