Una palabra explica cómo Alemania solucionó la energía solar en los pisos. Se llama Balkonkraftwerk y la disfrutan millones
Publicado el 22/12/2024 por Diario Tecnología Artículo original
Alemania fue uno de los primeros países que lo vio claro apostando e invirtiendo en tecnología solar. Esto ha permitido a la nación convertirse en el mayor productor de electricidad a partir de energía solar en Europa. ¿El problema? El mismo que tenemos en España y otros tantos enclaves del continente: la gran mayoría de su población vive en pisos y bloques de viviendas, y la burocracia actual hace muy complicado instalar fotovoltaica “compartida”. Así, y al igual que fueron pioneros en el uso del sol, también le dieron una vuelta a la vida en edificios.
Balkonkraftwerk. Ese es el nombre por el que se ha popularizado el uso de energía solar en los balcones. Su significado vendría a ser algo parecido a, sí, “paneles solares en el balcón”, y de Alemania ha ido mutando a otros países como España (principalmente), junto a otros enclaves europeos.
El sistema, compuesto por paneles solares enchufables de fácil instalación, permite reducir hasta un 30% en las facturas de electricidad por un coste inicial de entre 400 y 800 euros de media, amortizable en aproximadamente seis años. Su accesibilidad y flexibilidad son clave: no requiere permisos complejos ni certificaciones costosas mientras la potencia no supere los 800 vatios, salvo en casos de restricciones locales específicas.
Ventajas en la urbe. Pensemos el caso de España. Aquí, donde la mayoría vivimos en pisos y los paneles en techos necesitan aprobación comunitaria, los paneles de balcón presentan una alternativa viable. Además, su posición vertical maximiza la captación del sol invernal. Un modelo que viene a complementar iniciativas como las llamadas comunidades energéticas, que permiten a los residentes beneficiarse de instalaciones solares en edificios públicos cercanos.
Qué duda cabe, estas estrategias son esenciales para avanzar hacia ciudades más autosuficientes, reduciendo la dependencia de redes centralizadas. Según Raquel Paule, directora de la Fundación Renovables, este modelo descentralizado fomenta la autosuficiencia en ciudades que dependen en un 97% de fuentes externas de electricidad. Paule destaca que la transición energética no solo requiere nuevas tecnologías, sino también un cambio hacia modelos más democráticos y participativos, algo que las grandes compañías eléctricas deberían facilitar en lugar de obstaculizar.
Cómo funcionan los balcones solares. La principal diferencia entre los balcones solares y los tejados solares es que los primeros son un sistema mucho más pequeño (que también produce menos). Básicamente, la tecnología consta de uno o dos paneles conectados a una toma de corriente y, muy importante, solo producen alrededor del 10% de la energía de los sistemas residenciales sobre tejados. A este respecto, Alemania tiene alrededor de 200 MW de energía solar para balcones instalada, en comparación con los 16 GW de capacidad del sector de tejados.
En cuanto a la instalación, los balcones son bastante sencillos. Se compra el kit (entre 300 y 800 euros) sin necesidad de un electricista para configurarlo. A diferencia de las instalaciones en tejados, donde se debe hacer con profesionales certificados para evitar riesgos de todo tipo, en los balcones los paneles se colocan sobre una estructura de montaje y se conectan mediante cables a un inversor que convierte la electricidad de CC a CA, y que llega a tu toma de corriente a través de un enchufe normal.
De Alemania al resto. Como decíamos, la nación ha sido pionera en el uso de esta tecnología. La cifra no deja lugar a dudas: se han instalado paneles solares en 1.5 millones de balcones alemanes. ¿La razón? El éxito se atribuye en gran parte al aumento de los costes de energía tras la invasión rusa a Ucrania, así como por regulaciones que protegen el derecho de los propietarios a instalar estos sistemas sin interferencias de vecinos.
No solo eso. Alemania ha fijado un ambicioso objetivo de obtener el 80% de su electricidad de fuentes renovables para 2030, liderando así la transición energética en Europa. Países como España, Italia, Polonia y Francia están adoptando esta tecnología, mientras Bélgica, que anteriormente prohibió estos dispositivos por preocupaciones sobre su conexión a la red, ha levantado dichas restricciones.
Modernización y desafíos. Aunque el Balkonkraftwerk es una solución accesible, tiene el mismo “pero” que su "hermano mayor", por supuesto: su efectividad depende de la luz diurna, y añadir sistemas de almacenamiento con baterías puede incrementar significativamente los costos iniciales, y hablamos de hasta 1.000 euros o más en muchos casos.
Según Santiago Vernetta, CEO de Tornasol Energy, el coste de instalación de los sistemas tradicionales a menudo supera el precio de los materiales, destacando la ventaja económica de los paneles enchufables. Además, los expertos coinciden en que el desarrollo de baterías más económicas y la integración con otras fuentes renovables, como la eólica, deberían ser esenciales para maximizar el impacto de estas tecnologías.
Un futuro energético más sostenible. Hay ejemplos que demuestran que la energía solar en balcones está transformando la forma en que los hogares generan y consumen energía, combinando simplicidad, ahorro y sostenibilidad. En ciudades como Helsinki ya se experimenta con edificios revestidos de paneles solares, demostrando el potencial de estas soluciones para maximizar el uso del entorno urbano (en otros casos, por el contrario, se pone en duda por cuestiones estéticas, caso de Ámsterdam).
A este respecto, Michael Schmela, director de inteligencia de mercado en SolarPower Europe, señala que el modelo en sí es solo una pieza más en el rompecabezas de la transición energética, pero una de las más versátiles y prometedoras en estos momentos.
Lo que parece claro es que el uso de los paneles solares para balcones ha llegado para quedarse. Aunque España ha sido más lenta en adoptar esta tecnología en comparación con Alemania, el entusiasmo está creciendo. Los expertos confían en que el éxito de estos sistemas se expandirá por Europa, empoderando a los consumidores y acelerando la transición hacia un modelo energético descentralizado. Como contaba Vernetta al Guardian, "si 1.5 millones de alemanes los tienen, debe haber algo en ello”.
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