Un Lamborghini descuartizado y una cafetera fileteada con un sólo objetivo: convertirlos en arte
Publicado el 01/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
El arte es subjetivo. Hay quien piensa que todo puede ser arte desde el prisma adecuado. Y esa subjetividad es lo que hace que nos alucine o rechine a partes iguales el arte conceptual. O que un plátano pegado a un lienzo con cinta aislante sea arte (de 6,2 millones de dólares, sí). También puede ser eterno, y esa es una cualidad que, por desgracia, no tienen los objetos que usamos a diario.
Pero… ¿y si pudiésemos preservar algo en su estado actual para siempre y, a la vez, conocer al milímetro cómo es su interior? Esa es la pregunta que rondó en algún momento la cabeza del artista suizo Fabian Oefner, quien ha perfeccionado un proceso artístico que analiza al milímetro los objetos con los que trabaja, hasta el punto de mezclar elementos táctiles, estéticos y conceptuales en su obra.
¿Y qué le gusta? Destrozar cosas. Pero aunque eso parezca estar reñido con la preservación eterna del objeto, en el caso de la obra de Oefner tiene todo el sentido del mundo.
El arte de despedazar una Nikon, una Bialetti o un Lamborghini
Oefner tiene tres armas: su cámara, un montón de resina y… toneladas de paciencia. Tiene varios proyectos, como en el que, junto a Google Arts & Culture, fusionó la ciencia ambiental y el arte visual para representar el retroceso de los glaciares alpinos. Entre otras cosas.
Su obra más visual es 'CutUp' y 'Desintegrating'. Las dos son impresionantes, pero empecemos por esta última. Como su nombre indica, en ella Oefner desintegra los objetos que fotografía. Una imagen capta un instante, pero en 'Desintegrating', Oefner quiere que imaginemos un vehículo despedazándose a toda velocidad, con cada pieza quedando atrás en pleno movimiento
Es lo que ha hecho con coches de Lamborghini, Jaguar o Mercedes, pero también con el Riva Aquarama, un barco que muestra hasta qué punto el proceso de realizar esta fotografía es artesanal. Para lograrla, Oefner fotografió a vista de pájaro el barco, pero posteriormente en el estudio, realizó otros cientos de fotografías de componentes de los motores V8, elementos de la cabina, de los asientos o hasta astillas del casco para, una vez con más de 1.800 instantáneas en su haber, componer la imagen.
Por otro lado, tenemos 'CutUp'. Como reza la descripción, comprende una serie de “objetos técnicos que se cortan, reordenan y distorsionan en una nueva forma. Los objetos se encapsulan en resina para capturarlos en su estado actual para siempre”. Y se trata de la evolución de 'Desintegrating', ya que esa visión 2D pasa a un plano tridimensional.
Para ello, Oefner encapsula un objeto en resina. Lo hace mediante cámaras de vacío y presión para que no queden burbujas de aire ni elementos extraños que puedan afectar al resultado, y todo ello en un ambiente de presión atmosférica y temperatura controlado al milímetro.

Una vez la resina se estabiliza, la aprieta utilizando potentes prensas y, gracias a una sierra, va realizando cortes transversales. Es como ‘filetear’ el objeto. El resultado es que, por ejemplo, obtiene varias ‘lonchas’ de una cámara fotográfica que pule a mano con esmero.

Tras este proceso, que puedes ver en este vídeo, y cuando esos filetes son lo suficientemente transparentes como para dejar ver el objeto sin dificultad, coloca las piezas en la forma que quiere y vuelve a incrustarlas en resina para obtener la forma final. De este modo, tenemos una “escultura” de la cámara de fotos, pero pudiendo ver su interior.

Pero 'CutUp' tiene una vuelta de tuerca: en lugar de ensamblar de nuevo el objeto en un nuevo armazón de resina, Oefner tuvo una idea: convertir cada loncha en la página de un libro. Es algo que ha realizado con algunos objetos a escala, como maquetas de coches, pero quizá su obra más famosa en este plano es el libro de la Bialetti.
En él, podemos ver diferentes cortes transversales de una cafetera Bialetti que muestra no sólo la máquina, sino agua en la base, café en estado de extracción en el cacito y el café líquido en la cámara superior. Son láminas muy delgadas que nos hacen apreciar el objeto por dentro, pero si ponemos el libro en vertical y lo miramos de frente, es como ver la cafetera completa desde ese ángulo.
Oefter afirma que no ve la destrucción como algo negativo y que utiliza ese proceso de “romper” los objetos y reensamblarlos como una forma de realzar todas las piezas y componentes del objeto original, inmortalizando ese protagonista en su estado actual.
Esa cafetera cortada en cachitos está condenada a preparar café por toda la eternidad. Sin embargo, el arte también es efímero, como el plátano de seis millones del que hablamos hace unos párrafos… que acabó en el estómago de su comprador.
Imágenes | Lamborghini, Studio Oefner
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