Ucrania ha abierto el último dron de Rusia y no sale de su asombro: es la primera vez que China hace algo así

Publicado el 23/07/2025 por Diario Tecnología
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Ucrania ha abierto el último dron de Rusia y no sale de su asombro: es la primera vez que China hace algo así

A comienzos del mes de julio Bloomberg se hizo con unos documentos que mostraban cómo una firma poco conocida con sede en Khabarovsk, en el extremo oriental de Rusia, había emergido como uno de los principales fabricantes de drones del país. Lo hacía gracias a una densa red de cooperación encubierta con empresas chinas. Ahora, la inteligencia de Ucrania ha mostrado algo mucho más grande: Pekín está dando a Moscú un ejército completo 100% made in China.

Una nueva generación. La Dirección de Inteligencia de la Defensa de Ucrania (GUR) ha revelado la existencia de un nuevo tipo de dron señuelo ruso fabricado íntegramente con componentes chinos, un hito inquietante que pone de manifiesto la creciente implicación de Pekín en la maquinaria de guerra del Kremlin.

Aunque durante años se ha documentado el uso de piezas extranjeras (incluidas chinas) en el arsenal ruso, esta sería la primera vez que un sistema aéreo no tripulado empleado en el frente ucraniano se construye completamente con tecnología procedente de un solo país: China.

Shahed chino. El dron, de ala delta y tamaño reducido, recuerda superficialmente al Shahed-136 iraní, pero funciona principalmente como señuelo para saturar las defensas aéreas ucranianas, aunque puede incorporar también una carga explosiva de hasta 15 kilos.

La existencia de esta plataforma confirma que Rusia no solo ha perfeccionado sus tácticas de saturación con drones, sino que además ha consolidado nuevas cadenas de suministro tecnológico que eluden las sanciones internacionales.

Russian Drone With Chinese Parts 2 Todos los componentes y bloques del dron son de origen chino

Componentes comerciales. De los dos drones recuperados por el GUR, uno de ellos contenía piezas exclusivamente chinas, mientras que el otro incluía dos componentes aún sin identificar. Según la investigación, casi la mitad de las piezas del primero provenían de una sola empresa: CUAV Technology Co., una firma china con sede en Guangdong que se especializa en sistemas no tripulados de código abierto.

Entre los componentes figuraban controladores de vuelo con funciones de piloto automático, módulos de navegación, antenas y sensores de velocidad aérea. Lo más notable es que esta empresa, que en 2022 había anunciado públicamente restricciones a la venta de productos tanto a Rusia como a Ucrania para evitar su uso militar, ha terminado protagonizando el núcleo técnico de una nueva arma rusa.

La paradoja. La contradicción es aún más llamativa al conocerse que Rusia ya había presentado anteriormente un dron de despegue vertical supuestamente autóctono que resultó ser una adaptación directa de un producto de CUAV adquirido a través de AliExpress.

La diferencia fundamental con el nuevo señuelo no radica en la procedencia de sus partes, sino en que ahora se trata de una producción endógena rusa basada completamente en tecnología china, no de una simple compra directa.

Russian Drone Chinese Parts1 Algunos de los componentes chinos encontrados en un nuevo dron señuelo ruso

IA y expansión táctica. La implicación china no se limita a la electrónica pasiva. Ucrania ha documentado el uso de inteligencia artificial en drones rusos como el V2U, que emplea algoritmos para identificar y seleccionar objetivos de forma autónoma. Este dron utilizaba un minicomputador Leetop A203 de fabricación china y un procesador central con módulo Jetson Orin de NVIDIA, lo que revela una combinación de hardware occidental y chino, aprovechada por Rusia para incorporar capacidades de IA en sus operaciones.

Además, Pekín ha contribuido al desarrollo de drones de fibra óptica de largo recorrido, permitiendo a Rusia extender el alcance de estas plataformas hasta 50 kilómetros. Esta tecnología ofrece inmunidad frente a interferencias electrónicas y bloqueos de señal, además de superar obstáculos geográficos que limitan el control vía radiofrecuencia. Así, Pekín ha dotado al Kremlin de herramientas clave para mantener su ventaja táctica, especialmente en un conflicto cada vez más condicionado por la guerra electrónica y la saturación de sensores enemigos.

Guerra de piezas extranjeras. Lo habíamos ido contando en los meses anteriores. En realidad, el dron señuelo fabricado en China es solo una pieza más dentro del vasto engranaje bélico ruso ensamblado con componentes foráneos. El GUR ha recuperado múltiples sistemas armamentísticos rusos (como drones Shahed-136, misiles de crucero Banderol S-8000, vehículos de mando con radar 9S932-1, helicópteros de ataque Ka-52 y misiles Kh-101) que contenían piezas originarias de Estados Unidos, Irán, Taiwán, Suiza, Japón o Corea del Sur.

En todos los casos, las partes escaparon a los controles de exportación y terminaron integradas en armamento desplegado sobre Ucrania. Incluso se han detectado sistemas completos, como un láser de origen chino diseñado para derribar drones ucranianos, cuya presencia en Rusia fue confirmada tras circular vídeos en redes sociales. Esta transferencia, idéntica a sistemas ya proporcionados por China a Irán, refuerza la hipótesis de una colaboración activa y sostenida entre ambos regímenes autoritarios en el desarrollo de armamento sofisticado.

China e implicaciones. Aunque Pekín afirma mantener una postura neutral ante la guerra en Ucrania, su conducta parece la contraria. Declaraciones filtradas este mes en CNN revelaron que el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, confesó en una reunión con la jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, que Pekín “no puede aceptar una derrota rusa” porque ello permitiría a Estados Unidos centrar su atención en contener a China.

En privado, admitió que una guerra prolongada podría beneficiar a Pekín al distraer a Washington de sus intereses estratégicos en Asia. Dicho cálculo geopolítico no parece trivial: refleja que para China, Ucrania no es un asunto secundario, sino una pieza clave en el tablero de poder global. Su estrategia parece centrarse en mantener a Rusia suficientemente fuerte para erosionar la influencia occidental, sin comprometerse lo suficiente como para convertirse en blanco de sanciones directas.

El eje y la transformación del conflicto. Plus: a diferencia del apoyo de Corea del Norte (centrado en artillería, misiles y tropas), la contribución china apunta a moldear silenciosamente la arquitectura tecnológica del conflicto. El suministro de microelectrónica, plataformas completas, herramientas de IA y componentes críticos ha permitido a Rusia reconfigurar su economía en clave bélica y adaptar su industria militar para resistir a largo plazo.

Un patrón que sugiere que el flujo de tecnología china no solo continuará, sino que probablemente se intensificará, extendiéndose, quizá, por todo el arsenal ruso. Con Moscú aislado diplomáticamente y presionado económicamente, la alianza de conveniencia con Pekín se perfila como una de las variables más determinantes en el futuro de la guerra.

Imagen | GUR

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