Tenemos un problema con el plástico. Así que unos científicos japoneses han creado uno que se autodestruye en el mar

Publicado el 09/06/2025 por Diario Tecnología
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Tenemos un problema con el plástico. Así que unos científicos japoneses han creado uno que se autodestruye en el mar

En verano, más de una vez nos hemos asustado pensando que un plástico era, en realidad, una medusa. Lejos de esa trivialidad se esconde un problema mayor. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), más de once millones de toneladas métricas de plásticos acaban en los océanos cada año. Aunque una nueva ola de cambio se está gestando en Japón con plásticos que se deshacen.

En corto. Un grupo de investigadores del Centro Riken para la Ciencia de la Materia Emergente y de la Universidad de Tokio ha desarrollado un plástico capaz de degradarse por completo en agua salada en cuestión de horas, según han explicado en nota de prensa.

La demostración. El equipo ha demostrado cómo un pequeño trozo del nuevo material desaparecía en un recipiente con agua marina tras ser agitado durante aproximadamente una hora. Aunque todavía no se ha detallado ningún plan de comercialización, el líder del proyecto, Takuzo Aida, ha afirmado a Reuters que la investigación ha despertado un gran interés, incluso desde el sector del embalaje.

Un problema profundo. La urgencia de este avance se enmarca en una crisis ambiental cada vez más grave. Según la UNEP, la contaminación por plásticos podría triplicarse para 2040, alcanzando hasta 37 millones de toneladas métricas anuales vertidas en los océanos. Por ello, la investigación no ha querido limitarse en lo visible, sino también en los microplásticos que se infiltran en todos los ecosistemas del planeta.

Largo recorrido. Según han explicado los científicos, este nuevo material es el resultado de más de treinta años de investigación en polímeros supramoleculares. A diferencia de los plásticos tradicionales, que se mantienen unidos por enlaces covalentes muy resistentes, estos utilizan enlaces más débiles y reversibles. Esto permite que el material mantenga su resistencia, pero se descomponga rápidamente en las condiciones adecuadas.

El punto. Para lograrlo, necesitaban una "llave de paso" que estaba en la sal. De forma técnica, han detallado a Reuters que la combinación de hexametafostato de sodio (un aditivo alimentario) e iones de guanidinio (empleados en fertilizantes) formaban puentes salinos que proporcionaban estabilidad al material. Sin embargo, al sumergirse en agua salada, estos puentes se rompen y, a las pocas horas, no queda rastro del plástico.

El material resultante es resistente, incoloro, ignífugo y no es tóxico. Incluso puede impermeabilizarse con un revestimiento hidrófobo, sin perder su capacidad de descomponerse si se raya o perfora su superficie.

Aunque tiene sus limitaciones. Como ha indicado el jefe de proyecto a Reuters, al descomponerse, el plástico libera nitrógeno y fósforo, elementos que pueden ser reutilizados por microorganismos o plantas. No obstante, si estos se acumulan de forma descontrolada, podrían alterar los ecosistemas costeros, favoreciendo fenómenos como las floraciones de algas.

Para evitarlo, los investigadores proponen un sistema de reciclaje controlado en plantas de tratamiento con agua de mar, lo que permitiría recuperar los materiales y reutilizarlos en nuevos plásticos supramoleculares.

Biodegradable, ¿pero suficiente? La novedad del plástico japonés contrasta con las limitaciones de otros llamados plásticos biodegradables. Según los investigadores, materiales como el ácido poliláctico (PLA), aunque se degradan en tierra bajo condiciones industriales, persisten en el océano, donde no logran descomponerse y terminan formando microplásticos.

Otras alternativas más recientes, como ciertos plásticos reciclables desarrollados en Europa, ofrecen mayor durabilidad y reciclabilidad, pero aún enfrentan retos similares: degradación lenta en el entorno marino y dependencia de sistemas de gestión específicos.

Un paso más allá. Ese momento podría estar más cerca de lo que parece. Mientras tanto, las medusas seguirán siendo medusas. Pero al menos, el plástico que las imita podría comenzar a desaparecer.

Imagen | Unsplash

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