Taiwán acaba de hacer algo inédito ante la llegada de un ejército de China frente a sus costas: desplegar el suyo

Publicado el 19/03/2025 por Diario Tecnología
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Taiwán acaba de hacer algo inédito ante la llegada de un ejército de China frente a sus costas: desplegar el suyo

Hace pocos días la noticia en Taiwán no estaba en los alrededores de la isla, estaba algo más lejos. Una serie de imágenes junto a un vídeo mostraban que, en una costa sin identificar, China había desplegado unas plataformas artificiales que recordaban demasiado a los puertos Mulberry con los que los aliados invadieron Normandía. La isla se ha encontrado en las últimas 24 horas con un ejército militar chino en los alrededores, y esta vez han decidido replicar.

Una frase como desencadenante. China llevó a cabo el lunes el mayor ejercicio militar a gran escala en lo que va de año, y lo hizo frente a Taiwán movilizando 59 aeronaves y drones, junto con nueve embarcaciones, en una clara muestra de fuerza en respuesta a los recientes comentarios del presidente taiwanés, Lai Ching-te, quien calificó a Pekín como una "fuerza hostil extranjera" y prometió reforzar la seguridad nacional frente a sus intentos de infiltración.

Lo inusual en este caso es que Taiwán ha respondido a la exhibición desplegando patrullas aéreas y marítimas, además de sistemas de misiles defensivos, mientras su ministro de Defensa, Wellington Koo, acusaba a China de ser el "perturbador de la paz y estabilidad" en la región.

Aumenta la tensión. El jueves pasado, Lai endureció su discurso tras un encuentro de seguridad nacional, acusando a China de buscar la anexión de Taiwán mediante tácticas de influencia. En respuesta a ello, anunció medidas más estrictas para regular el comercio, los viajes y la residencia de ciudadanos chinos en la isla. Pekín, que considera a Lai y a su partido, el DPP, como separatistas, reaccionó con virulencia: el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán de China, Chen Binhua, lo calificó de "destructor de la paz en el estrecho" y lo acusó de empujar a la isla "hacia un escenario de guerra y conflicto”.

Desde la toma de posesión de Lai en mayo pasado, China ha intensificado su presión militar. Lo hemos ido contando: en diciembre, desplegó más de 90 barcos de la marina y la guardia costera en una operación que Taiwán describió como su mayor movilización marítima en la historia reciente. La creciente actividad militar china refuerza ese temor de que Pekín esté preparando un escenario de confrontación directa. Los puentes descritos hace pocos días es una “pica” más a la tensión.

La “zona gris”. Lo cierto es que todas estas actividades militares del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China alrededor de Taiwán es lo que los expertos describen como una estrategia de "zona gris", es decir, tácticas de coerción que no llegan al conflicto armado directo pero que desgastan la capacidad defensiva del adversario.

¿Para qué? Esta campaña buscaría aumentar la presión psicológica sobre Taiwán, forzar a sus fuerzas armadas a operar en estado de alerta constante y debilitar la percepción de seguridad en la isla.

La postura de Estados Unidos. Irremediablemente, la situación lleva hasta Washington. El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha añadido una capa de incertidumbre a la ecuación. En plena guerra comercial con China, Trump busca contener la influencia global de Pekín, pero ha insistido en que Taiwán debe aumentar su inversión en defensa. Además, su administración ha manifestado malestar por el impacto de la isla en la industria estadounidense de semiconductores, amenazando con nuevos aranceles para fortalecer la producción local.

Qué duda cabe, las señales contradictorias desde Washington han generado inquietud en Taiwán. Mientras que el gobierno de la isla ha expresado su disposición a colaborar con Trump en la construcción de una "cadena de suministro democrática", empresas clave como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) han prometido inversiones de hasta 100.000 millones de dólares en Estados Unidos para aliviar las tensiones.

Intentos de calma (y compromiso). En medio de toda esta incertidumbre, el director del Instituto Americano en Taiwán (AIT), Raymond Greene, trató de tranquilizar a Taipei. En un comunicado publicado en Facebook, afirmó que el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha reiterado su compromiso con Taiwán, asegurando que Trump busca la paz mundial y fortalecer la disuasión en el Indo-Pacífico para evitar conflictos.

Greene enfatizó que Washington no puede garantizar la seguridad de la región en solitario y necesita aliados como Taiwán para reforzar su capacidad defensiva. También subrayó que un conflicto en el estrecho de Taiwán tendría consecuencias económicas devastadoras, con un impacto superior al 10% del PIB global, "más grave que la Segunda Guerra Mundial", llegó a decir.

Sea como fuere, el actual incremento de la actividad militar china y la sorpresiva respuesta taiwanesa marcan un nuevo punto crítico en la ya de por sí tensa relación entre ambas partes. Con un Trump de lo más impredecible, el futuro del apoyo estadounidense a la isla sigue siendo incierto. Mientras, Pekín continúa presionando con demostraciones de fuerza y amenazas retóricas, en un contexto donde cualquier error de cálculo podría servir de mecha para desencadenar un conflicto de proporciones impredecibles.

Imagen | 總統府

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