Si debes dinero, te quedas sin tren rápido o sin hotel de lujo: el castigo de China a los morosos

Publicado el 27/07/2024 por Diario Tecnología
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Si debes dinero, te quedas sin tren rápido o sin hotel de lujo: el castigo de China a los morosos

China tiene cada vez más personas que están destinando sus ingresos a pagar deudas. Eso es un problema debido a que, cada yuan que se gasta saldar una deuda, no se invierte en ropa, dispositivos, bienes en general u ocio. Y, si no se destina a eso, el dinero no circula y afecta tanto a los comercios como a la economía general. De hecho, es uno de los factores que pueden desencadenar una fractura financiera en el gigante asiático.

Y una de las maneras de persuadir a los morosos es mediante la detención en casos extremos o, directamente, castigos.

Economía en horas bajas. China comenzó 2024 con tres grandes desafíos económicos. Están experimentando un hundimiento demográfico sin precedentes. Sigue siendo el segundo país más poblado del mundo, pero las estimaciones demográficas no son alentadoras y están experimentando un decrecimiento. Por otro lado, hay una crisis inmobiliaria tremenda. El Gobierno no está por la labor de rescatar a las empresas y las viviendas de los ciudadanos han perdido gran parte de su valor.

Los chinos están comprando casas, pero para disgusto de Pekín, lo están haciendo en otros países. Y, además, la crisis económica está menguando la cantidad de milmillonarios. Por último, está la creciente deuda de cada vez más población.

Endeudamiento. Hace unos meses, The Wall Street Journal publicó un reportaje sobre un caso concreto: el de Qin Huangsheng, una joven que a los 16 años abandonó su pueblo natal para trabajar en una fábrica. Hoy es una situación que muchos jóvenes están rechazando, pero esta historia nos permite ver el problema de muchos hogares chinos en la actualidad. Se estima que la lista negra de morosos que maneja el gobierno (y que está disponible públicamente) ha aumentado en un 50% desde finales de 2019 hasta alcanzar un total de 8,3 millones de personas.

No parece mucho teniendo en cuenta que se trata de un país con 1.400 millones de habitantes, pero la deuda de los hogares es un 50% mayor que hace cinco años y, si tenemos en cuenta los últimos 14 años, vemos que la deuda ha pasado de los 2.000 millones de dólares en 2010 hasta los más de 11.000 millones en la actualidad. Está lejos de los 17.500 millones de deuda estadounidense (con una deuda estudiantil que supera el PIB de algunos países), pero hay que tener en cuenta que la renta de cada hogar chino es muy inferior.

La vivienda. En China, el Gobierno no permite que nadie se declare en quiebra para cancelar las deudas y seguir adelante con sus vidas, por lo que da igual si se ha endeudado por vivir por encima de tus posibilidades, por impago de tarjetas de crédito, por no poder pagar un préstamo o hipoteca o, simplemente, por una mala racha: el castigo es el mismo para todos.

Hablando de hipotecas, con el auge inmobiliario de China, algunos compradores se lanzaron a comprar viendo las casas como una inversión. Sin embargo, cuando la burbuja explotó, los precios están cayendo y esos inversores están viendo que tienen deudas que no pueden afrontar. De hecho, el número de viviendas embargadas aumentó un 43% en 2023, alcanzando las 400.000 propiedades.

Y castigos. El país tiene tres maneras de afrontar a los morosos. Una es mediante el acoso de empresas que se dedican a conseguir esos pagos. Otra es mediante castigos directos a los ciudadanos. Es el caso de Qin, que a sus 40 años mantiene una deuda de 40.000 dólares con un salario de 400 dólares al mes y que no puede permitirse ciertas cosas debido a que China bloquea operaciones si tienes deudas.

Por ejemplo, en el artículo de TWSJ comenta que no puede irse de vacaciones ni alojarse en ciertos hoteles. Tampoco pueden contratar pólizas de seguro caras, no pueden acceder a empleos públicos, se embarga el salario y hasta se impide el transporte en trenes de alta velocidad. Qin comenta que, cuando viaja en uno de esos trenes lentos se pregunta si el resto de pasajeros también son deudores. Por último, el Gobierno persigue más duramente (llegando a detener) a quienes pueden pagar las deudas, pero se niegan a hacerlo.

No protestes. Muchas personas se han endeudado por la petición de créditos, algo sencillo estos últimos años debido tanto a que los bancos emitieron decenas de millones de tarjetas de crédito cada año y porque aplicaciones como Alipay y WeChat (privadas) también permitían contraer un préstamo. Cuando la deuda no se paga, el Gobierno toma de medidas, dejando a los deudores una pequeña asignación para sobrevivir. El problema es que, a veces, no es suficiente.

Un caso es el de un hombre de 38 años que tenía una asignación de unos 9.500 yuanes (unos 1.200 euros) y tuvo un hijo. Pidió que aumentaran la asignación a 12.500 yuanes (unos 1.580 dólares) para poder pagar los gastos, pero los jueces no sólo rechazaron la solicitud, sino que redujeron en un 40% la ya establecida porque consideraron que estaba debiendo mucho dinero.

Black Mirror. Eso está favoreciendo la aparición del mercado negro de prestamistas, con un caso muy curioso: el de los revendedores de billetes de tren de alta velocidad. Para poder comprar un billete en uno de estos trenes, debes presentar un documento oficial y, si no lo tienes, te ves obligado a viajar más lento. Esto puede provocar la pérdida de trabajos y oportunidades y las autoridades han descubierto una red de revendedores que reservaban billetes de alta velocidad en su nombre para vendérselos a deudores.

Hay analistas que estiman que China necesita un sistema de quiebras personales para que acreedores y deudores compartan los costos de lo adeudado. Eso ayudaría a alcanzar el objetivo de Xi Jinping de un país más equitativo, pero hay quien se opone a esta medida porque lo ven como una forma de alentar a más personas a eludir sus deudas.

Lo que está claro es que la situación económica china no es algo que vaya a ayudar a que las personas que actualmente tienen una deuda puedan saldarla debido a ese hundimiento de la vivienda y a las crisis laborales que está enfrentando el país.

Imagen | Nuno Alberto

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