La OCU denuncia ante Consumo a plataformas online como El Corte Inglés, Carrefour o Fnac por falsas rebajas

En la era digital, donde el comercio electrónico se ha consolidado como la columna vertebral de nuestras compras, la confianza del consumidor es un activo invaluable. Sin embargo, esta confianza se ve continuamente puesta a prueba por prácticas comerciales que, lejos de transparentes, resultan engañosas. En este escenario, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha vuelto a alzar la voz, presentando una denuncia formal ante el Ministerio de Consumo y las autoridades autonómicas competentes contra gigantes del comercio online como El Corte Inglés, Carrefour o Fnac, entre otros, por lo que describe como "falsas rebajas". Este acto no es solo una acción legal, sino un recordatorio contundente de la necesidad imperante de proteger los derechos de los consumidores en un mercado cada vez más complejo y saturado de ofertas. La sensación de estar ante una ganga es un potente motor de compra, pero ¿qué sucede cuando esa ganga es, en realidad, un espejismo creado por algoritmos y estrategias de precios cuestionables? La denuncia de la OCU saca a la luz una realidad que muchos sospechaban y que ahora se substancia en pruebas concretas, obligándonos a reflexionar sobre la ética de las grandes corporaciones y la diligencia debida de las autoridades.

El contexto de la denuncia: Prácticas desleales en el comercio electrónico

a black computer mouse

El comercio electrónico ha transformado radicalmente nuestros hábitos de consumo, ofreciéndonos comodidad, variedad y la promesa de los mejores precios con tan solo un clic. No obstante, esta comodidad viene a menudo acompañada de una menor capacidad de escrutinio por parte del consumidor, quien confía en que las ofertas anunciadas son veraces. Las "falsas rebajas" son un fenómeno que, lamentablemente, no es nuevo, pero que se ha sofisticado con la digitalización. Básicamente, consisten en manipular el precio de referencia de un producto para que un descuento anunciado parezca mucho mayor de lo que realmente es. Esto puede lograrse de varias maneras: subiendo el precio original justo antes de una campaña de rebajas para luego bajarlo y presentarlo como una oferta significativa, o bien, mostrando un precio "antes" que nunca fue el precio real o el más habitual del producto.

La OCU lleva tiempo monitorizando estas prácticas. Su metodología se centra en el seguimiento constante de precios de una amplia gama de productos en diferentes plataformas. Este minucioso trabajo permite detectar patrones y evidenciar cuándo un "descuento" es meramente cosmético o directamente engañoso. La denuncia actual no es un evento aislado, sino la culminación de un esfuerzo continuo por asegurar que las reglas del juego sean justas para todos. La complejidad de rastrear miles de productos a lo largo del tiempo es considerable, lo que subraya el valor del trabajo de la OCU y otras organizaciones similares en la defensa del consumidor. En mi opinión, este tipo de vigilancia es absolutamente esencial; sin ella, el consumidor se encontraría completamente a merced de las estrategias de marketing, por muy opacas que estas fueran.

Detalles de la investigación de la OCU y la normativa aplicable

La reciente investigación de la OCU, que ha derivado en esta denuncia formal, se ha centrado en analizar miles de productos en un periodo previo a las campañas de rebajas o grandes eventos comerciales. La clave de su metodología radica en el historial de precios. Al registrar el precio de un artículo durante semanas o meses antes de una oferta, la OCU puede determinar si el precio "original" o "tachado" que se muestra durante la promoción es realmente el precio al que el producto se vendía habitualmente o si ha sido inflado artificialmente para magnificar el descuento.

Las plataformas señaladas en esta ocasión son nombres de gran calado en el mercado español: El Corte Inglés, Carrefour, Fnac, y otras que, aunque no se mencionan explícitamente en el titular, suelen aparecer en investigaciones de este tipo, como MediaMarkt o incluso Amazon. La denuncia apunta a que en un número significativo de casos, el precio que se presentaba como "anterior" a la rebaja no era el más bajo al que se había vendido el producto en los 30 días previos, contraviniendo así la normativa vigente.

La relevancia de esta denuncia se amplifica por la existencia de un marco legal específico. La transposición de la Directiva Ómnibus (UE 2019/2161) al ordenamiento jurídico español, concretada en el Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre, modificó la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Una de las novedades más importantes de esta legislación es la obligación de los comerciantes de indicar el precio más bajo al que el producto se haya vendido en los 30 días anteriores a la aplicación de la reducción de precio. Esta norma busca precisamente evitar las "falsas rebajas" y asegurar que los descuentos anunciados sean genuinos y transparentes. La OCU, al presentar esta denuncia, actúa como garante de la aplicación de esta ley, poniendo de manifiesto que su incumplimiento no es una cuestión menor, sino una infracción que afecta directamente a la capacidad del consumidor de tomar decisiones informadas y justas. Si bien la ley existe, su efectividad depende en gran medida de su cumplimiento y de la vigilancia de organismos como la OCU.

Implicaciones para el consumidor: El impacto de las ofertas engañosas

Las "falsas rebajas" tienen un impacto directo y perjudicial en el consumidor. En primer lugar, minan la confianza. Si un consumidor percibe que las ofertas son engañosas, desarrollará una desconfianza generalizada hacia el comercio online y, por extensión, hacia las marcas involucradas. Esta pérdida de confianza es difícil de recuperar y puede llevar a los usuarios a buscar alternativas o a abstenerse de realizar compras impulsivas motivadas por supuestas gangas.

En segundo lugar, complican enormemente la toma de decisiones. Cuando los precios de referencia son manipulados, el consumidor pierde la capacidad de comparar ofertas de manera efectiva. ¿Cómo saber si un descuento del 30% es realmente bueno si el precio original era artificialmente alto? Esto genera frustración y la sensación de que, a pesar de la aparente transparencia de internet, estamos siendo manipulados. Recuerdo haber sentido esa punzada de decepción al descubrir que un producto que creía haber comprado a un precio excepcional, en realidad, había estado más barato semanas antes. Es una sensación de engaño que repercute negativamente en la experiencia de compra.

Además, estas prácticas pueden llevar al consumidor a gastar más de lo que tenía previsto, o a adquirir productos que, de haber conocido el precio real, no habría comprado. La psicología de las rebajas es poderosa; nos incita a creer que estamos aprovechando una oportunidad única, lo que puede nublar nuestro juicio racional.

Frente a estas situaciones, el consumidor tiene derechos. La Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios ampara al comprador frente a la publicidad engañosa y las prácticas comerciales desleales. Si un consumidor se siente engañado por una falsa rebaja, tiene derecho a reclamar. Esto incluye la posibilidad de solicitar la devolución de la diferencia de precio, la anulación de la compra o incluso una compensación, dependiendo de la gravedad del engaño y de cómo se demuestre. Sin embargo, el proceso de reclamación puede ser tedioso y muchos consumidores no disponen del tiempo o los recursos para llevarlo a cabo, lo que refuerza la importancia de las acciones colectivas y las denuncias de organizaciones como la OCU.

El marco legal y la respuesta de las autoridades

Como se ha mencionado, la transposición de la Directiva Ómnibus es un hito importante en la lucha contra las prácticas comerciales desleales. Esta normativa europea establece reglas claras sobre la transparencia de los precios y la comunicación de ofertas. En España, la aplicación de esta ley otorga a las autoridades de consumo (tanto el Ministerio de Consumo a nivel nacional como las direcciones generales de consumo de las Comunidades Autónomas) las herramientas para investigar y sancionar a las empresas que incumplan estas obligaciones.

Una vez presentada la denuncia de la OCU, las autoridades de consumo tienen la responsabilidad de abrir expedientes de investigación. Estas investigaciones pueden incluir la solicitud de información a las empresas denunciadas, el análisis de sus bases de datos de precios y, en caso de confirmar las irregularidades, la imposición de sanciones. Las sanciones pueden variar desde multas económicas significativas, que pueden ascender a varios millones de euros en casos graves y recurrentes, hasta la obligación de cesar en la práctica engañosa y rectificar la publicidad.

El papel de organizaciones como la OCU es fundamental en este proceso. Actúan como "perros guardianes" del mercado, detectando irregularidades que, de otro modo, pasarían desapercibidas para el consumidor individual o para las propias autoridades, dadas la inmensidad del comercio electrónico. Su acción no solo busca la sanción de las prácticas irregulares, sino también un efecto disuasorio, animando a las empresas a operar con mayor transparencia y ética. Es un recordatorio de que la autorregulación, por sí sola, rara vez es suficiente en un entorno tan competitivo. La presión de la sociedad civil organizada es, a menudo, el motor del cambio.

Recomendaciones para un consumo informado y responsable

Ante la persistencia de las "falsas rebajas" y la complejidad del comercio online, el consumidor debe adoptar una postura proactiva y crítica. Aquí algunas recomendaciones clave:

  1. Verificar el historial de precios: Antes de lanzarse a comprar una "ganga", intente verificar el historial de precios del producto. Existen extensiones de navegador y páginas web (como algunos comparadores de precios) que ofrecen gráficos con la evolución del precio de un artículo a lo largo del tiempo. Esto le permitirá saber si el descuento es real o si el precio ha sido inflado previamente.
  2. Comparar en diferentes plataformas: No se quede con la primera oferta que vea. Compare el precio del mismo producto en varias tiendas online y físicas. Esto le dará una perspectiva más realista de su valor de mercado.
  3. Desconfiar de descuentos excesivos: Si un descuento parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Sea escéptico con las ofertas que superan ampliamente los porcentajes habituales en el sector.
  4. Guardar pruebas de la oferta: Si decide comprar un producto en oferta, realice capturas de pantalla de la página web donde se anuncia el descuento, incluyendo el precio original, el precio rebajado y las condiciones. Esto será crucial si necesita presentar una reclamación más adelante.
  5. Reclamar si se siente engañado: No se quede de brazos cruzados. Si tiene pruebas de haber sido víctima de una falsa rebaja, presente una reclamación. Puede hacerlo directamente ante la empresa, ante la OMIC (Oficina Municipal de Información al Consumidor) de su localidad, ante la dirección general de Consumo de su comunidad autónoma, o a través de organizaciones de consumidores como la OCU. Su reclamación no solo puede ayudarle a usted, sino que contribuye a que se apliquen las leyes y se sancionen las malas prácticas.
  6. Leer las condiciones de la oferta: Asegúrese de entender las condiciones de la rebaja, como la duración, los productos incluidos o las posibles limitaciones.

Adoptar estos hábitos de consumo no solo nos protege individualmente, sino que colectivamente, presiona a las empresas para que sean más transparentes y éticas en sus prácticas comerciales. El poder del consumidor es real, pero solo se materializa a través de la acción informada y la unidad.

Reflexión final: Hacia un comercio digital más transparente

La denuncia de la OCU a El Corte Inglés, Carrefour, Fnac y otras plataformas por falsas rebajas es un recordatorio claro de que, a pesar de los avances legislativos, el camino hacia un comercio digital plenamente transparente y justo aún es largo. La responsabilidad no recae únicamente en las autoridades o en las organizaciones de consumidores; las propias empresas tienen un papel fundamental. Adoptar un compromiso ético con el consumidor no solo es lo correcto, sino que a largo plazo, fortalece su reputación y la lealtad de sus clientes. Las prácticas engañosas pueden generar ventas a corto plazo, pero erosionan la confianza, el activo más valioso en cualquier relación comercial.

Como consumidores, nuestra vigilancia y nuestra voz son nuestras herramientas más potentes. No debemos aceptar pasivamente las promesas de grandes descuentos sin antes ejercer un mínimo de escepticismo y verificación. Al apoyar el trabajo de organizaciones como la OCU y al utilizar los canales de reclamación cuando sea necesario, contribuimos a construir un ecosistema de comercio electrónico más justo y equitativo para todos. Es un esfuerzo colectivo que beneficia a la sociedad en su conjunto, asegurando que la era digital sea una de oportunidad y no de engaño.

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