Persigue siempre tus sueños, aunque signifique pegarte el guantazo de tu vida como este Arguiñano intergaláctico de Starfield
Publicado el 22/11/2024 por Diario Tecnología Artículo original
Disfruto tanto como cualquiera las experiencias épicas en las que combates contra alienígenas, salvas al mundo y exploras el universo en busca de lo desconocido, entre otras temáticas emocionantes. Pero también me gustan las historias comunes, aquellas relegadas a ser misiones secundarias o meras actividades prescindibles para la mayoría.
Resulta fácil juzgarlas como poca cosa cuando el escenario es el universo, como ocurre en Starfield. ¿Qué importan las preocupaciones de un pequeño desconocido en comparación a desentrañar el misterio de Constelación? Y aunque entiendo que muchos respondan "poco" o "nada", no estoy de acuerdo. No es así para mí.
Me encantan las historias sin importar su forma o tamaño: relatos reales, mitos inspirados en eventos pasados, cuentos que intentan transmitir un mensaje... No discrimino. Me encanta escucharlas y retenerlas en mi mente como curiosidades. Por esa razón disfruto tanto las misiones secundarias... incluida la última que ha llegado a Starfield.
Persiguiendo sueños en la cocina
La Receta Perfecta me lleva a la ciudad de Akila (Cheyenne), capital del Colectivo Freestar, concretamente a una humilde librería llamada Sinclair's Books. Allí leo un libro llamado Recetas Casi Perfectas. Esto me lleva a conocer a su autor, Océane Barbeau, que actualmente es un mecánico considerado el "manitas" de la ciudad.
Su historia es triste. No porque esté llena de desgracias, sino porque es tan real que asusta. Tuvo que abandonar su sueño de ser un cocinero de fama galáctica durante las Guerras Coloniales. Su habilidad para arreglar cualquier aparato tecnológico era mucho más valiosa entonces. ¿Quién no ha abandonado un sueño o una pasión por las circunstancias de la vida? Todos quisimos ser astronautas, policías, bomberos... pero la vida rara vez nos da lo que deseamos.
Lo cierto es que Barbeau me conmueve, así que le animo a retomar su sueño de convertirse en un cocinero reputado... o al menos que lo vuelva a intentar. Mejor vivir con la posible derrota que con la intriga de nunca haberlo intentado. ¡Y accede! Planea regresar con un plato llamado Vindaloo de Harbhajan, un "curry picante preparado con carne de ashta y distintas sustancias aromáticas". Mi misión es conseguir los ingredientes y convencer a tres de sus clientes para que asistan a la cena.
Anadita Devi es mi primera parada. Se trata del cliente más importante: una crítica gastronómica que aporta el vino tinto para el plato. Acaban de dejarla plantada y me toca ser su cita de repuesto. Le doy un poco de juego, pero no demasiado porque mi esposa (Andreja) está literalmente a dos metros. Lo justo para tenerla contenta. Un poquito de misterio por aquí, algún corte por allá para hacerme el difícil y listo. Devi cae rendida a mi encanto. Me da el vino y promete asistir a la cena. Salgo del bar suplicando que Andreja no me llame la atención.
Siguiente parada: Javier Mejía, un comerciante que importa y exporta productos en Cheyenne. Puede conseguir productos extraplanetarios como el Vinagre de Palma y el resto de especias que necesita Baebeau para su plato. Por suerte, su problema es más fácil de resolver: conseguir una llave que se dejó en una celda. Utilizo mi poder de Estelar Forma de Vacío para volverme invisible durante unos segundos y listo. ¡Mejor arriesgarme con las autoridades que con Andreja!
¡Y lo mejor para el final! Shonda Harbison es una cazadora experimentada que accede a llevarme de buena gana a cazar ashta. Nuestro trofeo está a más de un kilómetro de Akila. Saco a pasear mi rifle de precisión Hard Target. No hay nada que se resista a esta bestia, tanto es así que el gran ashta Bubba cae de un tiro a la cabeza... imagino que el x4 de daño del sigilo ayuda bastante. Regreso con Baebeau con su carne en el inventario.
Aquí llega mi parte favorita de la misión, quizás la más aburrida para casi todos los jugadores. Baebeau me pide que le ayude a recoger su casa y organizar la cena: recoger la basura, poner una gran alfombra y poner la mesa para los invitados. "Tengo todo un universo a mi disposición, pero aquí estoy gozando mientras limpio y pongo la mesa como un NPC cualquiera", pienso mientras. Así soy, supongo.
El cocinero se muestra realmente emocionado e inquieto cuando los invitados se sientan a la mesa. Desde luego no estaba preparado para lo que estaba a punto de pasar. Me lo olí en cuanto miré la descripción de mi plato: "-3 de vida por segundo durante 1s" y "Te has alimentado: 30 min". Quiero creer que pierdo vida por el picante, pero mis temores se hacen realidad cuando Anadita, Javier y Shonda dan su opinión sobre el plato.
El Vindaloo de Harbhajan no ha gustado a nadie. Ni siquiera a mí. "Coincido con el resto", le digo a un Baebeau inquieto. Me da pena no darle el apoyo que buscaba en mí, pero no quiero ser el mentiroso de la escena. Pero no desisto: "Tú sigue trabajando, a ver a dónde te lleva". Pero se plantea si intentarlo no habrá sido un error.
"Esta cena será muchas cosas, pero desde luego no es un error", dice Anadita Devi con seguridad. Le dice que no tiene potencial, pero que eso no importa. "No hemos venido aquí por eso", añade Devi. Estoy por echarme las manos a la cabeza, pero entonces intervienen los tres para contar sus historias.
Shonda alaba la pericia de Baebeau con las tiendas de campaña que fabrica. Son más duras que ninguna otra y eso le ha salvado de muchas tormentas. Javier era un adicto y cuenta que actualmente no lo es gracias a su paciencia y cuidados. Actualmente está limpio. Incluso Anida se sincera. Ahora es rica, pero nunca podría haber emprendido sin su ayuda. Reformó su casa por un precio reducido y con lo ahorrado pudo iniciar su negocio.
"Eres un cocinero de mierda, ¿y qué? La mitad de los chefs de Nueva Atlántica ostentan ese título. Lo que importa es que eres una persona maravillosa y un amigo", dice Anadita. "Exactamente, y un genio con la llave inglesa", añade Shonda. "Me arreglaste la calefacción y a mí, ¡y gratis!", sigue Javier. "Y eso no significa que no puedas mejorar. Trabájalo. Si quieres, cocina a diario. Los resultados llegarán".
La escena me arranca una laguimita. Baebeau no quiso invitar a amigos porque quería un juicio objetivo de sus clientes, pero finalmente descubrió que incluso estos le consideran un amigo... y se comportaron como tales al ser sinceros. Le animo a seguir su sueño antes de irme y acepto de buena gana su nueva invitación para probar otro Vindaloo.
Y ya está. Paseo por Akila hasta el Hangar 2, subo a mi nave y despego. Me quedo en la órbita de Cheyenne pensando en lo maravillosa y divertida que ha sido esta misión secundaria, una que desgraciadamente cientos de personas nunca disfrutarán. Miro al horizonte interestelar y rememoro las palabras del Capitán Jack Sparrow: "Y ahora, rumbo al horizonte".
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21_Nov_2024"> Alberto Martín .