Los conciertos de música clásica vuelven a estar de moda gracias a que lo importante no es la música clásica: son las velas

Publicado el 28/06/2025 por Diario Tecnología
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Los conciertos de música clásica vuelven a estar de moda gracias a que lo importante no es la música clásica: son las velas

Puro zeitgeist. En tiempos en los que la música en directo ya no puede ser solo música en directo triunfa un tipo de conciertos en los que la música es un elemento absolutamente secundario, al margen de lo realmente importante: la experiencia estética. Son los conciertos a la luz de las velas, y aunque se han convertido en un fenómeno internacional, tienen su origen en España.

Qué son los conciertos Candlelight. Su propio nombre ("a la luz de las velas") lo deja claro: son actuaciones musicales en recintos pequeños o espacios emblemáticos, iluminados únicamente por la luz de cientos de velas, lo que genera una atmósfera íntima y onírica que envuelve a los músicos y al público. Se trata de una experiencia musical, casi siempre con repertorios de música clásica, que busca distanciarse de los grandes eventos con miles de personas y grandes escenarios: aquí los silencios, la música tranquila y la atmósfera en penumbra son primordiales.

La fiebre de las velas. Los conciertos Candlelight surgieron en 2019 como una iniciativa de la plataforma española de promoción y venta de tickets Fever. Oficialmente, con el objetivo de democratizar el acceso a la música clásica y acercarla a nuevos públicos. Pero lo cierto es que en Fever supieron entender la necesidad de alternativas en 2019 a eventos en vivo cada vez más masificados. La idea era conectar con la atmósfera sin electricidad que se vivía en un concierto de música clásica original, y desde sus primeras ediciones se planteó con precios asequibles, para que fuera popular y accesible a todo tipo de públicos.

Made in Spain. El primer concierto Candlelight se celebró en Madrid, ciudad desde la que se extendió a otras capitales europeas como París y Londres, y de ahí a Estados Unidos y a más de 150 ciudades en todo el mundo. El éxito inicial en España impulsó la internacionalización del formato, que hoy suma millones de asistentes a escala global. Las cifras oficiales son de 3 millones de espectadores en todo el mundo hasta la fecha, lo que ha llevado a que se amplíe la intención inicial de ofrecer conciertos de música clásica exclusivamente: pronto se dio paso a tributos de corte clásico a artistas pop como Queen, ABBA, Coldplay o Bad Bunny.

Las velas no son para todos. Por supuesto, no todo son flores para los conciertos, mucho menos si el núcleo es un tema tan controvertido como la "elevación" de la música clásica a través de la estética, la simplificación y la interpretación de grandes éxitos del género. Las críticas son abundantes, y van desde la calidad de la música en sí al hecho, algo más esperable, de que las velas no son tales, sino luces LED. Es algo que la organización avisa desde el principio: no se trata de velas reales por una cuestión de seguridad.

El motivo del éxito de Candlelight. Está claro: hace asequible una esquina de la música que ha estado destinado a las élites durante el último medio siglo (¿no recuerda, en ese sentido, a la supuesta y polémica "democratización de la creatividad" que proponen las IAs?), y lo hace con una estética que refuerza ese ingrediente "elegante" de la propuesta. Pero a la vez, tenemos un precio relativamente asequible, que populariza el evento. Se podría decir que estos conciertos dan salida al apetito de un público que siempre ha querido escuchar música clásica de forma más popular sin tener que aprender tecnicismos.

Es normal, por tanto, que Candlelight se tope tanto con un éxito comercial inmediato como con una respuesta excéptica de los expertos. Supone, en todo caso, una clara alternativa a festivales y conciertos en estadios, aunque dadas las limitaciones de la propuesta, quizás no tardemos demasiado en ver cómo se debilita esta llama.


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