Llevamos décadas la vida infraestimando el tamaño del sistema solar. 11 lejanos objetos son nuestra última prueba

Publicado el 23/09/2024 por Diario Tecnología
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Llevamos décadas la vida infraestimando el tamaño del sistema solar. 11 lejanos objetos son nuestra última prueba

A lo largo de la historia hemos creado telescopios tan potentes que nos han permitido acercarnos a la frontera misma de lo visible en el espacio y en el tiempo. A pesar de eso existen regiones de nuestro propio sistema solar que se nos hacen singularmente evasivas. Como el cinturón de Kuiper.

11 nuevos objetos. Las observaciones del telescopio Subaru, ubicado en el monte hawaiano de Maunakea, y de la misión New Horizons de la NASA han permitido a un equipo de expertos descubrir 11 nuevos objetos en los confines de nuestro sistema solar. Este descubrimiento nos indica que nuestro vecindario solar podría abarcar un espacio aún más grande de lo que creíamos.

El cinturón de Kuiper. Llamamos cinturón de Kuiper a una región en el extrarradio de nuestro sistema solar ubicada más allá de la órbita de Neptuno. Este “anillo” orbital contendría una densidad relativamente alta de asteroides, planetoides y cometas. Similar a un segundo cinturón de asteroides, el cinturón de Kuiper sería de hecho el lugar de procedencia de buena parte de los cometas cuyas órbitas ocasionalmente los acercan a la Tierra.

Esta región abarcaría un radio aproximado de entre 33 y 55 unidades astronómicas (AU), es decir, entre 33 y 55 veces la distancia promedio entre la Tierra y el Sol. A partir de ahí la densidad de cuerpos astronómicos descendería debido a la menor incidencia de la gravedad solar. O eso creíamos.

Un segundo cinturón. Los 11 nuevos cuerpos hallados estarían a una distancia de entre 70 y 90 UA. Es decir, tos objetos no solo está más allá de los confines del cinturón, están tan alejados que hacen pensar a los astrónomos que nuestro sistema solar podría extenderse más allá de lo que creíamos con un “segundo cinturón” ubicado a millones de kilómetros del primero.

Dos observatorios muy alejados. El descubrimiento es fruto de la colaboración entre dos observatorios, uno ubicado aquí en la Tierra y otro a bordo de la misión más alejada de la Tierra después de las Pioneer y Voyager, la sonda New Horizons de la NASA.

Observar objetos tan alejados como los ubicados en el cinturón de Kuiper es complicado ya que desde nuestro planeta solo es posible verlos en determinados ángulos cuando la luz solar incide sobre ellos de una forma determinada. Conocer sus propiedades exige verlos desde más ángulos, que es uno de los trabajos de la sonda New Horizons. Sin embargo los telescopios en la Tierra como el Subaru son los encargados de hacer la detección inicial y decirle a la New Horizons donde “apuntar” sus instrumentos.

Los detalles del trabajo realizado por estos observatorios y que han servido para encontrar esta nueva frontera del sistema solar fueron descritos en dos artículos. Uno ya publicado en la revista Planetary Science Journal, y otro hecho público a modo de borrador en el repositorio ArXiv.

Pistas previas. El nuevo descubrimiento puede ayudarnos a desvelar algunas incógnitas del sistema solar, así como observaciones previas que ahora son vistas como “pistas” que nos apuntaban a la posible existencia de este segundo cinturón. Es el caso de las compiladas por el instrumento Student Dust Counter a bordo de la New Horizons.

Este detector de polvo espacial continuaba percibiendo una cantidad de impactos de partículas espaciales anómalamente alta conforme la sonda avanzaba hacia regiones, en teoría, menos densas. La existencia de más asteroides en regiones más alejadas podría explicar esta densidad por encima de lo esperado.

Atrás en el tiempo. Pero quizás la información más relevante detrás de este nuevo hallazgo es la que nos pueda brindar sobre la historia de nuestro sistema solar. Hasta ahora creíamos que el sistema estelar en el que vivimos era inusualmente pequeño si lo comparábamos con otros de nuestro entorno galáctico. Una rareza que ahora podemos explicar de forma sencilla: no éramos tan singulares.

“Creo que el descubrimiento de objetos distantes y la determinación de su distribución orbital son importantes como pasos hacia comprender la historia de la formación de sistema solar, comparándola con sistemas exoplanetarios y comprender la formación de planetas en el universo,” explicaba en una nota de prensa Fumi Yoshida, miembro del equipo responsable del nuevo estudio.

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Imagen | NAOJ/Southwest Research Institute / Dan Durda, FIAAA

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