Las imágenes del caza F-47 de Boeing revelan que no será tan “furtivo”. Pero lleva canard, y eso lo cambia todo para EEUU

Publicado el 25/03/2025 por Diario Tecnología
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Las imágenes del caza F-47 de Boeing revelan que no será tan “furtivo”. Pero lleva canard, y eso lo cambia todo para EEUU

La casualidad ha querido que en medio de la polémica sobre la capacidad de Estados Unidos para deshabilitar sus F-35 a distancia surja uno de los anuncios más importantes y esperados por la industria militar. Washington levantó el telón y mostró lo que llevaba tiempo desarrollando de la mano de Boeing, el F-47 para reemplazar al Raptor hacía acto de presencia con una palabra por encima del resto: furtivo. Sin embargo, los alerones delatan mucho más del avión de combate.

Los canards y la señal reveladora. Ayer hablamos de la presentación del F-47, el avión elegido como eje del programa Next Generation Air Dominance (NGAD) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El anuncio ha generado un intenso debate debido a un detalle sorprendente en sus renders oficiales: la inclusión de canards (alerones delanteros). Este rasgo, más común en cazas europeos de cuarta generación como el Rafale o el Gripen, choca con las expectativas previas de un diseño centrado casi exclusivamente en sigilo, alcance, carga y velocidad, dejando de lado la maniobrabilidad como prioridad.

Su presencia sugiere que Boeing ha dado un giro hacia un diseño más ágil, posiblemente con propósitos tácticos distintos, o incluso apostando por una reinterpretación completa de las necesidades operativas del NGAD. Este elemento, aunque aparentemente menor, abre múltiples interrogantes sobre las decisiones ocultas detrás del proyecto y las prioridades estratégicas que está adoptando la USAF frente al futuro del combate aéreo.

Alerones vs furtivo. Para entender el intenso debate hay que aclarar que los canards otorgan mayor maniobrabilidad y estabilidad, especialmente en aeronaves con alas en delta y sin estabilizadores traseros, pero tradicionalmente se han evitado en cazas furtivos por un dato nada baladí: su impacto negativo en la señal de radar frontal, crítica para la supervivencia en entornos hostiles. Dicho de otra forma: esta inclusión de las superficies de control parecen entrar en conflicto con esos objetivos públicos de very low observability (VLO) o furtividad multibanda, un estándar que busca invisibilidad ante múltiples tipos de radar, no solo los de control de fuego.

Referentes. Imposible no recordar aeronaves como el B-21 Raider, diseñadas con este principio como eje, a diferencia de plataformas que, como el J-20 chino, han sido criticadas por incorporar canards y comprometer su sigilo. ¿Qué significa todo esto? Como apuntaban los analistas de The War Zone, el F-47 podría estar apostando por nuevas soluciones tecnológicas para contrarrestar ese efecto, como materiales compuestos avanzados, geometrías que desvíen señales radar o incluso estructuras morfológicas capaces de modificar su forma en vuelo.

No obstante, sigue siendo incierto si estas medidas bastan para conservar un alto nivel de furtividad frente a amenazas cada vez más sofisticadas.

B21 Raider Copy Jpg El B21 Raider

¿Caza modular o nueva visión táctica? Otra posibilidad es que el F-47 haya sido concebido como una plataforma modular con configuraciones distintas para diferentes teatros operativos. Bajo este prisma, contemplado inicialmente en el programa NGAD (aunque luego se dijo que se abandonó), consistía en una variante de corto alcance y mayor agilidad para Europa, y otra de largo alcance para el Pacífico.

Los canards. La aparición de los canards podría apuntar a un renacimiento de dicha estrategia, o al menos, a una flexibilización en los requerimientos de sigilo a cambio de otras capacidades tácticas, como despegues en pistas cortas, eficiencia en entornos de combate ágil o integración más efectiva con aeronaves no tripuladas.

Plus: a esto se suma la posibilidad de que el F-47 tenga un tamaño más compacto y un diseño más orientado al combate tradicional, delegando funciones como vigilancia, ataque a distancia o guerra electrónica a drones aliados (Collaborative Combat Aircraft, o CCA), lo cual permitiría, a priori, reducir costes, simplificar la aeronave y aumentar el número de unidades producidas.

Pragmatismo frente a vulnerabilidades. El giro hacia un diseño más convencional, con menor autonomía y mayor maniobrabilidad, podría responder también a una reevaluación pragmática de los recursos y amenazas. La USAF reconoció que su dependencia de tanqueros representa una debilidad crucial, especialmente ante un adversario como China, capaz de bloquear rutas de reabastecimiento aéreo. En ese contexto, un caza de largo alcance tendría más sentido estratégico.

Sin embargo, optar por una plataforma más accesible, acompañada por el desarrollo de un avión cisterna furtivo (NGAS), podría haber sido un compromiso más o menos aceptable: menos alcance y carga a cambio de un ecosistema más versátil y sustentable económicamente. El programa NGAD se pausó en 2023 precisamente para evaluar este tipo de decisiones, en un contexto de restricciones presupuestarias y amenazas tecnológicas emergentes. La elección del F-47, y su promesa de ser más confiable, furtivo y exportable que sus predecesores, apunta a ser el resultado de ese reajuste estratégico (y, obvio, a que sea un "superventas").

Futuro incierto. Por todo lo descrito, el F-47 representa una ruptura visual y conceptual respecto a lo que se esperaba de un caza NGAD. Como decíamos, en lugar del tradicional diseño delta sin cola de gran tamaño y perfil ultrafurtivo, los renders muestran un fuselaje más compacto, alas con diedro positivo, nariz con forma de pala y esos enigmáticos canards.

El resultado recuerda más a experimentos previos como el Bird of Prey, el X-36 o incluso al Qaher 313 iraní, que a los conceptos refinados del F-22 o del B-21. Por supuesto, es pronto para sacar conclusiones definitivas, el hecho de que el F-47 haya sido descrito como una aeronave que se producirá en grandes cantidades, que será exportada a aliados y que tendrá una mayor autonomía y mantenimiento más sencillo que los cazas actuales, indica que estamos ante una solución híbrida entre lo aspiracional y lo pragmático.

La gran incógnita radica en cuánto sigilo, alcance y capacidad se ha sacrificado para lograr ese balance.

Imagen | USAF, Northrop Grumman

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