La Voyager 1 se niega a morir: los ingenieros de la NASA han reparado in extremis unos motores perdidos hace 20 años

Publicado el 15/05/2025 por Diario Tecnología
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La Voyager 1 se niega a morir: los ingenieros de la NASA han reparado in extremis unos motores perdidos hace 20 años

Cuando creíamos haberlo visto todo de la Voyager 1, la NASA nos sorprende con una nueva hazaña. La venerable sonda espacial, que lleva casi medio siglo alejándose de la Tierra, ha recuperado unos motores que se consideraban perdidos desde 2024; una reparación crucial que llega justo a tiempo.

¿Milagro? Nada de eso. Ha sido una mezcla de ingenio y riesgo lo que permitió a los ingenieros de la NASA resucitar los propulsores de alabeo de la Voyager 1, inutilizados desde 2004. La reparación confirmada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) no solo promete agotar la vida útil de la sonda, sino que fue realizada justo antes de que la única antena terrestre capaz de enviarle comandos entrara en un largo periodo de mantenimiento.

Contexto. La sonda Voyager 1, lanzada en 1977 junto a su gemela Voyager 2, se encuentra en el espacio interestelar, a unos 25.000 millones de kilómetros de la Tierra. Viajando a casi 56.000 kilómetros por hora, para mantener su antena principal apuntando hacia nosotros y poder enviarnos sus datos, la nave necesita realizar ajustes sutiles de orientación.

Estos movimientos, recuerda Sondasespaciales, son de tres tipos: cabeceo (arriba y abajo), guiñada (izquierda y derecha) y alabeo. Este último, el movimiento de "roll", hace girar la nave sobre su eje, y es esencial para mantener a la vista una estrella guía que la Voyager usa para orientarse y calibrar su magnetómetro.

Tiraron la toalla. Los propulsores principales de alabeo de la Voyager 1 dejaron de funcionar en 2004 por la pérdida de energía de dos pequeños calentadores internos. Sin los calentadores, el combustible de los propulsores (hidracina) se congela y puede provocar una explosión en la tobera de la nave.

En aquel momento, los ingenieros de la NASA concluyeron que el fallo era irreparable y decidieron pasar a los propulsores de alabeo de reserva, que han estado funcionando para orientar la nave desde entonces. "Probablemente no pensaron que las Voyager seguirían funcionando otros 20 años", dijo en un comunicado Kareem Badaruddin, líder de la misión Voyager en el JPL.

20 años más tarde. Los conductos de los propulsores de reserva están empezando a obstruirse debido a los residuos de hidracina. Según las estimaciones de la NASA, podrían quedar completamente bloqueados este próximo otoño, lo que haría que la Voyager 1 perdiera la capacidad de controlar el alabeo, poniendo en serio peligro la misión.

Ante esta perspectiva, el equipo de las Voyager inició una carrera a contrareloj para reexaminar el fallo de 2004. La sospecha era que una perturbación en los circuitos que controlan el suministro de energía de los calentadores había "movido un interruptor" a la posición incorrecta. Si podían devolver ese interruptor a su estado original, tal vez los calentadores volverían a funcionar y, con ellos, los propulsores de alabeo.

Un plan doblemente arriesgado. Implicaba encender los propulsores inactivos y luego intentar arreglar y reiniciar los calentadores. Si durante este proceso, el rastreador de la nave se desviaba demasiado de su estrella guía, los propulsores inactivos se dispararían automáticamente. Y si los calentadores seguían apagados en ese momento, podría haberse producido una explosión.

Para colmo, la NASA solo tenía de margen hasta el 4 de mayo por un mantenimiento programado de la antena 43 de la Red del Espacio Profundo. La antena de 70 metros, ubicada en la estación de Camberra, es la única con potencia suficiente para enviar comandos a las Voyager, pero estará inoperativa hasta febrero de 2026. Teniendo en cuenta que las comunicaciones con la sonda tardan un día entero en llegar y otro en volver, jugaban a contrarreloj.

Éxito. A pesar de todo, el equipo envió los comandos necesarios el 18 de marzo. El 20 de marzo, recibieron la telemetría con los resultados. Para alivio y euforia del equipo, a los 20 minutos de empezar a recibir los datos, la temperatura de los calentadores aumentó drásticamente. El plan había funcionado.

Con esta reparación, el equipo de la misión respira más tranquilo. Si los propulsores de alabeo actuales se obstruyen en los próximos meses, la Voyager 1 podrá cambiarse sin problemas a estos propulsores recién reactivados y seguir funcionando con normalidad.

Imagen | NASA-JPL

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