La estrategia de EEUU ante el imparable crecimiento naval de China tiene un protagonista inesperado: Japón

Publicado el 16/03/2025 por Diario Tecnología
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La estrategia de EEUU ante el imparable crecimiento naval de China tiene un protagonista inesperado: Japón

Estados Unidos se ha ido quedando rezagada en un terreno que antes dominaba con puño de hierro. Su flota (sub)marina se ha reducido a la misma vez que su presupuesto. Mientras China, Rusia o incluso Corea del Norte han ido desarrollando un nuevo tipo de “guerra” bajo el mar dando especial importancia al tema “nuclear” en los UUV, Washington seguía paralizada. El caso del Ártico es otro ejemplo perfecto. Quizás por ello, el enfoque ha virado radicalmente: Japón.

Japón como ejemplo. Ante el creciente poderío marítimo de China y las dificultades que enfrenta la industria naval de Estados Unidos, el Congreso está evaluando la posibilidad de adoptar el modelo japonés de producción constante de submarinos. A diferencia del sistema estadounidense, donde la cantidad de embarcaciones construidas varía anualmente según el presupuesto, Japón (junto a Corea del Sur) ha mantenido durante décadas un ritmo de producción de un submarino por año, un enfoque que ha proporcionado estabilidad a su industria naval y eficiencia en costes.

El especialista en temas navales del Congreso, Ronald O'Rourke, expuso este modelo en una audiencia del Subcomité de Proyección de Fuerzas y Poder Marítimo de la Cámara de Representantes, argumentando que la estrategia japonesa permite mantener una tasa de adquisición constante sin afectar el tamaño total de la flota. En lugar de aumentar la producción, Japón gestiona el número de submarinos en servicio mediante la extensión de su vida útil.

El éxito del modelo nipón. Para entender la fórmula debemos retroceder en el tiempo. Desde hace décadas, Japón ha seguido esta estrategia para proteger sus intereses marítimos, especialmente en los estrechos de Soya, Tsugaru y Tsushima, rutas clave por donde transitan buques rusos y chinos. Inicialmente, su flota consistía en 16 submarinos operativos y dos de entrenamiento, pero en 2010 amplió su objetivo a 22 submarinos sin aumentar la producción, simplemente prolongando su tiempo de servicio de 16 a 22 años.

Hay otra clave: el sistema japonés permite que Mitsubishi Heavy Industries y Kawasaki Heavy Industries alternen la fabricación de submarinos, lo que evita fluctuaciones en la carga de trabajo de los astilleros y garantiza el mantenimiento de una fuerza laboral altamente especializada. Esta estrategia ha hecho que la industria naval japonesa sea eficiente, competitiva y adaptable a cambios en las necesidades de defensa sin generar sobrecostes ni problemas logísticos.

Frente al declive de EEUU. En la otra acera tenemos a Washington. Mientras Japón mantiene su estabilidad en la producción naval, la Marina de Estados Unidos enfrenta un escenario preocupante. La construcción de sus buques se ha vuelto cada vez más costosa y lenta, y los datos lo corroboran, ya que el coste total de los 46 barcos actualmente en construcción se triplicó en un solo año, pasando de 3.4 mil millones a 10.4 mil millones de dólares.

Pero hay más. Los portaaviones, que solían tardar 8 años en construirse, ahora requieren 11 años. Aquí, China les está adelantando por la derecha también, como explicamos. Los submarinos de ataque, cuya construcción tomaba seis años en la década de 2000, ahora tardan nueve. Incluso la Marina se enfrenta a la escasez de personal, tanto en los astilleros como en las tripulaciones, lo que agrava aún más los retrasos.

Desafíos todos que hacen que la opción de adoptar el enfoque japonés o el de Corea del Sur, dos de los mayores constructores navales del mundo, gane tracción en Washington, especialmente cuando el número de submarinos de ataque estadounidenses está en camino de disminuir en los próximos años, lo que podría afectar el equilibrio de poder en el Pacífico.

Japón como complemento estratégico. Todo ello nos lleva a la propuesta del Congreso. Además, el fortalecimiento de la flota submarina japonesa no solo refuerza la defensa de Tokio, sino que también beneficia a Estados Unidos al contar con un aliado mejor preparado en la región. O'Rourke señalaba que, si Japón decidiera expandir aún más su flota a 30 submarinos, podría hacerlo manteniendo su tasa de producción actual y extendiendo la vida útil de sus embarcaciones a 30 años.

La reciente entrega del submarino Raigei, de la clase Taigei, por parte de Kawasaki Heavy Industries al Ministerio de Defensa de Japón, es una muestra de la eficiencia del sistema que hablamos. Mitsubishi hizo lo propio con el submarino Jingei, reflejando un esquema de producción constante que contrasta con los problemas de la industria naval estadounidense.

El desafío en un contexto político incierto. Si bien el modelo japonés ofrece soluciones claras, su implementación en Estados Unidos no es tan sencilla. ¿La razón principal? El sistema estadounidense depende de negociaciones presupuestarias anuales, lo que genera fluctuaciones en la producción naval y dificulta la planificación a largo plazo. Además, la incertidumbre política y económica, incluyendo posibles restricciones comerciales y la amenaza de nuevos aranceles por parte de la administración de Trump, podrían complicar aún más cualquier intento de estabilizar la industria.

Así las cosas y a medida que la competencia con China en el ámbito marítimo se intensifica, el Congreso estadounidense se ve obligado a reconsiderar su estrategia de construcción naval. Adoptar el modelo japonés podría representar una solución viable para mejorar la eficiencia, reducir costes y garantizar que la Marina mantenga su posición en el escenario global. Una complicada ecuación que requeriría cambios estructurales profundos en la forma en que el país financia y gestiona su industria, un desafío que aún está por resolverse.

Imagen | Tom Dennison

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