La ESA se prepara para un salto hipersónico. Invictus es su carta para competir con China y EEUU en vuelos extremos
Publicado el 03/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Hace apenas un par de décadas, despegar desde una pista convencional y volar cinco veces más rápido que el sonido parecía reservado a la ciencia ficción. Hoy, la Agencia Espacial Europea (ESA) quiere allanar ese camino con Invictus, una plataforma hipersónica experimental que podría transformar la forma en que el Viejo Continente accede al espacio.
Invictus no es un misil ni un avión militar ni un lanzador vertical. Es un concepto de aeronave concebido para volar a Mach 5, despegar horizontalmente y regresar intacta para ser reutilizada. Su estructura modular —capaz de intercambiar materiales, motores y software— permitirá ensayar configuraciones muy distintas a lo largo de varias campañas.
Estamos hablando de un programa financiado a través de instrumentos como el Programa General de Tecnología de Apoyo (GSTP) y el Elemento de Desarrollo Tecnológico (TDE) de la ESA. La clave es dotar a Europa de una base tecnológica propia en un terreno dominado por Estados Unidos y China.
El gran enemigo no es la velocidad: es la temperatura abrasadora
Alcanzar Mach 5 no depende solo de la potencia del motor. El gran obstáculo es térmico: la fricción sobre el fuselaje eleva la temperatura exterior a niveles extremos y convierte el oxígeno entrante en un gas que no se puede comprimir ni usar directamente.
En este sentido, Invictus integrará un motor precooled alimentado con hidrógeno, cuyo intercambiador térmico será capaz de enfriar aire a más de 1.000 °C en unas decenas de milisegundos. “Proporcionará una oportunidad inestimable para probar todo el recorrido del flujo del motor, desde la toma de aire hasta el postquemador, a escala real en una aeronave integrada”, ha dicho David Perigo, ingeniero jefe de la ESA.

La tecnología no parte de cero. Reaction Engines desarrolló SABRE, un motor híbrido atmosférico-orbital apoyado en su día por la ESA. Tras la entrada en administración de la compañía en 2024, parte de su equipo y propiedad intelectual pasaron a Frazer-Nash, que ahora traslada ese know-how a Invictus. Lo que antes eran ensayos de laboratorio se integrará por primera vez en una aeronave completa y reutilizable, un paso clave hacia los aviones espaciales europeos.

El trasfondo estratégico es claro: si Invictus demuestra su viabilidad, Europa podría avanzar hacia aviones orbitales capaces de realizar misiones civiles y militares con una rapidez y flexibilidad difíciles de igualar mediante cohetes verticales convencionales.

El consorcio —Frazer-Nash al frente, junto a Spirit AeroSystems y Cranfield University— dispone de 12 meses y 7 millones de euros de financiación inicial para entregar el diseño preliminar completo del vehículo, paso indispensable antes de programar las campañas de ensayos en vuelo. El calendario interno apunta a un primer vuelo de demostración alrededor de 2031.
Mientras Estados Unidos y China compiten por dominar el vuelo hipersónico, Europa no quiere quedarse en la barrera. Con Invictus, la ESA lanza un mensaje claro: el continente pretende diseñar el futuro acceso al espacio en sus propios términos.
Imágenes | ESA | Frazer-Nash
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