La batalla por el Ártico ha dejado de ser cosa de dos. China se ha “plantado” con cinco rompehielos frente a Rusia y EEUU
Publicado el 13/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
En marzo se dio una de esas noticias que retumban en la escena geopolítica. Rusia anunciaba su decisión de poner su bandera en el Ártico con una planta nuclear flotante. Y si cualquier nación, llámese Estados Unidos, quería decir algo, iba con mucho retraso. De fondo un tema estrictamente numérico: la flota de Moscú contaba con ocho rompehielos “nucleares”.
Y, de repente, ha aparecido China.
Despliegue inédito. Estados Unidos, a través del Mando Norte (NORTHCOM) y el NORAD, vigila la presencia simultánea de cinco rompehielos chinos operando en aguas internacionales del Ártico, frente a Alaska, un número que multiplica por dos y medio la capacidad actual de la Guardia Costera estadounidense en la región.
Las unidades, en su mayoría buques de investigación como el Xue Long 2, el Ji Di y el Zhong Shan Da Xue Ji Di, han sido interceptadas o sobrevoladas por medios estadounidenses en el marco de la Operación Frontier Sentinel, destinada a contrarrestar actividades hostiles, proteger intereses soberanos y promover el respeto de la ley marítima internacional. El despliegue forma parte de una tendencia de tres años de creciente actividad china en el Ártico, facilitada por el deshielo que abre rutas como la “Ruta del Norte”, eje de la estrategia china de la “Ruta de la Seda Polar” para acortar en unos 4.600 km el trayecto marítimo hacia Europa.
Capacidades árticas y brecha. Sí, pese a no ser un Estado ártico, China ya opera al menos cinco rompehielos y proyecta construir decenas más, mientras Rusia cuenta con decenas de unidades y Estados Unidos apenas dispone de dos rompehielos aptos para la región (el Polar Stary y el Healy), a los que se sumará el Storis el 10 de agosto como refuerzo provisional.
El resto de los 20 rompehielos estadounidenses son de uso doméstico y carecen de capacidad polar. La Guardia Costera advierte que debe ampliar y modernizar su flota para salvaguardar la seguridad nacional y el comercio marítimo, alineándose con la directriz presidencial de adquirir 40 nuevos rompehielos. Sin embargo, no se construye uno nuevo en Estados Unidos desde hace medio siglo y los programas actuales sufren retrasos, con el primer Polar Security Cutter pospuesto de 2024 a, posiblemente, 2029.

Respuesta industrial. Ante la brecha, el gobierno de Trump ha asignado 4.300 millones de dólares para hasta tres nuevos rompehielos pesados y 3.500 millones para unidades medianas, además de impulsar el pacto trilateral ICE con Canadá y Finlandia para satisfacer la demanda prevista de 90 rompehielos en la próxima década.
Este acuerdo busca compartir información, formar personal y permitir la adquisición conjunta de buques construidos en astilleros aliados. En julio, astilleros de Estados Unidos, Canadá y Finlandia anunciaron una alianza para producir Arctic Security Cutters, con un diseño maduro y capacidad de entrega en 36 meses tras la adjudicación del contrato.
Competencia estratégica. Qué duda cabe, el aumento de actividad china y rusa en el Ártico refleja su creciente interés por los recursos naturales y las ventajas estratégicas de la región. Rusia ha reforzado de forma masiva su infraestructura militar, como en la base aérea de Nagurskoye y el complejo Ártico Trefoil, mientras Estados Unidos realiza el ejercicio multinacional Arctic Edge 25 con fuerzas propias, del Reino Unido, Dinamarca y socios locales, aunque su operatividad en hielo sigue limitada por la escasez de rompehielos.
La presencia simultánea de cinco buques chinos en esta zona sensible subraya la urgencia para Washington de cerrar la brecha de capacidades si quiere mantener influencia y acceso en el extremo norte.
Importancia geopolítica. Plus: el deshielo del Ártico no solo abre rutas comerciales más cortas entre Asia y Europa, sino que expone reservas de hidrocarburos, minerales críticos y nuevos caladeros pesqueros, todos de alto valor estratégico. Para China, incrementar su huella en la región le otorga capacidad para influir en un espacio históricamente dominado por Estados árticos y miembros de la OTAN, además de reforzar su proyección naval a escala global.
Para Estados Unidos, en cambio, el avance chino y la supremacía rusa en capacidades polares evidencian la necesidad urgente de invertir en medios que aseguren la defensa de sus rutas marítimas, recursos y presencia en un escenario donde la competencia geopolítica se intensifica rápidamente.
Imagen | U.S. Coast Guard, USCG
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