José María Ricart, dermatólogo: "El bronceado no es más que una respuesta defensiva del cuerpo, es su forma de decir 'me estoy dañando'"

Publicado el 06/07/2025 por Diario Tecnología
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José María Ricart, dermatólogo: "El bronceado no es más que una respuesta defensiva del cuerpo, es su forma de decir 'me estoy dañando'"

Cada verano se repite el mismo ritual: playas llenas, cuerpos al sol y cremas solares olvidadas en el fondo del bolso. En busca de un bronceado rápido, muchas personas renuncian deliberadamente a la protección solar, convencidas de que ese tono dorado se alcanza mejor sin barreras. Lo que parece una decisión estética o inofensiva, puede tener consecuencias que solo se revelan con el paso del tiempo.

No a la crema. Basta con abrir las redes sociales para encontrar vídeos que promueven no usar cremas solares. Desde autodenominados "expertos" hasta usuarios anónimos comparten sus “trucos” para ponerse morenos más rápido, a menudo omitiendo por completo el uso de protectores solares.

Falso mito. Esta práctica conecta con una creencia todavía muy arraigada: la idea de que el protector solar impide broncearse o de que el “moreno natural” es un signo de salud y belleza. Así, el deseo estético continúa imponiéndose sobre la prevención, y el riesgo pasa desapercibido. El Dr. José María Ricart, dermatólogo y director médico del Instituto Médico Ricart (IMR), explica a Xataka: “Muchas personas aún creen en la idea del ‘bronceado saludable’, cuando en realidad se trata de una señal de daño cutáneo”.

Los datos no mienten. El estudio ALL al que ha tenido acceso PMFarma, impulsado por los laboratorios Pierre Fabre, ha revelado una realidad preocupante: el 67% de los españoles solo utiliza protector solar para evitar quemaduras, y no como un hábito diario de salud. El informe, que incluye datos de más de 50.000 personas (4.000 en España), ha mostrado que apenas el 39,7% se reaplica el fotoprotector cada dos horas en los días más soleados. Las razones para este mal uso son desde que se les olvida (32%) hasta desconocimiento básico (11%) o, más preocupante, no creen en su eficacia (10%).

Por su parte, el estudio SAFE, al que ha tenido acceso el Instituto Español de Formadores de la Salud, ha aportado otro dato interesante y es que el 79% de los adultos y el 74% de los niños españoles se expone al sol en las horas de máxima radiación, entre las 11:00 y las 17:00.

El problema más allá de la piel. Tomar el sol sin protección, no es un simple descuido, es una práctica que acelera el envejecimiento cutáneo y eleva el riesgo de cáncer de piel. Como explica el Dr. Ricart, es clave importante conocer bien los dos tipos de radiación ultravioleta que nos pueden afectar. Por un lado, los rayos UVB, más potentes en verano, son los que provocan quemaduras solares y dañan el ADN celular. Por otro lado, los rayos UVA, presentes todo el año, incluso en días nublados, penetran más profundamente y son responsables del envejecimiento prematuro.

“El bronceado no es más que una respuesta defensiva del cuerpo. Es su forma de decir: ‘me estoy dañando’. Si alguien aún lo duda, que compare la piel del rostro con la del glúteo, una zona nunca expuesta al sol: sin manchas, sin arrugas, sin fotoenvejecimiento”, subraya.

Llevarlo al extremo. ay quien busca atajos poco convencionales para lograr ese ansiado tono dorado. Uno de los ejemplos más curiosos es el viejo mito de que comer zanahorias intensifica el bronceado. Si bien el beta-caroteno presente en estos vegetales puede darle a la piel un matiz anaranjado, este efecto no sustituye ni protege contra los daños del sol.

De hecho, algunos expertos han advertido que se trata de una coloración superficial, no de un verdadero bronceado, y que llevar esta práctica al extremo —como consumir grandes cantidades de zanahoria a diario— puede terminar en carotenodermia: una pigmentación naranja que poco tiene que ver con la estética veraniega.

Errores frecuentes. Incluso quienes creen protegerse cometen fallos que reducen drásticamente la eficacia del protector solar. Entre los errores más comunes, el doctor Ricart destaca el hecho de no aplicarlo a diario, no hacerlo con antelación (20 o 30 minutos antes de salir), reaplicarlo tras un baño o cada dos hora, usar poca cantidad y reutilizar cremas caducadas o del verano anterior.

Prevención con tecnología. Para concienciar sobre estos riesgos, la tecnología se ha puesto al servicio de la prevención. Un ejemplo es MySun Experience, una herramienta digital desarrollada por Eau Thermale Avène y la empresa de inteligencia artificial DATA ORA. Este simulador permite al usuario ver cómo envejecerá su piel en los próximos 15 años según sus hábitos de protección solar.

Otro modelo es posible. La presión estética del bronceado todavía pesa. Los cuerpos dorados siguen dominando los anuncios, las redes sociales y los referentes de belleza. Pero el mensaje médico es claro: cada exposición sin protección es una agresión acumulativa para la piel. Y ese daño, tarde o temprano, se nota.

Imagen | Pexels

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