Hemos encontrado un cráneo de hace 6.200 años con forma de cono y signos de violencia. La gran pregunta es qué hacía ahí

Publicado el 14/06/2025 por Diario Tecnología
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Hemos encontrado un cráneo de hace 6.200 años con forma de cono y signos de violencia. La gran pregunta es qué hacía ahí

El último grito en modificaciones corporales es la implantación de chips bajo la piel para convertirnos en un elemento más de la domótica doméstica. Pero llevamos milenios modificando nuestra estética de forma poco invasiva, como los tatuajes de Ötzi con más de 5.000 años, o de maneras más agresivas, como las padaung que empujan sus clavículas. Lo que han encontrado en un cementerio cerca de Irán va mucho más allá: un cráneo de hace 6.200 años perteneciente a una mujer con la cabeza en forma de cono.

Y no acabó bien la cosa.

Chega Sofla. En la zona occidental de Irán se encuentra el yacimiento de Chega Sofla. Los investigadores llevan años investigando el sitio y desenterrando cuerpos, ya que hay docenas de tumbas en las que se han hallado desde enterramientos individuales hasta sepulturas de familias completas.

Algunos de los restos humanos muestran que, en vida, ciertas personas tuvieron un cráneo más estirado de lo normal no por ningún tipo de deformación natural, sino por estética. Y, de entre todos, el que ha llamado la atención de los arqueólogos es uno de esos cráneos que evidencia signos de un brutal golpe que acabó con su vida. Y más allá del cómo, lo interesante es el porqué y el qué hacía esa joven ahí.

Cabeza cono. Denominada como BG1.12, la vida de esta mujer terminó cuando se dio (o le propiciaron) un fuerte golpe en la cabeza. Antes de eso, debió ser una más porque esta modificación craneal era bastante común. Lo que se hacían en muchas civilizaciones antiguas era envolver la cabeza del infante con vendas que se iban apretando a medida que crecían. Como una férula.

Esta práctica, extendida hasta la edad adulta, impedía que el cráneo se desarrollara de una manera normal, dando como resultado un cráneo más alargado, en forma de cono. Y, si bien era una práctica normal que se daba más en niñas que en niños, ahora sabemos que no era una buena idea.

Teen Girl From 6500 Ye

Peligroso. Lo llamativo de la herida de BG1.12 llevó a los arqueólogos a investigar sobre el desarrollo craneal que tuvieron estas personas, descubriendo que, debido a esos vendajes tan apretados, tanto los huesos como el diploe (que es una capa de hueso más esponjoso que se encuentra entre dos capas más compactas en el cráneo, como si fuera un “amortiguador”) eran mucho más delgados que los de un cráneo típico.

Esto es de cajón, pero explican que es algo que impide que el cráneo ejerza su labor de protección cerebral de forma óptima. Debido a esa delgadez, ante fuerzas externas, el “escudo cerebral” es menos eficaz. En algún momento en la veintena de esa mujer, algo consiguió fracturar esa débil capa craneal, acabando con su vida.

Los investigadores, en declaraciones a Livescience, afirman que el golpe habría acabado también con una persona que tuviera un cráneo normal y que no saben si recibió un ataque o se dio un golpe ella sola. Lo que sí se sabe es que fue enterrada en una fosa común al lado de personas con cráneos tanto normales como modificados.

Teen Girl From 6500 Ye 1 El cráneo de BG1.12 que muestra la herida

El rol de la mujer. Afirmar que la persona habría muerto incluso con un cráneo normalmente desarrollado, quita mucho misterio a la historia, pero la gran pregunta es qué papel jugaban las personas con cráneos modificados en aquella sociedad. Hemos encontrado cráneos modificados en mujeres europeas, en Japón y en Mesoamérica y los motivos que se barajan van desde la demostración de estatus hasta la búsqueda de diferenciación de pueblos cercanos o el acercarse a la imagen que tenían de sus divinidades. También se barajan motivos estrictamente estéticos.

El misterio de BG1.12 es que fue enterrada en la misma fosa que otras personas tanto con cráneo normal como modificado y, como están todos los esqueletos ‘pegados’, es complicado identificar a todos los individuos y saber qué papel en la sociedad desempeñaban estas personas con el cráneo deformado hace 6.000 años.

Y, por encima de todo, la moraleja es que no conviene realizar esta modificación tan agresiva. Un golpe tonto en la cabeza, un diploe que no actúa como debe… y adiós. Y meter la cabeza en un acelerador de partículas, si alguna vez tienes la oportunidad, tampoco es buena idea.

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