He estado usando Windows 11 durante tres años: no aguantaba más y he vuelto a Windows 10. Pienso quedarme
Publicado el 09/11/2024 por Diario Tecnología Artículo original
Cuando Microsoft anunció el lanzamiento de Windows 11 en 2021, todos los usuarios de Windows 10 estábamos expectantes, porque confiábamos en que esta nueva edición del sistema operativo constituyera un claro paso adelante en la evolución del mismo.
Por ello, como muchos otros usuarios entusiastas, me animé a dar el salto casi de inmediato (escribir en un medio tecnológico y poder escribir sobre 'el nuevo Windows 11' también pesó en la decisión, siendo honestos).
La cosa empezó mal cuando, tras recurrir a la herramienta lanzada por Microsoft para comprobar el grado de compatibilidad del nuevo equipo con Windows 11, se me informó que mi procesador (no especialmente antiguo) y la falta de TPM 2.0 convertían a mi equipo en candidato poco apto para la nueva versión del SO de Microsoft.
Pero Microsoft 'levantó' la mano en cuanto a requisitos de hardware en un primer momento y decidí no darle mucha importancia.
El obvio rediseño visual fue lo primero que percibí tras instalarlo. Desde luego, había evolucionado en ese sentido, pero no tenía claro que me gustase la dirección: aunque las esquinas redondeadas fueron una novedad bienvenida, los nuevos menús contextuales limitados y el nuevo menú de Inicio no contaron con mi simpatía.
Pero instalé All Back Start, y decidí no darle mucha importancia.
Por el contrario, me centré en todas esas nuevas funciones que Windows 11 ofrecía entonces que no estaban disponibles en Windows 10, como los subsistemas Linux con entorno gráfico (WSL) y Android (WSA), o Snap Layouts, entre otras muchas. Y, durante un tiempo, mereció la pena.
Pero ahora, tres años después, he decidido volver a Windows 10 y dejar atrás Windows 11. Ha habido tres factores que me hicieron tomar esa decisión.
1) Compatibilidad y privacidad
En los años transcurridos desde el lanzamiento de Windows 11, Microsoft no ha dejado de poner palos en las piedras a los que deseamos instalar en nuestro equipo un sistema operativo obviamente capaz de funcionar en el mismo, obligándonos a recurrir a toda clase de trucos para saltarnos los (completamente artificiales) requisitos de hardware.
Por supuesto, por cada agujero tapado por la compañía, los usuarios siempre han sido capaces de encontrar otro nuevo, pero termina cansando tener que estar al tanto siempre del último truco o aplicación para aprovecharlo.
Y qué decir de otra particularidad de la instalación de Windows 11 (al menos, de las últimas builds del mismo): la imposibilidad de empezar a usar nuestro Windows sin vincular forzosamente nuestra cuenta de usuario local con una cuenta online de Microsoft. De nuevo, una exigencia completamente artificial e injustificada en meros términos de funcionamiento.
2) Software preinstalado, actualizaciones y rendimiento
Las últimas actualizaciones de Windows 11 me han ido dejando una sensación de progresiva 'falta de soltura' del sistema, una sensación que nunca tuve cuando usé Windows 10. Windows 11 está, además, lleno de bloatware y de todo tipo de software preinstalado cuya presencia en el sistema, de nuevo, carece de más justificación que el mero capricho de Microsoft.
Que Microsoft piense ahora forzar la instalación (sin opción a desinstalación posterior) de aplicaciones tan polémicas como Windows Recall deja claro que Microsoft está [cada vez más] empeñada en pensar que el hecho de que usemos su sistema operativo nos convierte también en rehenes de sus aplicaciones basura.
Sin duda estarás pensando que la crítica sobre el bloatware, aunque veraz, no es ningún punto a favor de Windows 10, que adolece del mismo problema. Y es cierto...
...sin embargo, yo no estoy usando Windows 10 Professional ni Home, sino Windows 10 IoT LTSC, una versión ligera menos conocida, pero oficial (no es ninguna 'ISO tuneada') y cuyo soporte por parte de la compañía durará varios años después de que finalice el de las otras versiones de Windows 10 (al que le queda menos de un año).
Por último, otro aspecto de Windows 10 IoT LTSC es que no cuenta con más actualizaciones que las de seguridad, mientras que las constantes actualizaciones de Windows 11 se han traducido en inestabilidad para muchos usuarios.
3) Funciones
Muchas de las novedades introducidas por Microsoft en Windows 11 se han ido incorporando, con el tiempo, a Windows 10, y están disponibles (de una u otra forma) incluso para la versión IoT. Así, he sido capaz de instalarle a mi Windows 10 componentes como WSL 2 y WSA, por ejemplo, y aunque no cuenta con Snap Layouts, la función FancyZones de PowerToys y el Snap Assist (tecla Windows + flechas de dirección) lo suplen bastante bien.
En cuanto a las cuestiones estéticas, tener que estar instalando un software de terceros (y de pago, aunque muy barato, eso es cierto) para dotar a Windows 11 del aspecto de Windows 10 es un poco ridículo cuando tienes a mano el original e incomparable Windows 10. Las esquinas redondeadas no justifican por sí sólo el sacrificio.
No soy el único
A comienzos de este año, StatCounter publicaba un gráfico en el que se mostraba que la cuota de mercado de Windows 10 estaba creciendo ligeramente, mientras que la de Windows 11 se reducía. Eso ha cambiado en los meses siguientes, sí, pero no sólo el ritmo está muy por detrás del que le gustaría a Microsoft, sino que Windows 10 sigue claramente por delante de Windows 11 en volumen de usuarios.
Parece que sólo el inminente fin del soporte oficial de Windows 10 parece estar disuadiendo a los usuarios de abandonar el barco de esquinas redondeadas de Microsoft en favor de otro más veterano, robusto y con mejores velas. Pero os recuerdo que Windows 10 IoT LTSC es una excepción en ese sentido...
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Cómo volver a Windows 10 tras haber instalado Windows 11: así nos hemos 'desactualizado' nosotros
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