En mi instituto jugábamos a Tux Racer y Super Tux, el clon de Mario para Linux: así marcó Guadalinex a una generación de andaluces
Publicado el 17/04/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Existe una generación de españoles que, sin saberlo, participó en una de las mayores iniciativas de digitalización en las aulas mediante el software libre. Entre 2003 y 2012, miles de escolares crecimos utilizando Linux en las aulas, familiarizándonos con un sistema operativo que no era Windows ni Mac, pero que nos abría las puertas a un mundo digital diferente.
Fue en esos ratos libres, cuando terminábamos las tareas (y cuando no, no nos engañemos), descubríamos juegos como SuperTux o Tux Racer, que se convirtieron en nuestros compañeros de aventuras en esta apuesta por educar junto a los ordenadores.
Guadalinex nos presentó a un pingüino muy peculiar
En 2003, la Junta de Andalucía lanzó un ambicioso proyecto llamado Guadalinex, una distribución de Linux adaptada específicamente para centros educativos y administraciones públicas. Esta iniciativa formaba parte del plan "Andalucía Sociedad de la Información", que pretendía democratizar el acceso a la tecnología y reducir la brecha digital.
Ya llevaba años familiarizado con Windows en mi casa. Sin embargo, con apenas 10 años, mi primer contacto con Linux fue precisamente con uno de los equipos que había en mi colegio. Una vez a la semana, nuestra clase se desplazaba a la flamante "aula de informática", una sala especial con unos 15 ordenadores donde muchos de nosotros nos iniciamos por primera vez en esto de los ordenadores. Todo ello con un sistema operativo de aspecto peculiar, con un pingüino como mascota y un entorno gráfico llamado GNOME que nada tenía que ver con el Windows que algunos teníamos en casa.

Las clases con los ordenadores en el colegio tomaban un tono mucho más desenfadado y ameno. Aunque la principal razón de ello fueron los juegos. Y es que entre las aplicaciones preinstaladas en Guadalinex se encontraban pequeñas joyas como Tux Racer, donde controlábamos a Tux, la mascota de Linux, deslizándose por pendientes nevadas recogiendo peces. La física del juego era bastante simple, pero había algo adictivo en controlar al pingüino a toda velocidad por esas laderas heladas.
Había otro juego que a algunos nos recordaba a las peripecias de un tal fontanero italiano. Este era SuperTux, un clon de Super Mario Bros. protagonizado por el mismo pingüino nos transportaba a un mundo de plataformas, monedas y enemigos. Con un apartado visual sencillo pero efectivo, SuperTux se convertía en el plataformas predilecto de muchos de nosotros cuando íbamos al colegio.

A escondidas de los profesores, que nos enseñaban sobre todo a cómo desenvolvernos con los procesadores de texto, la navegación o mecanografía mientras también usábamos los ordenadores como apoyo para el resto de asignaturas tradicionales, nos pasábamos los niveles entre varios compañeros, compitiendo por ver quién conseguía más puntos o descubría algún pasadizo secreto.
La cosa no quedó ahí. Cuando entré al instituto cada aula ya contaba con ordenadores de escritorio integrados en los pupitres (o al menos en varias de las aulas que pude compartir con mis compañeros). En ese momento descubrí que los ordenadores eran un arma de doble filo en las clases, ya que muchos pasábamos más tiempo trasteando y jugando con ellos que avanzando en las materias. Pero bueno, tampoco diría que fue una pérdida de tiempo, ya que fue un factor que definió a lo que me quería dedicar en un futuro.

En estas etapas, mi relación con Linux se hizo más profunda. Ya no solo jugaba a SuperTux (que seguía estando ahí, por supuesto), sino que empecé a utilizar otras herramientas del sistema: GIMP para editar imágenes, Firefox para navegar, e incluso tuve mis primeros contactos con la programación gracias a aplicaciones educativas incluidas en la distribución.
Hoy, unos 20 años después de aquellas primeras experiencias, muchos de nosotros seguimos recordando con cariño aquellos ordenadores con Guadalinex. Para algunos, fue simplemente el lugar donde jugamos al "Mario del pingüino". Para otros, supuso descubrir por primera vez esa inquietud por la informática y la tecnología.
Lo cierto es que, sin quererlo, toda una generación de estudiantes españoles creció familiarizada con conceptos como software libre, código abierto o alternativas a los sistemas operativos comerciales. Y aunque muchos acabamos usando Windows o Mac en nuestra vida adulta, aquella semilla que nos introdujeron con Guadalinex no quedó en vano.
SuperTux y Tux Racer siguen existiendo hoy en día, con versiones disponibles para descargar en varias plataformas, e incluso versiones de navegador. Puedes jugar a SuperTux directamente desde tu navegador aquí e incluso jugar gratis desde Steam, o descargar Tux Racer desde SourceForge.
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