En la Guerra Fría, China temía un ataque nuclear soviético: su respuesta fue la mayor base nuclear subterránea del planeta
Publicado el 28/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Hablar de la Guerra Fría es hablar de espionaje, bases secretas, armas avanzadas para ganar al rival en un potencial conflicto armado y, sobre todo, la explosión del arsenal atómico y el miedo constante al apocalipsis nuclear. Y ello implica hablar de Rusia y EEUU como protagonistas, dejándonos en el tintero a otros actores del conflicto. China fue otro nombre propio durante la Guerra Fría, metiéndose de lleno en la carrera nuclear. Y lo hicieron a lo grande.
Con la planta militar nuclear más grande del mundo, la misteriosa Planta Militar Nuclear 816.
Malas migas con la URSS. La Guerra Fría fue un conflicto tremendamente complicado que se jugó a tres bandas parte del tiempo. EEUU y la URSS fueron dos de las patas, pero China entró en liza cuando estalló el conflicto sino-soviético. Simplificando mucho la historia, la Unión Soviética y China compitieron por ser los adalides del comunismo y, en un momento de 1969, la Unión Soviética incluso se planteó bombardear China con bombas nucleares, incluido Beijing.
Sin embargo, Estados Unidos "intervino", dando un giro al conflicto y a las relaciones con China. La postura de ambos se acercó los años posteriores, pero antes de eso, y con una China oliéndose que la URSS podría amenazar con su arsenal nuclear, comenzó a construir la Planta Militar Nuclear 816.
Gran Muralla Nuclear. Zhou Enlai, primer ministro chino en aquel momento, respondió a la ruptura sino-soviética dando el pistoletazo de salida a una base militar en la región de Chongqing que sería mucho más que un búnker: se convertiría en la instalación subterránea nuclear más importante del país. ¿El objetivo? Producir plutonio que se pudiera instalar en armas, creando misiles nucleares sin ayuda soviética.
Las obras iniciaron en 1966 y en proceso participaron más de 60.000 soldados del Ejército Popular de Liberación. El objetivo de la instalación era que estuviera blindada ante ataques con misiles, pero también contra terremotos de magnitud 8. Además, tenía una gran muralla natural a su alrededor: la montaña Jinzi y su granito.

Colosal. El secretismo fue una constante a la hora de construir el complejo. Esto es algo habitual y lógico en este tipo de instalaciones, llegando al extremo de que las familias de los trabajadores no sabían ni en qué estaban trabajando sus allegados ni dónde. En los registros oficiales se indica que fallecieron 76 personas durante unas obras que se extendieron a lo largo de 17 años, pero hay fuentes que apuntan que la cifra sería mucho mayor.
Al margen, la Planta Militar Nuclear 816 cuenta con una superficie de más de 104.000 m² y es el mayor sistema de túneles excavado por el ser humano. Sus 130 galerías suman más de 20 kilómetros de longitud a lo largo de 18 cuevas artificiales unidas, tiene más de 13 niveles y la altura hasta el punto más profundo es de casi 80 metros, similar a un edificio de 25 pisos. Además, para ir de unos sitios a otros dentro de la planta, se podía usar coches que circulaban por carreteras subterráneas.



Marcha atrás. Durante los años de la construcción, China realizó avances en su programa nuclear. Aunque ha sido más reciente cuando alcanzaron oficialmente las 500 cabezas, la primera prueba nuclear pública del país fue en 1964, pero el complejo de la Planta 816 sirvió de poco. ¿El motivo? Tras 17 años construyendo ese colosal sistema cavernario y con los avances al 85%, decidieron cancelarlo.
Los cambios en las relaciones internacionales y la tensión menguante de la Guerra Fría propiciaron que se diera un frenazo en el proyecto. El reactor no llegó nunca a estar operativo y el programa se clasificó en 1984. En 2002, sin embargo, salió a la luz y pudimos conocer todos estos detalles, incluso saber que parte de la planta se recicló para convertirse en una fábrica de fertilizantes.
Turistas, bienvenidos. Pero con todo eso excavado, sería una tontería tenerlo cerrado a cal y canto. Algo así debieron pensar las autoridades, ya que, en 2010, decidieron abrir parte de la base al público. Gracias a ello podemos ver fotografías como las que acompañan estas líneas y conocer cómo serían las condiciones de una base destinada a fabricar misiles nucleares en la China de hace 60 años.
Y, además de servir como museo, es un memorial para los sacrificios humanos de quienes participaron en el proyecto, fueran bajas oficiales… o de las que no constan en los registros.
Imágenes | 重庆轨交18, Iswzo, Lastrik, Pierre Marshall
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