El miedo a un ataque de Rusia ha activado un viejo plan de Alemania: cómo meter a millones de personas en búnkeres
Publicado el 09/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La nación alemana, con una población actual de alrededor de 84 millones de personas, cuenta actualmente con unos 5.780 búnkeres. Tiene sentido: estos vestigios de guerra del pasado se construyeron en su mayoría durante la Segunda Guerra Mundial y, en menor medida, durante la Guerra Fría. Estos espacios, la mayoría subterráneos, tenían una función muy simple: albergar y resguardar a miles de personas llegado el caso.
Alemania cree que ha llegado el momento de volver a prepararlos.
Preparados para la guerra. Lo contaba el Guardian el fin de semana. Tras décadas de creencia generalizada en que un conflicto militar directo en suelo europeo era impensable, Alemania ha iniciado una transformación profunda en su política de protección civil ante el temor creciente de un posible ataque ruso en los próximos cuatro años.
Ralph Tiesler, director de la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia ante Catástrofes (BBK), ha advertido que el país no está preparado para una guerra de agresión a gran escala y ha llamado a una movilización nacional urgente para adecuar infraestructuras existentes (desde túneles, estaciones de metro hasta sótanos y aparcamientos) como refugios capaces de proteger a un millón de personas. El mensaje es claro: Alemania necesita pasar de la retórica pacifista a la acción preventiva si quiere afrontar los desafíos estratégicos que plantea una Rusia cada vez más impredecible.
El búnker desfasado. Claro, hay un problema: estos refugios necesitan una amplia reforma. El panorama actual de protección civil en Alemania no deja dudas: de los 2.000 búnkeres heredados de la Guerra Fría, apenas 580 están operativos y solo podrían albergar al 0,5% de la población. En contraste, Finlandia dispone de 50.000 espacios de protección que cubren al 85% de sus ciudadanos.
Plus: la propuesta del BBK no se limita a construir nuevos refugios (una tarea costosa y lenta), sino que prioriza la adaptación inmediata de estructuras urbanas ya existentes. En paralelo, se planea modernizar sistemas de alerta, mejorar la ciberseguridad de las aplicaciones de emergencia y desarrollar señales claras que indiquen dónde protegerse en caso de ataque. La iniciativa surge en un contexto en el que los bombardeos masivos sobre ciudades ucranianas como Járkov, donde Rusia lanzó uno ataques de los más intensos desde el inicio de la invasión, reafirman la necesidad de prepararse para escenarios de guerra en Europa.
Estrategia y otras urgencias. Contaba la CNN que la financiación del ambicioso plan aún no está garantizada, aunque se espera que provenga del levantamiento temporal del freno de deuda aprobado por el Parlamento en marzo, el mismo que permite gastos excepcionales en defensa, infraestructuras y seguridad. Así todo, los fondos deben repartirse también entre servicios de inteligencia, modernización militar, ciberdefensa y mejora de infraestructuras clave como puentes y carreteras aptas para el tránsito de vehículos militares.
Tiesler estima que se necesitarán al menos 10.000 millones de euros hasta 2028 para cubrir las necesidades básicas de protección civil y 30.000 millones en los próximos diez años. En este reparto presupuestario, la protección civil compite con sectores estratégicos igualmente vitales, lo que convierte al debate en una cuestión política de primer orden para la nación.
Resiliencia ciudadana. Más allá de las obras estructurales, Tiesler ha apelado directamente a la responsabilidad individual de la población. El hombre propone el establecimiento de un servicio de protección civil, obligatorio o voluntario, y recomienda que cada hogar almacene suministros suficientes para al menos diez días sin agua ni electricidad, en la misma línea que aquel anuncio que lanzó Europa a todo el continente.
La política, si se quiere también de "resiliencia preventiva", adoptada en otros países europeos como hemos ido contando, busca preparar a la sociedad alemana no solo para catástrofes naturales o ciberataques, sino para ese escenario una vez lejano, ahora menos improbable, de un conflicto armado en territorio continental. Así, Alemania parece empezar a sacudirse el letargo de su posguerra y redefinir sus prioridades ante un entorno geopolítico que ya no permite la indiferencia.
Si Francia parece estar “reorganizando” a Renault, Alemania busca hacer lo mismo con su búnkeres.
Imagen | Miguel Alcântara
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