El hogar como trinchera: las “casas clavo” que plantaron cara al avance del urbanismo en China
Publicado el 01/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Imagina una pequeña casa de un par de pisos rodeada por enormes bloques de viviendas. No hay que imaginar demasiado, ya que lo hemos visto en la popular película ‘Up’ de Pixar, pero lejos de ser material de ficción, ese tipo de construcciones existen, aguantando firmes ante el progreso y el avance del hormigón.
Son las llamadas “casas clavo”. Es un fenómeno global, pero en China encontramos algunos de los casos más icónicos que se convirtieron en muestra de la resistencia popular.
Dīngzihù. Cuando hablamos de “casas clavo”, es literal. El término chino “dīngzihù” viene a decir, precisamente, eso. Dīngzi significa “clavo” y hù es “familia” u “hogar”. Y es una expresión que se refiere a los propietarios que se resisten a desalojar sus casas para que éstas sean demolidas, convirtiéndose ese edificio en un clavo que es difícil de sacar. Es un término que se popularizó con la modernización del país.
Los nuevos proyectos de desarrollo urbano necesitaban terreno para construir, por lo que ofrecieron compensaciones económicas a los residentes de esas zonas para que abandonaran sus hogares. Quienes se negaban debido a motivos personales o a desacuerdos económicos, veían cómo su casa era la única del barrio que quedaba en pie, mientras a su alrededor se erigían enormes moles de hormigón.
En China, además, es curioso porque el fenómeno es relativamente reciente. La propiedad privada no tenía demasiada importancia hasta hace no tanto, pero en 2007 se aprobó la primera ley moderna de propiedad privada que dificultaba la expropiación forzosa y se empoderó a los propietarios. El único modo para demoler una vivienda era justificar el “interés público” de la nueva construcción, y es lo que originó una serie de movimientos de la población para proteger sus hogares.

Wu Ping. Estos movimientos de ‘resistencia’ son muy mediáticos tanto por la historia personal como por la estética de la nueva calle, con casas pequeñas y tradicionales aisladas en medio de los nuevos edificios. Se han dado varios a lo largo de estos años, pero si uno refleja a la perfección ese espíritu de lucha, es el de Chongqing en 2004. Wu Ping y Yang Wu se negaron a vender su propiedad para la construcción de un centro comercial.
El resto del barrio fue demolido, pero su casa aguantó y la foto es impactante: en la cima de un montículo, rodeada de la excavación para empezar cuanto antes la construcción del complejo. El matrimonio fue el único entre 281 familias de la zona que rechazó el mudarse a otra zona y declaró que no era “terca ni rebelde -como la habían descrito en los medios-. Sólo trato de proteger mis derechos personales como ciudadana, y seguiré hasta el final”.
Aparte de porque no quería, en esa casa su familia había vivido durante tres generaciones. Y no creas que la contienda fue pacífica: los desarrolladores inmobiliarios les cortaron el agua y la energía cuando excavaron el foso. Por su parte, el señor Yang Wu, campeón local de artes marciales, usó nunchakus para crear una escalera improvisada hasta su casa y amenazó con golpear a cualquiera que intentara desalojarla.
También izó una bandera china en la propiedad. Tras años de batalla legal y mediática, llegaron a un acuerdo millonario con los promotores y un apartamento en el centro de la ciudad con un tamaño similar al de su antigua vivienda. La casa fue demolida.


Resistencia china. Aunque la foto del hogar Wu sea, quizá, la más pintoresca, el caso de ese matrimonio no es ni mucho menos único en lo que a ruido mediático se refiere. En Nanning, una pequeña casa quedó atrapada en el centro de una gran avenida. Alrededor de la casa, como si fuera una rotonda, sólo había asfalto y coches circulando. Terminaron llegando a un acuerdo, pero también dejó una foto para la historia. Algo similar ocurrió en Zhejiang, cuando en 2012 una casa de cinco pisos quedó en pie en mitad de una autopista.
Otros 450 edificios fueron demolidos, pero los propietarios de esta vivienda consideraron que la compensación era ridícula y no podrían comprar una vivienda equivalente. Tras una compensación mayor y un terreno, aceptaron y abandonaron su casa, que fue demolida.

Acabaran sucumbiendo o no, algo está claro: estos ejemplos son sólo unos pocos de esa muestra de resistencia popular en China, una defensa del patrimonio y de los derechos individuales frente a una modernización que, en el gigante asiático, se ha dado a pasos agigantados.

Edith Macefield. Pero esto de negarse a irse de casa para que la tiren no es algo exclusivo de China, y un caso que seguramente conoces, pero no por este nombre, es el de Edith Macefield. En la ciudad estadounidense de Seattle, la casa de esta señora llamó la atención de medio mundo cuando se negó a una compensación de un millón de dólares para abandonar su hogar. La señora, de 84 años en ese momento, recibió ofertas complementarias, como atención domiciliaria gratuita por el resto de su vida, pero no cedió: su casa no iba a ser demolida para construir un centro comercial.

No era por tocar las narices: tenía una edad avanzada y consideraba tedioso tener que mudarse. Tras varios fracasos, los constructores tomaron la decisión de levantar el complejo igualmente, pero de una manera menos hostil que los casos que hemos visto en China. Rodearon tres de los lados de la casa con paredes de hormigón de cinco pisos de alto y la señora Macefield vivió allí hasta que falleció en 2008. Hoy, la casa sigue ahí, vacía, como muestra de ese heroísmo particular.
¿Y por qué digo que quizá te suene el diseño de la casa y la historia? Pues porque es la que sirvió de inspiración para que Pixar creara la magnífica ‘Up’. Hay más historias en suelo estadounidense, como el Thirsty Beaver, un bar abierto en 2008 que se construyó en mitad de un descampado, pero que en 2015 se vio rodeado por un enorme edificio de pisos tras su negativa a vender. Y ahí sigue.

Inspiración. Como decimos, hay otros casos similares en varias ciudades del mundo. ‘Up’ puede ser el caso más icónico por la casa con los globos y la divertida negativa de su dueño, pero no hay que olvidar que, en ‘El emperador y sus locuras’, Cuzco quería demoler una aldea para construir un parque de atracciones. Y la motivación de Shrek para salir de su ciénaga es impedir que el malvado Lord Farquaad expropie su cabaña.
Por tanto, si alguna vez andas por una ciudad y ves que hay una casa que no cuadra en absoluto con las construcciones a su alrededor, lo más fácil es que se trata de una de estas ‘casas clavo’ de las que sus habitantes no han querido desprenderse.
Y son esos últimos clavos que resisten ante el martillo del progreso.
Imágenes | Tim Wu, Zhou Shuguang, George Alexander Ishida Newman, Payton Chung, N509FZ
utm_campaign=01_May_2025"> Alejandro Alcolea .