El Comac C919 simboliza el sueño aéreo de China: la guerra comercial amenaza con cortarle las alas en pleno despegue

Publicado el 17/04/2025 por Diario Tecnología
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El Comac C919 simboliza el sueño aéreo de China: la guerra comercial amenaza con cortarle las alas en pleno despegue

El sector aeronáutico se perfila como uno de los grandes damnificados por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. A las crecientes barreras arancelarias impuestas por ambas potencias se suma ahora el presunto intento de Pekín de bloquear la entrega de nuevos aviones de Boeing en su territorio. La información, publicada por Bloomberg a comienzos de esta semana, señala además que las aerolíneas chinas no podrán adquirir equipos ni piezas relacionadas con la aviación a proveedores estadounidenses.

Cuando se plantea un escenario como este, es fácil pensar que el cierre de puertas a Boeing y otros fabricantes estadounidenses puede traducirse en una oportunidad para firmas como Airbus o Comac. Y, en parte, lo es. No obstante, conviene matizar: mientras que el principal reto de Airbus pasa por incrementar su capacidad de producción, en el caso de Comac las dificultades son más profundas. Estados Unidos, de hecho, podría dinamitar su proyecto más ambicioso de la noche a la mañana. ¿Cómo? Veamos los detalles.

Un avión con demasiadas piezas prestadas

En los últimos años hemos visto cómo China ha logrado dar un salto decisivo en múltiples industrias. Uno de los ejemplos más evidentes lo tenemos frente a nuestros ojos: el sector del automóvil. Durante mucho tiempo, los coches chinos arrastraron una reputación cuestionable y una oferta poco competitiva. Hoy la situación es muy distinta. Algo parecido podría estar ocurriendo en la aviación comercial. Aunque Airbus y Boeing siguen liderando con holgura, Comac lleva años intentando hacerse un hueco en ese histórico duopolio.

Una de las piezas clave en este importante objetivo es el Comac C919, un avión diseñado y ensamblado en China con la vista puesta en competir directamente con el Boeing 737 MAX y el Airbus A320. Con capacidad para entre 158 y 192 pasajeros y una autonomía que oscila entre los 4.075 y los 5.555 kilómetros, su despliegue actual es todavía limitado. Sin embargo, si atendemos al ritmo de crecimiento del gigante asiático, todo apunta a que es cuestión de tiempo que el C919 se consolide también fuera de sus fronteras de origen.

Pero el proyecto arrastra, al menos por ahora, un talón de Aquiles que a menudo pasa desapercibido: una profunda dependencia de la tecnología estadounidense. Así es. El orgullo de la aviación china, el desarrollo más ambicioso de toda su historia en este sector, funciona gracias a componentes clave fabricados por un país rival. Durante años, esas piezas han cruzado el océano sin mayores obstáculos. Pero un bloqueo podría golpear de lleno el corazón mismo del sueño chino de tener su propio avión regional de referencia.

Comac C919 2

Entonces, ¿de qué piezas estamos hablando exactamente? Para entenderlo, conviene acudir al trabajo de Leeham News and Analysis, una firma especializada que lleva más de dos décadas siguiendo de cerca los entresijos del sector aeroespacial.

  • Grabadores de datos de vuelo – General Electric (Estados Unidos).
  • Radar meteorológico – Rockwell Collins (Estados Unidos).
  • Sistemas de comunicaciones y navegación – Honeywell (Estados Unidos).
  • Sistema antihielo del ala – Liebherr (Alemania).
  • Componentes de aluminio para el fuselaje – Arconic (Estados Unidos).
  • Motores – CFM International, empresa conjunta entre GE (Estados Unidos) y Safran (Francia).
  • Inversores de empuje – Safran (Francia).
  • Sistema de combustible – Parker (Estados Unidos).
  • Detección de incendios – Kidde (Reino Unido).
  • Ruedas y frenos – Honeywell (Estados Unidos).
  • Neumáticos – Michelin (Francia).
  • Tren de aterrizaje – Liebherr (Alemania).
  • Cola y alas – Aviation Industry Corporation of China (AVIC) (China).

Basta con revisar la lista anterior para medir el golpe que supondría la falta de cualquier componente estadounidense en la cadena de montaje del C919. Leeham News and Analysis ya advierte de que la guerra comercial amenaza con estrangular el proyecto. En la misma línea se sitúa Ron Epstein, analista de Bank of America, quien declaraba a Reuters: “Si China deja de comprar componentes aeronáuticos a Estados Unidos, el programa C919 se detendrá o morirá”.

La situación actual y perspectivas a futuro

En los últimos días, la guerra comercial se ha intensificado con movimientos rápidos e imprevisibles. Y lo cierto es que medio mundo —individuos, empresas, gobiernos— aún intenta entender hasta dónde llegan sus efectos. Si nos centramos en la orden del Gobierno chino sobre componentes aeronáuticos, todo apunta a que, por ahora, afecta solo a las aerolíneas. Eso dejaría a fabricantes como Comac con margen para seguir comprando las piezas que necesita a Estados Unidos. Al menos de momento.

Comac C919 3

Sin embargo, el arancel de represalia del 125% (que, sumado al 20 % previo por el caso fentanilo, deja la factura en un 145%) rige para las importaciones procedentes de Estados Unidos. Eso incluye los motores, la aviónica o los frenos que COMAC compra para sus C919. El resultado práctico es que cada componente estadounidense le costaría a COMAC casi dos veces y media su precio original, un escenario difícilmente asumible para cualquier fabricante que aspire a mantener la viabilidad de su negocio.

Toca esperar para ver en qué desemboca todo esto. Si las barreras impuestas por ambas potencias caerán y el comercio logrará reactivarse. Pero también hay otro escenario: que Estados Unidos imponga controles de exportación sobre componentes clave para la aviación china. Ya lo hizo con los chips de NVIDIA para frenar su avance en inteligencia artificial. Esta situación podría reforzar la apuesta en marcha de China por desarrollar tecnología clave propia, aunque aún le queda un largo camino por delante.

Imágenes | Comac

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