El aeropuerto de Nápoles ha rechazado un Boeing 787 con 200 pasajeros a bordo por un solo motivo: dos metros de largo
Publicado el 09/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Dos metros. Ni uno más, ni uno menos. Esos han sido los culpables de que el aeropuerto de Nápoles tuviera que rechazar un vuelo con origen en Filadelfia. Todo parecía funcionar sin sobresaltos en la mañana del pasado 3 de junio. Hasta que los pasajeros que debían aterrizar en Nápoles recibieron la desagradable sorpresa de que aterrizarían en Roma.
El motivo: el avión era demasiado grande para el aeropuerto.
Seis metros. Esa es la distancia que diferencia a un Boeing 787-8 de un Boeing 787-9. Ambos forman parte de la familia Dreamliner (de la que también forma parte el Boeing 787-10) y son habituales en los vuelos transatlánticos ya que su autonomía supera ampliamente los 10.000 kilómetros y cuentan con más de 200 plazas para pasajeros.
La envergadura en todos los casos es de 60 metros pero su longitud crece conforme aumentan el número del apellido. Así, el Boeing 787-8 mide 57 metros de largo pero el 787-9 ya se extiende hasta los 63 metros de largo. El 787-10 llega a los 68 metros de largo.
Una pequeña (gran) diferencia. Esos seis metros de largo suponen un problema que se llama aeropuerto de Categoría 8 RFFS (Rescue and Fire Fighting Services, por sus siglas en inglés) . Este nombre hace referencia a las aeronaves que un aeropuerto puede gestionar, acorde a los servicios de emergencias y de extinción de incendios que tiene a su disposición.
En este caso, la Categoría 8 RFFS permite operar aviones con un tamaño máximoo de 61 metros de largo. Es decir, puede manejar el Boeing 787-8 pero no el Boeing 787-9, que supera en dos metros las dimensiones establecidas por la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). Para poder gestionar el aterrizaje de un Boeing 787-9 es necesario que el aeropuerto cuente con una Categoría 9 RFFS donde se permiten aterrizar aviones de hasta 76 metros de largo.
Mejor a Roma. Este escenario no lo contemplaron en American Airlines cuando decidieron que, por motivos operativos, un Boeing 787-9 debía operar la ruta Filadelfia-Nápoles que la aerolínea mantiene abierta. Habitualmente, este trayecto lo realiza un Boeing 787-8 (más pequeño) desde que abrieran la ruta el verano pasado. De hecho, en la propia nota de prensa del aeropuerto de Nápoles se especifica que el avión utilizado será el más pequeño de la línea Dreamliner.
Pero, como decíamos, la semana pasada American Airlines decidió mandar a Nápoles un Boeing 787-9. Cuando el avión se encontraba a 70 millas de su destino tuvo que dar media vuelta y desviarse a Roma. El problema era evidente, desde Nápoles informaban que no podían acoger el vuelo porque su categoría se lo impide. El avión era demasiado grande. Concretamente los dos metros que sobrepasa para que un aeropuerto con Categoría 8 RFFS pueda operarlo.
En autobús. Explican en Business Insider que los pasajeros tuvieron que cubrir la distancia entre ambos aeropuertos en autobús, en un viaje que les llevó de dos a tres horas, o en avión, en rutas operadas por ITA Airways. La compañía pidió disculpas y alegó a los medios americanos que se habían producido "limitaciones operacionales" que habían impedido aterrizar el avión en el sur de Italia.
En CBS señalan que a bordo del avión viajaban 231 pasajeros y 11 tripulantes que recibieron, por toda contestación de la compañía "disculpas por la interrupción del viaje", en un comunicado rescatado por el medio de comunicación.
Foto | Dominic Bieri y Flightware
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