Dejar todo para el final le sirvió en Harvard, pero no en Microsoft: lo que Bill Gates aprendió trabajando con empresas japonesas
Publicado el 14/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Aunque puntualmente volvió a trabajar para echar una mano a su hija, puede decirse que Bill Gates ya está retirado de Microsoft y vive centrado en su filantropía. Al fin y al cabo, el multimillonario creó de la nada una de las empresas tecnológicas más importantes de las últimas décadas cuya hegemonía en SO de escritorio sigue vigente.
Los inicios de Microsoft no fueron fáciles, tuvieron unas cuantas dudas y su incertidumbre era tal que Bill Gates hasta se resistía a contratar a más gente. Para Bill Gates su infancia, adolescencia y periodo universitario fueron claves para llevar al éxito a Microsoft. No obstante, el Bill Gates adulto y maduro tuvo que corregir errores de su juventud que pudieron salirle muy caros en su empresa. Uno de ellos es todo un clásico entre estudiantes: dejar todo para última hora y darse atracones de estudiar justo antes del examen.
Dejarlo todo para el último día no es una opción para algunas empresas
En 1995 Bill Gates escribió 'Camino al futuro' donde narra sus inicios en la vida y en los ordenadores y es precisamente en esta veterana obra donde narra cómo cuando llegó a Harvard seguía la ley del mínimo esfuerzo y se fanfarroneaba de ello: su política durante su primer año era saltarse la mayoría de clases y estudiar "febrilmente" cuando acababa el semestre y tenía los exámenes a la vuelta de la esquina. De hecho, cuenta que para él era un juego: comprobar la alta nota que podía sacar invirtiendo el menor tiempo posible.
Allí conoció a un amigo que compartía su afición por procastinar: Steve Ballmer. Eso sí, mientras que a Bill Gates le gustaba invertir ese tiempo jugando al póker, Steve Ballmer era un polifacético joven que lo mismo llevaba el equipo de fútbol que dirigía la publicidad del periódico escolar, estaba en una fraternidad y también presidía una revista literaria. Cuenta Gates que su práctica con el póker le resultó valiosa después, en el mundo de los negocios. Lo que no le sirvió de mucho en Microsoft fue procastinar.
Explica el filántropo que entre los primeros clientes de Microsoft había empresas japonesas tan metódicas que, en el momento en el que se retrasaban en el cronogama de entregas, enviaban un avión con una persona que hiciera de niñera para supervisarles:
Sabían que su hombre no podía ayudar realmente, pero estaba en nuestra oficina dieciocho horas al día solo para demostrarnos cuánto se preocupaban.
Y no solo eso: también les pedían explicaciones sobre los cambios en las fechas de entrega para saber los motivos y actuar en consecuencia. Según Bill Gates, retrasarse con las empresas japonesas era algo doloroso. Así que tomaron nota: mejoraron y corrigieron sus hábitos. Eso no evitó que siguiéran retrasándose alguna que otra vez con sus proyectos, pero mucho menos de lo que hubiera sido sin esas temibles niñeras escudriñándolo todo para presionarles a cumplir con sus plazos.
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