Camiones disfrazados de casas entraron en Rusia en 2024. Acaban de abrir sus puertas dinamitando las bases aéreas de Moscú
Publicado el 02/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Hace unas horas tuvo lugar un ataque que seguramente marcará un punto de inflexión en la guerra de Ucrania. Kiev lanzó la mayor ofensiva con drones desde el inicio de la guerra, golpeando simultáneamente bases aéreas rusas que se extienden desde la frontera occidental hasta Siberia oriental. La operación, planificada durante más de un año y medio, apunta a un impacto económico y militar sin precedentes para Moscú.
En el corazón de Rusia. Ucrania ha confirmado oficialmente la autoría de uno de los ataques más inesperados y estratégicamente significativos del conflicto: la operación “Spiderweb”, ejecutada por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), golpeó en el corazón de la aviación estratégica rusa al inutilizar o destruir al menos el 34% de su flota de bombarderos de largo alcance (se habla de más de 40), según cifras ucranianas.
El daño económico estimado, de ser así, ascendería a 7.000 millones de dólares, aunque aún no ha sido verificado de forma independiente. Esta ofensiva, planeada en secreto durante más de 18 meses y dirigida personalmente por el presidente Volodímir Zelenski junto con el jefe del SBU, el teniente general Vasyl Maliuk, representa un cambio de paradigma en la capacidad ucraniana de proyección ofensiva a larga distancia, penetrando el interior del territorio ruso con drones camuflados y operados desde plataformas móviles.
Cinco bases clave y disuasión nuclear tocada. La ofensiva, que como decíamos tuvo lugar ayer domingo 1 de junio, se concentró en cinco bases aéreas rusas: Belaya, Diaghilevo, Olenya, Ivanovo y otra sin especificar en las regiones de Murmansk, Irkutsk, Ryazán y Amur. En estas instalaciones se alojaban aeronaves estratégicas como los bombarderos Tu-95 y Tu-22M3, usados habitualmente para lanzar misiles de crucero contra ciudades ucranianas, así como un avión A-50 de alerta temprana.
Según fuentes del SBU, 41 aviones fueron alcanzados y al menos una parte quedó destruida en tierra. Las imágenes obtenidas muestran incendios en pista y explosiones masivas, y algunas secuencias incluirían la voz del propio Maliuk calificando el ataque como un “bavovna”, un término ucraniano irónico para referirse a explosiones en territorio ocupado por Rusia.
Clandestinidad sin precedentes. La logística del ataque también demuestra un nivel de sofisticación sin precedentes. Contaba el New York Times que tenía imágenes que constataban que los drones FPV fueron introducidos clandestinamente en Rusia, ocultos dentro de estructuras de madera que simulaban casas, montadas sobre camiones. Estos vehículos se colocaron cerca de las bases aéreas y, al momento oportuno, los techos se abrieron de forma remota para liberar los drones, que volaron directamente hacia los objetivos sin alertar a los sistemas defensivos.
La información fue confirmada tanto por el SBU como por autoridades regionales rusas, incluido el gobernador de Irkutsk, Igor Kobzev, quien reconoció que los drones fueron lanzados desde un camión en la localidad de Sredniy, marcando la primera vez que Siberia sufre un ataque de este tipo.
Reacciones rusas. El Ministerio de Defensa ruso confirmó que cinco aeródromos en distintas regiones fueron atacados, aunque calificó la ofensiva como un “acto terrorista” del “régimen de Kyiv”. Rusia sostuvo que los ataques en Ivanovo, Ryazán y Amur fueron repelidos, y que varios equipos de aviación “se incendiaron” en Murmansk e Irkutsk tras lanzamientos de drones desde las cercanías.
También declaró que los incendios ya se han extinguido, que no hubo víctimas y que algunos participantes en los ataques ya han sido detenidos, aunque estas afirmaciones no han sido verificadas por fuentes independientes. Mientras, varios canales de Telegram rusos reconocieron que los drones provenían de camiones aparcados en autopistas próximas a los objetivos, lo que deja al descubierto una vulnerabilidad estructural significativa en la defensa de los activos más sensibles de Rusia. Plus: según fuentes rusas y ucranianas, los drones partieron desde camiones con matrículas de Chelyabinsk, tras haber sido armados en almacenes alquilados dentro del territorio ruso, lo que implica, otra vez, un nivel de infiltración interna sin precedentes.
Ucrania también sufre. El mismo domingo y casi en paralelo, Rusia lanzó un potente ataque con misiles contra una base de entrenamiento ucraniana en la región de Dnipró, causando al menos 12 muertos y más de 60 heridos, en una de las pocas ocasiones en que las Fuerzas Armadas ucranianas reconocen públicamente bajas significativas.
Como consecuencia, el comandante de las fuerzas terrestres, el general de división Mykhailo Drapatyi, presentó su renuncia, asumiendo “responsabilidad personal por la tragedia”, lo que refleja una cultura de mando basada en la rendición de cuentas. Aunque se asegura que la mayoría del personal estaba resguardado al momento del ataque, el suceso reaviva el debate sobre la seguridad en instalaciones militares ante ataques rusos cada vez más intensivos y mejor coordinados.
Guerra y diplomacia. La paradoja de la guerra es que ambas ofensivas ocurrieron en la víspera de nuevas negociaciones de paz en Estambul, promovidas por Moscú. Aunque Kyiv había condicionado su participación a recibir un memorando ruso con propuestas de alto el fuego, Zelenski confirmó el envío de una delegación encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov.
El presidente ucraniano no aclaró si se había recibido tal documento, limitándose a decir que se habían definido las posiciones de Ucrania ante las conversaciones. Mientras tanto, funcionarios ucranianos acusan al Kremlin de utilizar las negociaciones como maniobra dilatoria, mientras busca avances militares en el terreno tras más de tres años de conflicto.
El papel de los drones. La operación spiderweb ha puesto en evidencia una vez más tanto el valor táctico de los drones de bajo coste como las carencias en protección de activos estratégicos dentro del aparato militar ruso. La falta de hangares reforzados en bases aéreas dejó a los bombarderos expuestos ante enjambres de drones FPV (algunos posiblemente asistidos por inteligencia artificial y navegación autónoma basada en reconocimiento de imágenes), capaces de operar sin emitir señales electrónicas y sin necesidad de control remoto humano.
Esta nueva generación de armamento no solo reduce los costes y aumenta la eficacia de ataques quirúrgicos, sino que plantea serias amenazas para infraestructuras militares críticas en cualquier país, incluidas potencias como Estados Unidos, cuyas propias bases ya han experimentado incidentes similares. La proliferación de este tipo de armas ha cambiado las reglas del juego de la defensa aérea global, acelerando la urgencia de desarrollar contramedidas adaptadas a escenarios de guerra asimétrica de alta precisión.
Un antes y un después. Qué duda cabe, más allá de la destrucción material, la operación “Spiderweb” tiene una dimensión estratégica y simbólica enorme, ya que emuestra que Ucrania puede penetrar profundamente en el territorio enemigo con medios técnicos modestos pero tácticamente certeros, desafiando la idea de que Rusia puede operar con impunidad en su retaguardia.
No solo eso. La acción también expone los límites de la capacidad rusa para proteger sus activos estratégicos, incluso aquellos vinculados a su disuasión nuclear. El uso de drones lanzados desde estructuras móviles dentro de Rusia marca un avance audaz en la guerra moderna, donde la tecnología, el camuflaje, la inteligencia operativa y la audacia táctica pueden inclinar la balanza.
Por su parte, la SBU ha declarado que esta operación es solo el inicio de una nueva fase, una en la que Moscú ya no podrá sentirse seguro ni en sus bases más alejadas del frente.
Habrá que ver la respuesta rusa en una guerra que ha cruzado un umbral inédito.
Imagen | Ukraine’s Security Service
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