Atar dos focas y obligarlas a escuchar explosiones: la extraña petición que recibió SpaceX de las autoridades, según Elon Musk

Publicado el 22/10/2024 por Diario Tecnología
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Atar dos focas y obligarlas a escuchar explosiones: la extraña petición que recibió SpaceX de las autoridades, según Elon Musk

Sábado por la noche. La iglesia Life Center de Harrisburg, en Pensilvania, está a rebosar de gorras rojas y banderas de Estados Unidos. Elon Musk se sube al escenario en un evento de America PAC, el comité pro-Trump al que ha donado decenas de millones de dólares. Y como si fuera un sketch de comedia con risas enlatadas, cuenta algunas de las cosas más absurdas que SpaceX ha tenido que hacer para que las agencias ambientales le permitan lanzar la Starship.

La sensación de estar viendo un monólogo de stand-up comedy es totalmente intencional. El propio Musk dijo en el podcast de Lex Fridman hace un año que quería convertir esta historia en un sketch de comedia con el rótulo "Todo esto es real". Finalmente lo ha hecho, pero sin el rótulo y como parte de un mitin político para apoyar la campaña presidencial de Donald Trump.

SpaceX contra tiburones, ballenas y focas

La historia es la siguiente. Después del primer lanzamiento de Starship, SpaceX empezó a presionar abiertamente al gobierno de Estados Unidos para que acelerase la tramitación de licencias de vuelo. La compañía se había estado peleando durante meses con múltiples agencias reguladoras por las exhaustivas investigaciones del primer vuelo del cohete, que había sido un pequeño desastre ambiental, así como por la incorporación de un deflector de llamas que dispara chorros de agua potable en el segundo vuelo.

Para ilustrar el alcance de este escrutinio, Elon Musk reveló dos de las peticiones más extrañas que los reguladores han hecho a SpaceX en su historia reciente. Según el empresario, al Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos le preocupaba que Starship golpeara a un tiburón cuando cayese en el océano, por lo que solicitó a SpaceX que calculara la probabilidad de que esto ocurriese.

Para calcular la probabilidad de golpear un tiburón, SpaceX pidió a la agencia que le proporcionara el número de tiburones que había en las zonas donde podría caer el cohete. Musk dijo que la agencia se negó, por miedo a que los datos se filtrasen a "cazadores de tiburones", así que SpaceX preguntó por qué no hacía los cálculos la división de la costa oeste del Servicio de Pesca. Los agentes contestaron: "porque no nos fiamos de ellos", contó Musk.

De alguna forma, SpaceX acabó convenciéndolos de revelar los datos y terminó haciendo los cálculos. Los ingenieros de la compañía llegaron a la conclusión de que la probabilidad de golpear un tiburón era prácticamente cero. Entonces, dijo Musk, el Servicio Nacional de Pesca Marina contestó: "¿y qué hay de las ballenas?".

La respuesta volvió a ser prácticamente un 0% de posibilidades. "Si un cohete golpea una ballena, es la ballena con peor suerte del mundo", bromeó Musk. Y a continuación contó una historia mucho más disparatada.

De acuerdo con el relato del empresario, al gobierno de California le preocupaba que los lanzamientos y aterrizajes del Falcon 9 estresaran a las poblaciones de focas próximas a la base Vandenberg de la Fuerza Espacial. Para comprobarlo, pidieron a SpaceX "secuestrar una foca, atarla a una tabla, ponerle auriculares y reproducir sonidos de explosiones sónicas" (el boom que producen los cohetes al viajar a velocidades supersónicas). En palabras de Musk:

"Fuimos forzados a secuestrar una foca, atarla a una tabla, ponerle auriculares y reproducir sonidos de boom sónicos para ver si se estresaba. Esto pasó de verdad, esto fue real, tengo fotos. Una foca con auriculares atada a una tabla. Y la parte más increíble fue lo tranquila que estaba la foca.
Si yo hubiera sido la foca, habría pensado 'esto es el fin'. Cuando la foca volvió con sus amigas focas, pensaría: cómo les voy a explicar esto, nadie va a creerme. Es como si te secuestran los aliens y te ponen una sonda anal. Tus amigos nunca te van a creer".

Musk dijo que habían tenido que hacerlo dos veces, con dos focas distintas, a petición de los reguladores. Y la conclusión a la que llegaron fue que no solo no se estresaban, sino que las poblaciones de focas habían crecido de forma estable a medida que aumentaban los lanzamientos en Vandenberg. "Si acaso, los boom sónicos son afrodisiacos", ironizó Musk.

Por qué cuenta todo esto ahora

Musk se queja de que hay "más de 100 agencias reguladoras", muchas de ellas "innecesarias", dificultando los avances de Tesla y SpaceX. Pero el empresario tiene un plan para solucionarlo: acaba de donar 75 millones de dólares a la campaña de Donald Trump a través del comité America PAC.

Musk tiene mucho que ganar si Trump derrota a Kamala Harris en las elecciones presidenciales. Su principal interés: desregular el sector de la automoción y la industria aeroespacial. No deja de ser paradójico, ya que una de las promesas de Trump es frenar el coche eléctrico para salvar la industria del automóvil de combustión, pero el expresidente le ha seguido el juego.

Trump ha anunciado que Elon Musk presidirá una comisión de "eficiencia gubernamental" si gana las elecciones. Musk se lo ha tomado como una oportunidad para eliminar o reducir las agencias del gobierno que, según ha tuiteado hasta nueve veces, "estrangulan lentamente" a las empresas de Estados Unidos con su sobrerregulación.

Si no gana Trump, "la sobrerregulación impedirá que la humanidad llegue a Marte", insiste Musk. Lo que quiere decir es que el gobierno debería dar mayor libertad a SpaceX para desarrollar la Starship, y que la única vía para conseguirlo es la que le otorga a él el poder de desregular los sectores que le interesan.

Imágenes | SpaceX

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