A la odisea de las colas virtuales y los conciertos sorpresa, las entradas de Bad Bunny sumaron una dificultad más: precios dinámicos
Publicado el 12/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La semana pasada, Bad Bunny puso en preventa las entradas para sus próximos conciertos en España. Y se desató el caos: colas virtuales de cientos de miles de personas, caídas de los servidores de Ticketmaster y, para sumar confusión, anuncios de nuevos conciertos de la estrella, que llegaron a un total de doce sobre los tres iniciales. Por encima de todo ello, oscilaciones al alza en los precios de las entradas. O lo que es lo mismo: precios dinámicos.
¿Qué son los precios dinámicos? Es una estrategia de fijación de precios en la que el coste de un producto o servicio fluctúa en función de la demanda del mercado, el comportamiento del consumidor, la competencia y otros factores. Se ajustan en tiempo real o en intervalos regulares, utilizando algoritmos y análisis de datos. Es un sistema que se conocía antes en sectores como el de transporte, particularmente el de la aviación, pero que Live Nation, la promotora dueña de Ticketmaster, ha adoptado también para sus eventos.
¿Y los hubo para Bad Bunny? Live Nation llama a sus entradas con precio dinámico Entradas Platinum. El precio base para las entradas más económicas de Bad Bunny partía de 73,30 euros más 10 de gastos de gestión para las zonas más altas del recinto. Las más exclusivas, como los paquetes VIP, alcanzaban los 543,30 euros más nada menos que 72,50 de gastos. Muchos usuarios reportaron subidas muy significativas: las de 300 euros llegaron a duplicar el precio en cuestión de minutos. Las butacas más baratas pasaron a costar más de 500 € en cuestión de minutos, y en reventa se llegaba a pedir hasta 1.000 €
Caos por todas partes. A las 12.45, un cuarto de hora antes de que comenzara la preventa de los tres conciertos inicialmente previstos, la web de Ticketmaster se cayó debido a la altísima demanda. Cuando llegó la hora oficial, acceder a las entradas era imposible. La demanda fue tal que Bad Bunny anunció, en las horas sucesivas, más conciertos. Sumados a los que se llegaron a anunciar al día siguiente son un total de doce, todos repartidos entre Madrid y Barcelona. Es algo absolutamente insólito y una práctica muy poco habitual en eventos de este tipo, que conllevan una planificación previa tan notoria.
Dónde empieza esto. A principios de la década pasada, Ticketmaster comenzó a experimentar con los precios dinámicos, sistema que lanzó en 2011. A lo largo de los años la práctica se fue asentando, y se convirtió en norma para los grandes eventos con el cambio de paradigma que supuso la pospandemia. En su gira de 2022, Bruce Springsteen lo puso en práctica y popularizó los precios dinámicos, convirtiéndolos en la nueva normalidad. Consecuencia: algunas entradas de su gira de ese año llegaron a costar 5.000 dólares.
Acabar con la reventa. Sobre el papel, la intención de Ticketmaster (más adelante absorbida por Live Nation) es la de combatir el mercado negro de segunda mano. Sin embargo, y como se ha analizado en profundidad, es una práctica que beneficia desproporcionadamente a las empresas de venta de entradas y perjudica a los fans, como se ha visto con la encendida reacción en redes a causa de los conciertos en España. No es la primera vez: a las citadas protestas en la gira de Springsteen podemos sumar la furia que desencadenó la de reunión de Oasis, donde en pocas horas se doblaron los precios originales de las entradas, o casos similares al de Bad Bunny en España con artistas como Pearl Jam, Adele o AC/DC.
Los rebeldes. Hay artistas que se han declarado en contra de los precios dinámicos, como The Cure, Neil Young o, muy significativamente, Taylor Swift. Por supuesto, esta actitud les ha valido a todos notables choques con Ticketmaster y Live Nation. Las acusaciones de estos y otros artistas de prácticas monopolistas (ya que, de facto, Live Nation y Ticketmaster controlan en EEUU la industria de los eventos en vivo, con el 60% de las promociones de conciertos en las principales salas del país y cerca del 80% de la venta principal de entradas) llevó a una demanda del Departamento de Justicia del país contra la empresa por monopolio.
El negocio de los conciertos. Este comportamiento de Live Nation afecta solo, es cierto, a la parte de los eventos en vivo, pero es que en los últimos años los conciertos se han convertido en el núcleo más rentable del negocio de la música. Como contábamos hace unos días, los conciertos cada vez son más mastodónticos, con una rentabilidad fuera de toda duda. En España en 2024, la música en vivo ingresó un 25,32% más que el año anterior, 725,6 millones de euros. Esta tracción al alza solo es posible en términos de grandes eventos y conciertos en recintos gigantes.
Hay un pero. Aunque todo tiene una contrapartida: los ingresos de los conciertos aumentaron en número un 8,7 %, pero el ingreso bruto promedio por espectáculo cayó un 6,9 %, según Pollstar, y el número promedio de entradas vendidas por espectáculo disminuyó un 14,9 %. Es decir, no es que la gente vaya más a los conciertos, es que en solo un año las entradas subieron notoriamente de precio. Algo que solo es posible con estrategias que no cuentan con el beneplácito del público, como los precios dinámicos. Una auténtica burbuja de precios crecientes y paciencias menguantes.
utm_campaign=12_May_2025"> John Tones .