El proyecto secreto de Opel que quiso plantar cara en el Mundial de Rallyes a Lancia y Toyota
Publicado el 06/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
La transición de los Grupo B a los Grupo A se convirtió en una época de oportunidades dentro del Campeonato del Mundo de Rallyes. Es cierto que se tuvo que dejar de lado una de las generaciones de vehículos de competición más excitantes de la historia, pero también volvió a abrir el abanico para que más fabricantes se involucraran en aventuras que a veces incluso tuvieron tan poco recorrido que ni siquiera llegaron a debutar. Durante nuestra serie de artículos de los coches de rallyes que no llegaron a debutar mencionamos unos cuantos, pero evidentemente hubo otros proyectos más secretos que no llegamos a abarcar.
De Opel sin ir más lejos mencionamos el Corsa R5 de Holzer que se llegó a presentar en el marco del WRC, pero que sin embargo nunca llegó a dar el último paso y afrontar la homologación. Sin embargo, la firma germana tuvo una buena cantidad de vehículos en desarrollo que buscaron que Opel recuperara las coronas de laureles que obtuvo especialmente a principios de la década de los ochenta con el Ascona 400 que entre otros hizo brillar el gran Walter Röhrl con ese título Intercontinental en la temporada de 1982.
Con esta referencia y después de no tomar la decisión de adentrarse en la era Grupo B propiamente dicha hasta prácticamente el final de la misma, cuando ya todo estaba preparado para la transición hacia los Grupo S, Opel comenzó a experimentar con la tracción total y una adaptación mecánica a lo que se estilaba en la época, mucho más allá de lo que llegó a ser en su momento el Opel Manta Gr.B.
Al no ser uno de los primeros fabricantes que tomó la ola de la normativa, como fue el caso de Audi, Lancia o la propia Peugeot, Opel se puede decir que estuvo prácticamente a rebufo en el desarrollo de todos y cada uno de sus coches, primero experimentando con un Kadett D con la misma mecánica del Manta pero optando en este caso por una plataforma mucho más ligera y con unas dimensiones a lo que en aquellos momentos se prodigaba, antes de hacer un último esfuerzo y tratar de desarrollar un coche con la robustez del Manta 400, pero con tracción delantera.
Tocaba pasar página y empezar a pensar en algo completamente nuevo que no fueran simplemente parches. Es ahí donde surgió la posibilidad del Opel Kadett E, el cual ya tenía una concepción mucho más parecida a la de sus rivales, con subchasis tubulares que se encargaban de aligerar el conjunto, mientras que se trataba de adaptar el motor de 2.4 litros firmado por Cosworth para estas nuevas necesidades, con la certeza de que seguirían estando un paso por detrás de los rivales en cuanto a potencia y que se optaba por exigirle algo más a la mecánica, entonces sería la fiabilidad la que se pondría en riesgo.
Opel no llegó a tiempo para los Grupo B:
El ecuador de la década de los ochenta había llegado y por ello, la sensación de que se estaba dejando pasar el tren era cada vez más patente. Se acordó con Zakspeed el desarrollo de un bloque 1.9 litros especialmente ideado para el proyecto que pudiera superar los 500 CV de potencia, aunque poniendo en duda la procedencia del propio propulsor (las informaciones apuntaban que su origen era Ford, lo que evidentemente provocó una gran polémica al tratarse Opel de una marca de General Motors). Esto volvió a producir retrasos que finalmente coincidieron con el punto y final de la reglamentación Grupo B tras los fallecimientos de Attilio Bettega, Henri Toivonen, Sergio Cresto y el atropello múltiple del Rally de Portugal de 1986. Opel se volvía a encontrar ante la disyuntiva de ver qué camino debía tomar si quería estar involucrada en el Mundial de Rallyes, todo ello con el condicionante claro de no contar con su propio departamento de competición. Para el Grupo S podría tener una solución no muy compleja, adaptando al Kadett Rallye 4S a estas nuevas normas (potencia limitada a 300 CV) que además podría dar cabida al ya veterano motor Cosworth. Incluso surgió la opción de llevar al Kadett al Rally Dakar aunque con una preparación que distaba muy lejos de ser la adecuada para los rigores del desierto africano, lo que supuso que el resultado fuera más bien discreto.

Los proyectos Opel para los rallyes en los noventa:
En esos momentos se seguía compitiendo a lo largo y ancho de Europa con modelos de rallyes de Opel o Vauxhall, sin ir más lejos, en las islas británicas se cogió especialmente cariño al pequeño Corsa GSi (Nova GTE) en manos de pilotos tan talentosos como David Metcalfe, con Nicky Grist a su derecha, posteriormente copiloto de Colin McRae. Hubo otros proyectos que no tuvieron apenas recorrido, como fue el caso de la creación de un Opel Calibra 4x4 Turbo que, a pesar de su espectacular estética (tenía un coeficiente de resistencia Cx de 0,26 la versión de producción), estuvo lejos de ser competitivo en los tramos, firmando una potencia de 300 caballos y un Par Máximo de 420 Nm para más de 1.500 kilos. Con el apoyo del Opel Team Belgium también vimos al Opel Astra GSi aparecer en el Mundial, así como prodigarse en nacionales como el Campeonato de España de Rallyes de Asfalto con Mia Bardolet, dejando muy buenos resultados e incluso consiguiendo el título de 1993. Por cierto, el Calibra también lo llegamos a ver en España, concretamente conducido por el piloto oficial de la Red Opel, Borja Moratal. Sin embargo, muchos recordarán cómo en el año 1990, el madrileño dejó de lado su habitual Opel Kadett GSi y se subió con motivo del Rally de Lugo, valedero para el Nacional de Tierra a un sorprendente Vectra 4x4 Turbo que había aparecido prácticamente de la mañana y que, por las evidencias, se trataba también de un proyecto oficial, el enésimo desarrollo para rallyes por parte de Opel en apenas una década.