Verifactu: la visión de Roger Dobaño sobre el futuro de las inspecciones tributarias

El panorama empresarial español está inmerso en una transformación digital que no deja indiferente a nadie, y mucho menos a la relación de las compañías con la administración tributaria. En este contexto, las declaraciones de figuras clave como Roger Dobaño, CEO de Quipu, resuenan con una claridad meridiana y sirven como advertencia, pero también como hoja de ruta para el empresariado. Dobaño ha sido contundente: «Las empresas que no opten por Verifactu tienen más posibilidades de inspección por parte de la Agencia Tributaria». Esta afirmación no es una mera conjetura, sino el reflejo de una realidad legislativa y tecnológica que se cierne sobre el ecosistema empresarial. La implementación de Verifactu, el nuevo sistema de emisión de facturas verificables, no es solo una medida de cumplimiento, sino un parteaguas que definirá la transparencia, la eficiencia y, en última instancia, la tranquilidad de las empresas frente al escrutinio fiscal. Ignorar esta tendencia es, para muchas, transitar un camino lleno de incertidumbre y riesgos innecesarios.

El contexto de Verifactu: una revolución en la facturación

A hand holds a spinning top in an atmospheric alley, evoking mystery and intrigue.

Para entender la magnitud de la declaración de Roger Dobaño, es imprescindible conocer el calado de Verifactu. No hablamos de una simple actualización de software, sino de un cambio de paradigma en la forma en que las empresas españolas gestionan y reportan sus operaciones de facturación. Verifactu es el nombre coloquial del sistema de facturación electrónica que se establece en el reglamento que desarrolla la Ley 11/2021, de 9 de julio, de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal. Su objetivo principal es claro y contundente: erradicar el software de doble uso y la manipulación de registros contables, garantizando la integridad, conservación, accesibilidad y trazabilidad de los registros de facturación de todas las empresas y profesionales.

Este nuevo sistema requiere que todos los programas informáticos y sistemas electrónicos que soporten los procesos de facturación cumplan con una serie de requisitos técnicos específicos. Entre ellos, destaca la obligación de generar un registro de cada factura emitida de forma automática, consecutiva e inalterable, y de remitir dicho registro a la Agencia Tributaria de forma segura y en tiempo real o casi real. Esto supone una digitalización exhaustiva y una transparencia sin precedentes en la relación entre el contribuyente y la Administración. La implementación de Verifactu responde a una necesidad europea de modernizar los sistemas tributarios y armonizar la lucha contra el fraude. La Agencia Tributaria española lleva tiempo sentando las bases para este modelo, buscando una mayor eficacia en sus labores de control y verificación. La meta es clara: reducir la economía sumergida y asegurar que todos los actores económicos cumplan con sus obligaciones fiscales.

La llegada de Verifactu representa un salto cualitativo respecto a iniciativas anteriores. Mientras que la facturación electrónica entre empresas y administraciones públicas (B2G) ya es una realidad establecida con la Ley 25/2013, o el sistema SII para grandes empresas, Verifactu amplía el espectro a todas las empresas y autónomos, independientemente de su tamaño o volumen de facturación. Esto implica un esfuerzo de adaptación significativo para millones de negocios que, hasta ahora, podían operar con sistemas más laxos o incluso manuales. En mi opinión, este es un paso necesario hacia una mayor equidad fiscal y una competencia más justa. La resistencia al cambio, aunque comprensible, debería ser vista como una oportunidad para modernizar procesos internos y ganar eficiencia, más allá de la mera obligación legal.

La contundente afirmación de Roger Dobaño (CEO de Quipu)

Las palabras de Roger Dobaño no son una advertencia lanzada al azar, sino una reflexión profunda y fundamentada en la realidad operativa y estratégica de la Agencia Tributaria. Como CEO de Quipu, una plataforma de gestión integral para pymes y autónomos, Dobaño posee una perspectiva privilegiada sobre la intersección entre tecnología, regulación fiscal y las necesidades del tejido empresarial. Su empresa no solo desarrolla software, sino que también asesora y acompaña a miles de negocios en su día a día contable y fiscal. Esta experiencia le otorga una autoridad moral y técnica considerable para anticipar las consecuencias de no adaptarse a la nueva normativa.

Cuando Dobaño afirma que las empresas que no adopten Verifactu tienen más posibilidades de inspección, está señalando una lógica operativa ineludible. La Agencia Tributaria, con la implementación de este sistema, busca automatizar y agilizar sus procesos de control. Disponer de información de facturación en tiempo real y verificable simplificará enormemente la detección de inconsistencias o anomalías. Las empresas que operen bajo el paraguas de Verifactu ofrecerán a la AT una visibilidad instantánea y una trazabilidad completa de sus ingresos y gastos, facilitando su labor de validación y reduciendo la necesidad de una intervención directa. Por el contrario, aquellas que no se sumen a este sistema representarán una laguna en ese flujo de datos verificables. Serán, por definición, las "excepciones" al nuevo estándar de transparencia.

Desde la perspectiva de la Agencia Tributaria, los recursos son limitados y su estrategia se orienta cada vez más hacia la eficiencia y la prevención del fraude a gran escala. Si la mayoría de las empresas están enviando datos conformes a Verifactu, la AT podrá concentrar sus esfuerzos de inspección en aquellos contribuyentes que se salgan de esta norma. Es decir, aquellos que no estén utilizando un sistema certificado por Verifactu o que, usándolo, presenten datos que generen alertas. La ausencia de un sistema Verifactu homologado será, por tanto, una señal de alerta per se, un indicador de riesgo que justificará un mayor escrutinio. La afirmación de Dobaño no es una amenaza, sino una descripción realista de cómo la AT optimizará sus procesos de control en el nuevo entorno digital.

Implicaciones de no adoptar Verifactu

Las implicaciones de no subirse al carro de Verifactu van mucho más allá de la mera posibilidad de una inspección. Si bien este es el riesgo más directo y quizás el más temido, existen otras consecuencias que pueden afectar gravemente la operatividad y la estabilidad de un negocio.

En primer lugar, la inspección en sí misma conlleva una serie de costes y molestias. Implica dedicar tiempo y recursos a recopilar y presentar documentación, responder a requerimientos, y en muchos casos, contratar asesoramiento legal o fiscal adicional. El proceso es disruptivo para la actividad diaria de la empresa y puede generar un ambiente de estrés y preocupación entre el personal. Además, una inspección puede derivar en actas de liquidación que impliquen el pago de cuotas no declaradas, intereses de demora y, lo que es aún más significativo, sanciones económicas. Las multas por incumplimiento de las obligaciones relacionadas con la facturación pueden ser sustanciales, mermando significativamente la rentabilidad de la empresa.

Pero las repercusiones no son únicamente económicas. No adoptar Verifactu puede acarrear también un daño reputacional considerable. En un mercado cada vez más consciente de la ética empresarial y la transparencia, una empresa que es señalada por incumplimientos fiscales puede ver afectada su imagen ante clientes, proveedores, inversores e incluso empleados. Esto puede traducirse en una pérdida de confianza, dificultades para cerrar acuerdos comerciales o incluso problemas para atraer talento. Hoy en día, la integridad fiscal es un valor que se espera de cualquier compañía seria.

Además, desde una perspectiva puramente operativa, no adaptarse a Verifactu significa perder la oportunidad de digitalizar y optimizar procesos internos. Los sistemas de facturación homologados no solo cumplen con la normativa, sino que suelen integrar funcionalidades que mejoran la gestión, reducen errores manuales y ofrecen una visión más clara de la situación financiera del negocio. Mantenerse en la "antigua" forma de facturar podría significar una desventaja competitiva en términos de eficiencia y control interno. Me parece una advertencia lógica y una llamada a la acción inteligente para cualquier empresario. La inversión en un software adecuado es, en este caso, una inversión en tranquilidad y eficiencia a largo plazo.

¿Por qué la Agencia Tributaria pondrá el foco en las empresas sin Verifactu?

La estrategia de la Agencia Tributaria (AT) está en constante evolución, buscando siempre las herramientas más eficaces para combatir el fraude y garantizar el cumplimiento fiscal. La implementación de Verifactu es un pilar fundamental en esta evolución, y la razón por la que las empresas no adheridas se convertirán en un objetivo prioritario es multifacética y responde a una lógica bien definida.

Primero, la transparencia y accesibilidad de los datos. Verifactu está diseñado para que la AT reciba, en esencia, una copia digital de cada factura emitida por un sistema certificado. Esto le otorga una visibilidad sin precedentes sobre la actividad económica de las empresas. Para los negocios que sí utilicen Verifactu, la AT tendrá una base de datos estandarizada y fácilmente analizable. En contraste, las empresas que no lo hagan seguirán siendo "cajas negras" en este nuevo ecosistema digital. Serán las anomalías en un mar de datos transparentes, y por tanto, generarán una mayor curiosidad por parte de la administración.

Segundo, la facilidad de cruce de información. Con los datos de Verifactu, la AT podrá realizar cruces de información automáticos y masivos en cuestión de segundos. Podrá comparar las facturas emitidas por una empresa con las recibidas por sus clientes y proveedores, detectar discrepancias, analizar patrones de ingresos y gastos, y contrastar todo esto con otras declaraciones fiscales (IVA, Sociedades, IRPF). Las empresas que no estén en Verifactu complican este proceso. La ausencia de datos estandarizados y verificados les obliga a recurrir a métodos de inspección más laboriosos y tradicionales, lo que, por pura eficiencia, concentrará los recursos en ellas.

Tercero, la reducción de la verificación manual. El objetivo a largo plazo de la AT es minimizar la necesidad de inspecciones presenciales y manuales para la gran mayoría de los contribuyentes. Si la información fluye de manera automática y verificable, la confianza en esos datos aumenta. Las inspecciones podrán centrarse en casos donde haya claras señales de riesgo o inconsistencias detectadas por algoritmos. Aquellas empresas que no proporcionen esta información automáticamente se convierten en el segmento que aún requiere una verificación manual, aumentando su probabilidad de ser seleccionadas para una auditoría más profunda.

Finalmente, la estrategia de la AT pasa de reactiva a proactiva. En lugar de esperar a que se presenten las declaraciones y luego buscar errores o fraudes, Verifactu permite una vigilancia casi en tiempo real. Esto significa que las señales de alerta pueden surgir mucho antes, incluso en el momento de la emisión de la factura. Las empresas no Verifactu se quedan fuera de este sistema de vigilancia proactiva, y por ende, seguirán siendo objeto de las estrategias de control más tradicionales y, a menudo, más intrusivas. Es lógico pensar que la Agencia Tributaria priorizará la eficiencia de sus controles, dirigiendo sus escasos recursos a las áreas donde la opacidad persiste o es más probable encontrar irregularidades. La falta de adaptación a Verifactu, en este sentido, no será una omisión insignificante, sino una clara señal de que se está operando fuera del marco de transparencia preferido por la administración.

Un ecosistema de facturación seguro y transparente

La visión subyacente a Verifactu es la creación de un ecosistema de facturación donde la seguridad y la transparencia sean las piedras angulares. Este sistema no solo busca combatir el fraude, sino también fomentar un ambiente de confianza y equidad en las relaciones comerciales y fiscales. Al garantizar la integridad de las facturas desde su origen hasta su registro, se reduce la posibilidad de errores, manipulaciones o dobles contabilidades, beneficiando a todos los actores involucrados.

Para las empresas que adoptan Verifactu, este ecosistema transparente ofrece una serie de ventajas intrínsecas. La principal es la tranquilidad. Al saber que su sistema de facturación cumple con los requisitos legales y que sus registros son verificables, el empresario puede operar con la certeza de estar en regla. Esto reduce el estrés asociado a las posibles inspecciones y permite concentrar los recursos y la energía en el crecimiento del negocio. Además, la confianza se extiende a sus relaciones con clientes y proveedores. Operar con un sistema transparente puede ser un distintivo de seriedad y profesionalismo, lo cual es invaluable en un entorno empresarial competitivo.

La seguridad de los datos también es un aspecto crucial. Los sistemas Verifactu deben garantizar la inalterabilidad y la conservación de los registros, lo que protege a las empresas de posibles disputas o malentendidos. Esto no solo es beneficioso para la AT, sino también para las propias empresas en caso de auditorías internas o revisiones contables. En definitiva, Verifactu no es solo una carga administrativa, sino una inversión en un futuro más predecible y justo para el comercio.

Más allá de la inspección: los beneficios ocultos de la digitalización

Mientras que la declaración de Roger Dobaño pone el acento en el riesgo de inspección como catalizador para la adopción de Verifactu, es fundamental reconocer que la digitalización de la facturación trae consigo una serie de "beneficios ocultos" que van mucho más allá de la mera conformidad fiscal. Enfocarse únicamente en evitar problemas sería perder de vista una oportunidad significativa para la mejora y modernización empresarial.

La eficiencia operativa es, quizás, el beneficio más evidente. Un sistema de facturación digital y automatizado reduce drásticamente el tiempo dedicado a tareas administrativas. La creación, envío y registro de facturas se vuelve un proceso fluido, minimizando la intervención manual y liberando recursos humanos para tareas de mayor valor añadido. Esto se traduce en un ahorro de tiempo y costes significativo. Pensemos en el ahorro de papel, de impresión, de envío postal y, sobre todo, en la reducción del margen de error humano que tan costoso puede ser en la contabilidad.

La reducción de errores es otro punto clave. Los sistemas automatizados y validados por la normativa Verifactu están diseñados para minimizar las inconsistencias y los fallos en la emisión y registro de facturas. Esto no solo evita dolores de cabeza con la Agencia Tributaria, sino que mejora la precisión de los estados financieros internos, facilitando una toma de decisiones más informada. Las facturas duplicadas, los importes incorrectos o la falta de numeración correlativa se convierten en problemas del pasado.

Además, una plataforma digital ofrece un mayor control financiero. Con toda la información de facturación centralizada y en tiempo real, los empresarios tienen una visión mucho más clara y actualizada de sus ingresos, gastos, flujos de caja y situación de cobros y pagos. Esto permite una mejor planificación financiera, una gestión de la liquidez más eficaz y la capacidad de identificar tendencias o problemas antes de que se agraven. La información es poder, y un sistema Verifactu bien implementado es una fuente constante de información financiera fiable.

Finalmente, la conformidad como ventaja competitiva es un aspecto a menudo subestimado. En un mercado donde la confianza es clave, una empresa que demuestra su compromiso con la transparencia y el cumplimiento normativo se distingue de la competencia. Puede facilitar relaciones con grandes clientes o proveedores que exigen altos estándares de compliance, e incluso atraer a inversores que valoran la buena gobernanza y la gestión de riesgos. No se trata solo de evitar problemas, sino de aprovechar una oportunidad para fortalecer la reputación y la posición en el mercado.

El papel de los proveedores de software (como Quipu)

En este complejo escenario de cambio regulatorio y digitalización, el papel de los proveedores de software como Quipu se vuelve crucial. No son meros vendedores de licencias, sino socios estratégicos para las empresas que buscan adaptarse y prosperar. Su función abarca varias dimensiones esenciales:

En primer lugar, la guía y el asesoramiento. La normativa de Verifactu es densa y su interpretación puede ser complicada para el empresario promedio. Los proveedores de software son los expertos en esta materia, encargados de traducir los requisitos legales en soluciones técnicas y de asesorar a sus clientes sobre las mejores prácticas para su implementación. Ellos entienden las implicaciones de cada artículo y cómo afectan a los diferentes tipos de negocio.

En segundo lugar, la implementación y el soporte técnico. No basta con tener un software; hay que integrarlo correctamente en los procesos de la empresa y asegurar que funcione sin fallos. Los proveedores ofrecen la experiencia necesaria para una transición suave, minimizando interrupciones. Además, proporcionan soporte técnico continuo para resolver cualquier incidencia que pueda surgir, garantizando que el sistema esté siempre operativo y conforme a la normativa.

En tercer lugar, la garantía de cumplimiento. El software debe estar homologado y actualizado constantemente para cumplir con las últimas versiones de la regulación. Los proveedores son los responsables de asegurar que sus soluciones cumplen rigurosamente con todos los requisitos técnicos y legales de Verifactu, despojando al empresario de esa carga y responsabilidad técnica. Esto incluye la generación de los registros inalterables, la firma electrónica cuando sea necesaria, y la conexión con la Agencia Tributaria.

Finalmente, la innovación en la gestión financiera. Más allá de la facturación, empresas como Quipu ofrecen plataformas que integran contabilidad, gestión de gastos, conciliación bancaria y otras herramientas financieras. Esto permite a las empresas no solo cumplir con Verifactu, sino también optimizar toda su gestión económica, convirtiendo una obligación legal en una oportunidad de mejora integral. Su conocimiento de las necesidades empresariales y su capacidad tecnológica los posicionan como actores indispensables en esta era de transformación digital.

Prepararse para el cambio: pasos a seguir para las empresas

Ante la inminente obligatoriedad de Verifactu y la clara advertencia de Roger Dobaño, las empresas no pueden permitirse la inacción. La preparación es clave para una transición suave y para evitar los riesgos asociados a la fa