Roberta Milanese, psicóloga: “Los estímulos rápidos del móvil pueden causar apatía emocional toda la vida”

En un mundo cada vez más interconectado, donde la omnipresencia de las pantallas se ha vuelto una constante en nuestras vidas, rara vez nos detenemos a reflexionar sobre las implicaciones profundas de esta interacción digital incesante. La velocidad con la que consumimos información, la avalancha de notificaciones y la gratificación instantánea que prometen nuestros dispositivos móviles, están reconfigurando no solo nuestros hábitos, sino también, y de manera más insidiosa, nuestro paisaje emocional interno. Es en este contexto que resuenan con especial fuerza las palabras de Roberta Milanese, una reconocida psicóloga estratégica, quien advierte sobre una consecuencia que, de no atenderse, podría ser devastadora: la posibilidad de que los estímulos rápidos del móvil causen apatía emocional de por vida. Esta afirmación no es un simple alarmismo; es una llamada de atención fundamentada en la comprensión de la psique humana y cómo interactúa con un entorno digital diseñado para la captación constante de nuestra atención.

El eco de una advertencia: La declaración de Roberta Milanese

Roberta Milanese, psicóloga: “Los estímulos rápidos del móvil pueden causar apatía emocional toda la vida”

La perspectiva de Milanese se enmarca dentro de un creciente cuerpo de investigación y preocupación por la salud mental en la era digital. Cuando habla de "estímulos rápidos", se refiere a la naturaleza fragmentada y acelerada del contenido que consumimos a través de nuestros teléfonos inteligentes: vídeos cortos, notificaciones constantes, la inmediatez de las redes sociales, la gratificación instantánea de los juegos o la navegación compulsiva. Estos estímulos, diseñados para ser atractivos y adictivos, bombardean nuestros cerebros con una frecuencia y una intensidad sin precedentes en la historia de la humanidad. La advertencia de Milanese apunta a que esta sobrecarga sensorial puede tener un costo significativo, erosionando nuestra capacidad de experimentar emociones profundas y sostenidas, y llevándonos a un estado de embotamiento afectivo, una apatía que podría persistir a lo largo de toda nuestra existencia.

Naturaleza de los estímulos digitales y su impacto

Para comprender la magnitud de esta afirmación, es crucial desglosar la naturaleza de estos estímulos. No se trata solo del contenido en sí, sino de la forma en que se presenta y se consume. Los algoritmos de las plataformas digitales están optimizados para mantenernos enganchados, ofreciéndonos una dosis constante de novedad y recompensa, lo que activa circuitos cerebrales relacionados con el placer y la motivación. Cada 'me gusta', cada comentario, cada nueva historia o reel, libera pequeñas cantidades de dopamina, el neurotransmisor asociado con el sistema de recompensa del cerebro. Esta cascada de recompensas intermitentes y rápidas es extraordinariamente potente para crear hábitos y, en algunos casos, adicciones conductuales.

La sobreestimulación y el cerebro en desarrollo

Particularmente vulnerable a estos efectos es el cerebro en desarrollo, desde la infancia hasta la adolescencia. Durante estas etapas cruciales, el cerebro está modelando sus circuitos neuronales, aprendiendo a procesar información, a regular emociones y a formar conexiones sociales. La exposición constante a estímulos rápidos y superficiales puede interferir con la maduración de áreas cerebrales encargadas de funciones ejecutivas como la atención sostenida, la planificación, la toma de decisiones y, fundamentalmente, la regulación emocional. Si el cerebro se acostumbra a una gratificación instantánea y a un cambio constante de foco, puede encontrar dificultades para enfrentarse a tareas que requieren paciencia, concentración o la capacidad de tolerar el aburrimiento y la frustración. Un estudio del King's College London, por ejemplo, ha explorado la relación entre el uso de redes sociales y la salud mental en jóvenes, destacando la necesidad de investigación continua sobre estos complejos vínculos. Puedes encontrar más información sobre este tipo de estudios en recursos como los del Observatorio para el Análisis y Desarrollo de Internet.

Dopamina, recompensa inmediata y la búsqueda insaciable

La dopamina juega un papel central en este escenario. El cerebro humano está diseñado para buscar recompensas y aprender de ellas. Sin embargo, la frecuencia y la facilidad con que obtenemos 'dosis de dopamina' a través de nuestros dispositivos difiere drásticamente de las recompensas del mundo real, que a menudo requieren esfuerzo, paciencia y un proceso. Cuando las recompensas son demasiado fáciles y frecuentes, el umbral para sentir placer o satisfacción puede elevarse, lo que significa que necesitamos estímulos cada vez más intensos o frecuentes para sentir lo mismo. Esto nos lleva a una búsqueda insaciable, un ciclo de consumo constante que, paradójicamente, puede dejar una sensación de vacío o insatisfacción a largo plazo. Es mi opinión que este mecanismo es uno de los mayores desafíos silenciosos de nuestra era, ya que mina la capacidad de encontrar alegría en las experiencias más sencillas y profundas de la vida.

Más allá de la distracción: Efectos profundos en la empatía y la resiliencia

La preocupación de Milanese sobre la apatía emocional es un reflejo de cómo la sobreexposición a pantallas y estímulos rápidos afecta la capacidad de un individuo para conectar consigo mismo y con los demás a un nivel significativo.

Erosión de la empatía y la conexión interpersonal

La empatía, la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otra persona, es una piedra angular de la interacción humana y se desarrolla en gran medida a través de la experiencia directa: observando expresiones faciales, tono de voz, lenguaje corporal y respondiendo en tiempo real. La interacción mediada por pantallas, aunque facilita la comunicación, a menudo carece de la riqueza de las señales no verbales, empobreciendo el "entrenamiento" empático. Si gran parte de nuestra interacción social se limita a mensajes de texto, emojis o comentarios en redes sociales, donde las emociones se simplifican o se exageran, podemos perder la habilidad de descifrar y responder adecuadamente a las complejidades de las emociones humanas en el mundo real.

Regulación emocional y tolerancia a la frustración

La vida real está llena de momentos de aburrimiento, incertidumbre, espera y frustración. Estas experiencias, aunque incómodas, son cruciales para el desarrollo de la resiliencia y la capacidad de regular nuestras emociones. Sin embargo, los dispositivos móviles ofrecen una vía de escape instantánea a cualquier atisbo de malestar: el aburrimiento se disipa con un scroll, la frustración se evade con un juego o un vídeo. Si no aprendemos a tolerar y procesar estas emociones negativas de forma natural, sin recurrir a una distracción digital inmediata, es probable que nuestra capacidad para afrontar los desafíos de la vida se vea mermada. La apatía emocional puede surgir precisamente de esta falta de práctica en el manejo de un espectro completo de sentimientos.

La formación de la apatía emocional: Un futuro incierto

La apatía emocional, en el contexto planteado por Roberta Milanese, no se refiere simplemente a un sentimiento de tristeza o desánimo, sino a una disminución general de la capacidad para experimentar y expresar emociones de manera profunda y auténtica. Podría manifestarse como una falta de interés en actividades que antes eran placenteras, una dificultad para conectar con los demás a un nivel íntimo, una menor respuesta emocional ante eventos significativos o una sensación general de vacío.

Si la dopamina nos condiciona a buscar lo nuevo y lo rápido, la paciencia para disfrutar de un libro, de una conversación profunda, de la observación de la naturaleza o de un proyecto a largo plazo, puede verse comprometida. Estas actividades, que ofrecen recompensas más tardías pero más profundas y sostenidas, podrían percibirse como "aburridas" o "lentas" en comparación con la estimulación constante del móvil. Esto, a la larga, conduce a una pérdida de interés en las fuentes de satisfacción que tradicionalmente nutrían el alma humana, generando un vacío que la estimulación digital solo puede llenar superficialmente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre el impacto de la tecnología en la salud mental, destacando la importancia de la regulación y el uso consciente para prevenir problemas como la adicción a internet o la depresión, un tema que se profundiza en este tipo de informes.

Navegando el desafío: Roles de padres, educadores y sociedad

La advertencia de Milanese subraya la necesidad de una reflexión colectiva y de acciones concretas para mitigar los riesgos. No se trata de demonizar la tecnología, que ofrece innumerables beneficios, sino de fomentar un uso consciente y equilibrado.

Modelado y límites en el hogar

Los padres juegan un papel fundamental. Establecer límites claros en el tiempo de pantalla, fomentar actividades alternativas y, quizás lo más importante, ser un modelo a seguir en el uso consciente de la tecnología son pasos cruciales. Si un niño ve a sus padres constantemente absortos en sus teléfonos, es difícil esperar que él desarrolle hábitos diferentes. Crear "zonas libres de tecnología" en el hogar o "tiempos de desconexión" familiar puede ser un punto de partida excelente.

Educación digital crítica en las escuelas

Las instituciones educativas también tienen una responsabilidad. No basta con integrar la tecnología en el aula; es imperativo enseñar a los estudiantes a ser consumidores críticos y responsables de contenido digital. Esto incluye entender cómo funcionan los algoritmos, reconocer la manipulación emocional de ciertas plataformas y desarrollar habilidades para discernir información veraz de la falsa. Promover la alfabetización digital y el pensamiento crítico puede ayudar a los jóvenes a navegar el complejo paisaje digital sin sucumbir a sus trampas. Un buen recurso para educadores puede ser la iniciativa del Foro Económico Mundial sobre el futuro de la educación y las habilidades digitales.

Un desafío colectivo

Más allá del hogar y la escuela, la sociedad en su conjunto debe abordar este desafío. Esto implica promover la investigación sobre el impacto de la tecnología en la salud mental, desarrollar políticas públicas que fomenten el bienestar digital y alentar a las empresas tecnológicas a diseñar productos que sean menos adictivos y más saludables.

Estrategias para un bienestar digital consciente

Afortunadamente, no estamos indefensos ante esta tendencia. Existen estrategias que podemos implementar para recuperar el control sobre nuestra vida digital y proteger nuestra salud emocional.

Desconexión consciente y "ayuno digital"

Programar períodos de desconexión deliberada puede ser transformador. Ya sea un "día sin pantalla" semanal, unas horas al día sin notificaciones, o un "detox digital" más prolongado durante las vacaciones. Estas pausas permiten al cerebro recalibrarse, encontrar nuevas formas de entretenimiento y reconectar con el mundo real.

Fomentar actividades offline significativas

Priorizar actividades que involucren interacción cara a cara, contacto con la naturaleza, lectura de libros, desarrollo de hobbies creativos o ejercicio físico. Estas actividades no solo ofrecen recompensas intrínsecas, sino que también estimulan áreas cerebrales diferentes a las que se activan con las pantallas, promoviendo un desarrollo emocional más equilibrado. Yo, por ejemplo, he encontrado una inmensa satisfacción en volver a la lectura de novelas en formato físico, un acto que mi cerebro había casi olvidado cómo disfrutar plenamente debido a la interrupción constante del móvil.

Cultivar la atención plena y la introspección

La práctica de la atención plena (mindfulness) puede ayudar a entrenar nuestra mente para estar presente en el aquí y el ahora, en lugar de buscar constantemente el próximo estímulo. Esto nos permite observar nuestras emociones sin juzgarlas, desarrollar una mayor autoconciencia y resistir la impulsividad de revisar el teléfono. Recursos como el Centro para el Desarrollo de la Atención Plena en la Universidad de California, Berkeley, ofrecen excelentes guías y estudios sobre estos beneficios.

Reflexión final: El equilibrio como clave

La advertencia de Roberta Milanese no debe interpretarse como un llamado a la erradicación de la tecnología de nuestras vidas. Sería una postura ingenua e irreal. Más bien, es un llamado a la conciencia, a la moderación y a la búsqueda de un equilibrio. La tecnología es una herramienta poderosa, y como todas las herramientas, su impacto depende en gran medida de cómo la utilizamos. Si permitimos que su diseño adictivo y sus estímulos rápidos modelen nuestra mente sin resistencia, corremos el riesgo de despojarnos de una parte fundamental de nuestra humanidad: nuestra capacidad para sentir, para conectar profundamente y para experimentar la riqueza del espectro emocional humano. El reto está en reaprender a usar el móvil como un siervo útil, y no como un amo silencioso que dicta los ritmos de nuestra existencia emocional. La apatía no es el destino; es una advertencia. Es nuestra responsabilidad colectiva y personal decidir cómo respondemos.

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