El silencio se ha posado sobre una de las frecuencias más emblemáticas del dial radiofónico español. Tras casi nueve décadas de emisiones ininterrumpidas, Radio Nacional de España (RNE) ha apagado definitivamente sus transmisores de onda media (OM), marcando el fin de una era para la radiodifusión en el país. Este trascendental paso, que se materializa después de 88 años de servicio, no es simplemente un cambio técnico; representa la evolución inexorable de un medio que se adapta a las nuevas realidades tecnológicas y a las cambiantes preferencias de sus oyentes. Nos encontramos ante un momento de reflexión sobre el pasado glorioso de la onda media, su papel fundamental en la historia de España, y, al mismo tiempo, una mirada hacia un futuro que ya es presente, donde la radio, lejos de desvanecerse, se reinventa en formatos digitales, más accesibles y con una calidad sonora superior. Para muchos, este adiós será agridulce, evocando recuerdos de voces que los acompañaron en momentos clave de sus vidas, pero para la radiodifusión pública, es un paso estratégico hacia la modernización y la eficiencia.
Un hito histórico: el fin de una era en RNE
La decisión de RNE de cesar las emisiones en onda media no es una medida tomada a la ligera, sino la culminación de un proceso de análisis y adaptación a los nuevos paradigmas tecnológicos. Desde sus inicios en 1937, la onda media de RNE ha sido un faro de información, cultura y entretenimiento para millones de españoles. Sus potentes señales traspasaron fronteras geográficas y temporales, llevando la voz de España a los rincones más remotos del país y a la diáspora en el extranjero. Recordar que las primeras emisiones regulares de RNE se realizaron precisamente en onda media nos da una perspectiva de la magnitud de este hito.
No puedo evitar sentir una punzada de nostalgia al contemplar este cambio. La onda media fue, durante gran parte del siglo XX, la espina dorsal de la comunicación en España. En tiempos de posguerra, durante la dictadura franquista, y en los albores de la democracia, RNE en onda media fue la fuente principal, a menudo la única, de noticias y conexión con el resto del mundo para muchos ciudadanos, especialmente en zonas rurales donde la televisión tardaría en llegar o donde las señales de FM eran aún esquivas. Personalmente, creo que este tipo de tecnologías, aunque superadas, merecen un respeto y una memoria por el servicio impagable que prestaron. Es un legado que debe ser reconocido, aunque el progreso exija mirar hacia adelante.
La red de transmisores de onda media de RNE fue una infraestructura formidable, diseñada para garantizar una cobertura casi universal en un país con una orografía compleja. Esta red permitió que, en momentos de crisis o de grandes eventos nacionales, la información llegara a todos los hogares. El hecho de que este sistema haya operado durante 88 años es un testimonio de la ingeniería y la visión de quienes lo concibieron y mantuvieron. Sin embargo, el paso del tiempo, la evolución tecnológica y los cambios en los hábitos de consumo han hecho que su mantenimiento sea insostenible frente a alternativas más eficientes y de mayor calidad.
La onda media: un legado de comunicación y resiliencia
Para comprender la importancia del apagado de la onda media, es fundamental contextualizar su trayectoria y su papel. La onda media, también conocida como AM (amplitud modulada), fue la tecnología dominante para la radiodifusión durante gran parte del siglo pasado, y su legado en España es vasto e innegable.
Orígenes y evolución de la onda media
Las primeras estaciones de radio en España, incluidas las precursoras de RNE, comenzaron a emitir en onda media. Esta banda de frecuencia era ideal para la tecnología de la época, permitiendo una propagación de la señal que, especialmente por la noche, podía alcanzar distancias continentales gracias a la reflexión en la ionosfera. Esto significaba que, desde las potentes antenas de RNE, la voz de España podía escucharse no solo en cada rincón de la península, sino también en las Islas Canarias, el norte de África e incluso en América Latina. Era el cordón umbilical sonoro para muchos emigrantes.
Durante la Guerra Civil Española y la dictadura, la radio en onda media fue una herramienta de propaganda y control, pero también, y paradójicamente, una ventana al mundo exterior para aquellos que buscaban información alternativa a la oficial. Más adelante, con la llegada de la democracia, la onda media de RNE se transformó en un pilar fundamental del servicio público, ofreciendo programas informativos rigurosos, espacios culturales y deportivos, y una programación de entretenimiento que acompañaba la vida cotidiana de millones de españoles. Para muchos, encender la radio en AM era un ritual diario, una parte esencial de la vida familiar.
Características técnicas y alcance
La onda media se caracteriza por la modulación de amplitud de su portadora. A diferencia de la frecuencia modulada (FM), la AM es más susceptible a las interferencias atmosféricas y eléctricas, lo que se traduce en una calidad de sonido inferior, a menudo con ruido de fondo y una respuesta en frecuencia limitada. Sin embargo, su principal ventaja reside en su capacidad de propagación. Las ondas de radio en esta banda viajan tanto por onda terrestre (que sigue la curvatura de la Tierra y es clave para la cobertura diurna a corta y media distancia) como por onda ionosférica (que se refleja en la ionosfera, permitiendo alcances mucho mayores, especialmente de noche).
Esta particularidad de la onda ionosférica fue lo que hizo de la onda media la opción preferida para las emisoras de larga distancia y para garantizar la cobertura en zonas rurales o montañosas donde las señales de FM, de menor alcance y más sensibles a los obstáculos físicos, no podían llegar. Muchos receptores portátiles y de coche incorporaban la banda AM precisamente por esta robustez y alcance. En definitiva, la onda media fue sinónimo de accesibilidad y universalidad en la era pre-internet.
¿Por qué se apaga la onda media? Razones detrás de la decisión
El cese de las emisiones en onda media por parte de RNE no responde a una única causa, sino a una convergencia de factores económicos, tecnológicos y de comportamiento del oyente que han hecho su continuidad insostenible e ineficiente.
Costes de mantenimiento y operativos
Los transmisores de onda media son infraestructuras complejas y de gran tamaño, que requieren un consumo energético considerable para funcionar a las potencias necesarias para su alcance. El coste de la electricidad para alimentar estas estaciones es astronómico, y se suma al elevado gasto de mantenimiento de equipos antiguos, muchos de los cuales tienen décadas de uso y piezas difíciles de reemplazar. La antigüedad de la tecnología implica una mayor probabilidad de averías y, por ende, un incremento en los costes de reparación y en la necesidad de personal técnico especializado. Desde mi punto de vista, en un contexto de búsqueda de eficiencia en los medios públicos, estos gastos se vuelven difíciles de justificar frente a alternativas más modernas y económicas.
Obsolescencia tecnológica y calidad de sonido
La calidad de sonido de la onda media es notablemente inferior a la que ofrecen otras tecnologías como la FM o, especialmente, la radio digital y el streaming por internet. La susceptibilidad a las interferencias, el ruido de fondo y una menor fidelidad en la reproducción de audio han hecho que la experiencia de escucha en OM sea cada vez menos atractiva para el público general, acostumbrado a estándares de audio mucho más elevados. En un mundo donde la alta definición y la claridad sonora son la norma, la onda media simplemente no puede competir. Es una tecnología superada.
Cambio en los hábitos de consumo
El público se ha movido. Los datos de audiencia demuestran una caída constante y significativa del número de oyentes que sintonizan la radio a través de la onda media. Las nuevas generaciones, y cada vez más las anteriores, han adoptado plataformas digitales para consumir contenido de audio, desde podcasts hasta emisoras de radio por internet. La comodidad de acceder a la programación a la carta o de escuchar la radio a través de dispositivos móviles ha relegado al receptor de onda media a un papel residual en muchos hogares.
Optimización de recursos públicos
RNE, como servicio público, tiene la responsabilidad de gestionar sus recursos de la manera más eficiente y eficaz posible. Mantener una infraestructura costosa y obsoleta para una audiencia cada vez más pequeña, cuando existen alternativas de mayor calidad y menor coste, sería una mala praxis. El apagado de la onda media permite a RNE redirigir esos recursos económicos y humanos hacia el desarrollo y la mejora de sus plataformas digitales y sus emisiones en FM y DAB+, apostando por el futuro y por ofrecer un servicio más acorde a las expectativas de la ciudadanía actual.
Alternativas para seguir escuchando RNE: el futuro es digital
Lejos de desaparecer, la radio se transforma. Para los oyentes de RNE, el apagado de la onda media no significa quedarse sin su emisora preferida, sino explorar y adoptar las múltiples vías que la tecnología actual ofrece para seguir disfrutando de su programación. La clave está en la diversificación y la digitalización.
La radiofrecuencia modulada (FM)
La FM sigue siendo la principal vía de escucha para la radio tradicional. RNE cuenta con una extensa red de transmisores de FM que cubren gran parte del territorio español. Las ventajas de la FM sobre la OM son claras: mayor calidad de sonido, menor susceptibilidad a interferencias y una experiencia de escucha más nítida. Para la mayoría de los oyentes, sus receptores de FM actuales seguirán siendo la forma más sencilla de sintonizar RNE. Es el sustituto natural e inmediato para aquellos que prefieren el formato radiofónico tradicional. Puedes encontrar información sobre las frecuencias de RNE en FM en la web oficial de RTVE.
La radio digital terrestre (DAB+)
España ha estado avanzando, aunque a un ritmo más lento que otros países europeos, en la implementación de la Radio Digital Terrestre (DAB+). Esta tecnología ofrece una calidad de sonido similar a la de un CD, una señal robusta que no se ve afectada por interferencias y la posibilidad de ofrecer más emisoras en el mismo espacio radioeléctrico. RNE ya emite a través de DAB+ en varias ciudades y zonas de cobertura, y se espera que esta red se expanda en el futuro. Para escuchar DAB+, se necesita un receptor compatible, que cada vez son más comunes en vehículos nuevos y en equipos de audio domésticos. Es, sin duda, una de las grandes apuestas para el futuro de la radio terrestre. Puedes consultar más detalles sobre el despliegue de DAB+ en España en la sección de RTVE dedicada a la Radio Digital.
Internet y plataformas de streaming
Aquí es donde reside el verdadero futuro de la radio. La escucha a través de internet ofrece una flexibilidad y una variedad inigualables. RNE está plenamente integrada en el ecosistema digital:
- Página web de RTVE: Todas las cadenas de RNE se pueden escuchar en directo a través de la web de RTVE Radio, con la posibilidad de acceder a programas a la carta y podcasts.
- Aplicaciones móviles: RNE cuenta con aplicaciones oficiales para dispositivos iOS y Android, permitiendo escuchar la radio en cualquier lugar con conexión a internet.
- Altavoces inteligentes: Dispositivos como Amazon Echo (Alexa) o Google Home permiten sintonizar RNE simplemente con comandos de voz, integrando la radio en el hogar conectado.
- Smart TV y plataformas de podcast: Muchos televisores inteligentes y servicios de streaming de audio (Spotify, iVoox, Apple Podcasts, etc.) ofrecen acceso a la programación en directo y a la amplia oferta de podcasts de RNE.
Desde mi perspectiva, la radio por internet es la gran vencedora de esta transición. Ofrece una calidad de sonido excelente, una disponibilidad global y la libertad de escuchar lo que quieras, cuando quieras. Es la evolución lógica del medio radiofónico.
Televisión digital terrestre (TDT)
Además de las opciones anteriores, las cadenas de RNE también se pueden sintonizar a través de los canales de radio disponibles en la Televisión Digital Terrestre (TDT). Cualquier televisor con sintonizador TDT permite acceder a las emisoras de RNE, a menudo con una calidad de sonido muy buena, aunque esta opción requiere tener el televisor encendido.
Impacto en los oyentes: ¿quiénes son los más afectados?
Aunque la tendencia general apunta hacia las plataformas digitales, el apagado de la onda media tendrá un impacto desigual en los distintos segmentos de oyentes. Es importante reconocer a aquellos que pueden verse más afectados por este cambio.
Oyentes de zonas rurales o aisladas
Tradicionalmente, la onda media ha sido una fuente vital de información y compañía para las poblaciones que residen en zonas rurales, dispersas o con orografía complicada, donde la cobertura de FM puede ser deficiente o inexistente. Para estos oyentes, que quizás no tienen acceso fácil a internet de banda ancha o a dispositivos digitales, el cese de las emisiones de OM podría generar brechas de información o, al menos, requerir una adaptación forzosa. La brecha digital sigue siendo una realidad en algunas partes de España, y es un aspecto que las autoridades de radiodifusión deberían considerar para asegurar que nadie se quede atrás.
La diáspora y oyentes internacionales
Como mencioné anteriormente, la potente señal de onda media permitía a los españoles residentes en el extranjero, especialmente en Europa y el norte de África, mantenerse conectados con su país de origen. Para ellos, RNE en OM era un pedazo de casa, una forma de escuchar las noticias y la cultura en su idioma. Con el apagado de la OM, la única alternativa para estos oyentes será la escucha a través de internet, lo cual es viable para la mayoría, pero que, para algunos, podría suponer un cambio importante en sus hábitos. La radio por internet (RNE en línea) es ahora su conexión principal.
Oyentes nostálgicos y de tercera edad
Para una parte significativa de la población, especialmente entre las personas mayores, la onda media no era solo una tecnología, sino una costumbre, un vínculo emocional con el pasado. Muchos de ellos poseen radios antiguas que solo sintonizan AM y FM, y no tienen la facilidad o el interés en adaptarse a las nuevas tecnologías. Para ellos, el fin de la onda media es un adiós a una forma familiar y cómoda de consumir radio. Es un segmento de la audiencia que merece especial atención y apoyo para facilitar su transición a las nuevas plataformas, quizás mediante campañas informativas sencillas y accesibles.
Un paso hacia la modernización: el futuro de la radiodifusión pública
El apagado de la onda media por parte de RNE es un claro indicativo de la dirección que está tomando la radiodifusión pública en España y, de hecho, a nivel global. Es un paso decidido hacia la modernización, la eficiencia y la adaptación a un entorno mediático en constante evolución.
RNE se enfrenta al desafío de mantener su misión de servicio público —informar, formar y entretener— en un contexto de fragmentación de audiencias y proliferación de contenidos. Esto implica una apuesta decidida por la calidad del contenido, la innovación en los formatos y la máxima accesibilidad a través de todas las plataformas disponibles. La inversión que antes se destinaba al mantenimiento de infraestructuras obsoletas de OM ahora puede ser redirigida hacia la mejora de la programación, el desarrollo de nuevas propuestas digitales (como podcasts exclusivos o contenidos interactivos) y la expansión de la cobertura DAB+ y la calidad de streaming.
El futuro de la radio pública pasa por ser multiplataforma, personalizable y accesible. La interactividad con los oyentes, la capacidad de ofrecer contenido a la carta y la presencia en los dispositivos que la gente utiliza en su día a día (smartphones, altavoces inteligentes) son cruciales para seguir siendo relevante. RNE debe consolidar su oferta digital y asegurar que su voz siga llegando a todos los ciudadanos, independientemente de su edad o ubicación, a través de los medios más adecuados y eficientes. Este cambio, aunque nostálgico para muchos, es una oportunidad para fortalecer el papel de RNE como un servicio público de radiodifusión moderno, relevante y adaptado al siglo XXI. Es un adiós a un legado, sí, pero también un "hola" a un futuro más prometedor y dinámico para la radio española. La historia de la radio continúa, solo que con un nuevo capítulo digital.
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