Perico Durán, piloto en activo, alerta del uso del modo avión del móvil: "Puede tener consecuencias sensibles"

Imaginen la escena: un día cualquiera, mientras nos preparamos para surcar los cielos en un vuelo rutinario, la voz del comandante nos saluda, nos da la bienvenida y, con tono firme pero amable, nos recuerda la importancia de mantener nuestros dispositivos electrónicos en modo avión. Para muchos, es una instrucción más, casi un formalismo que precede a la conexión con el Wi-Fi de pago o a la lectura de un libro electrónico. Sin embargo, detrás de esa norma aparentemente trivial, se esconde una preocupación real por la seguridad, una preocupación que pilotos experimentados como Perico Durán no dudan en poner de manifiesto. Durán, con la autoridad que le confiere una carrera activa en las cabinas, ha lanzado una advertencia clara y contundente sobre el uso indebido del modo avión en nuestros teléfonos móviles, señalando que sus consecuencias pueden ser, sin rodeos, "sensibles". Esta alerta no es un mero capricho o una anécdota, sino un recordatorio vital de que la seguridad aérea es un ecosistema complejo donde cada detalle cuenta, y donde la distracción o el desconocimiento de un pasajero pueden tener ramificaciones inesperadas.

La voz de la experiencia en la cabina

Perico Durán, piloto en activo, alerta del uso del modo avión del móvil:

Cuando un profesional con la trayectoria de Perico Durán eleva su voz para hablar de seguridad aérea, es imperativo prestar atención. No se trata de un teórico de escritorio ni de un observador externo, sino de alguien que, día tras día, confía su vida y la de cientos de pasajeros a la tecnología y a los rigurosos protocolos que rigen la aviación moderna. Su perspectiva es valiosa porque está anclada en la práctica, en el conocimiento profundo de los sistemas que mantienen un avión en el aire y en la conciencia constante de los riesgos que, por mínimos que sean, deben ser gestionados con la máxima seriedad.

¿Quién es Perico Durán y por qué su advertencia es relevante?

Perico Durán es un piloto en activo con una extensa experiencia en la aviación comercial. Su día a día transcurre en la cabina de mando, donde la toma de decisiones rápidas y el mantenimiento de una conciencia situacional aguda son constantes. La aviación es un sector donde la acumulación de horas de vuelo y la exposición a diversas situaciones otorgan una sabiduría particular. Durán no solo pilota aeronaves, sino que también es un observador privilegiado de la interacción entre la tecnología, el comportamiento humano y las normativas de seguridad. Su advertencia sobre el modo avión no surge de la nada; es el resultado de años de experiencia y, probablemente, de la observación de situaciones en las que el incumplimiento de las normas ha generado, si no un incidente grave, al menos una situación de riesgo potencial o una perturbación que, en un contexto diferente, podría haber escalado. Su relevancia radica en que su mensaje proviene directamente del corazón operativo de la aviación, desde la perspectiva de quien tiene la responsabilidad última sobre la integridad del vuelo. Es una voz que busca educar y concienciar, no solo alarmar, sobre la importancia de las pequeñas acciones que, colectivamente, contribuyen a la seguridad global del transporte aéreo.

Entendiendo el modo avión: más allá de lo evidente

La función de "modo avión" o "modo vuelo" se ha integrado de tal manera en nuestra vida cotidiana que su uso se ha automatizado. Activamos el icono del avión en nuestros dispositivos antes de despegar, a veces sin reflexionar realmente sobre qué implica o por qué se nos pide hacerlo. Para la mayoría de los usuarios, es una simple desconexión de las redes celulares, permitiendo el uso de otras funcionalidades sin generar llamadas o consumir datos. Sin embargo, la razón de su existencia en el contexto aéreo es mucho más profunda y está directamente ligada a la intrincada relación entre la electrónica personal y los sofisticados sistemas de un avión.

Funcionamiento técnico y su impacto potencial

Cuando un teléfono móvil no está en modo avión, constantemente busca y se comunica con torres de telefonía celular. Esta comunicación se realiza a través de ondas de radiofrecuencia. Aunque la potencia de un dispositivo individual es relativamente baja, un avión lleno de pasajeros con decenas, si no cientos, de dispositivos emitiendo simultáneamente, crea un campo electromagnético significativo. El modo avión está diseñado para desactivar las radios celulares (GSM, 3G, 4G, 5G), lo que evita que el teléfono emita estas ondas de forma activa. No obstante, es importante recordar que algunas funciones, como el Wi-Fi y el Bluetooth, a menudo permanecen activas en modo avión, y en la mayoría de las aerolíneas se permite su uso una vez que el avión ha superado cierta altitud, ya que se consideran de menor riesgo o porque las aeronaves más modernas están mejor preparadas para gestionarlas.

El problema radica en que los sistemas de navegación y comunicación de un avión también operan con ondas de radiofrecuencia. Instrumentos vitales como el sistema de aterrizaje por instrumentos (ILS), el sistema de posicionamiento global (GPS), los sistemas de comunicación por radiofrecuencia con tierra y otros sistemas de navegación son susceptibles a la interferencia electromagnética. Aunque la aviación moderna incorpora blindaje y filtros para proteger sus sistemas, la posibilidad de que una señal externa potentes o persistentes cause una distorsión, por mínima que sea, en una fase crítica del vuelo (como el despegue o el aterrizaje) no es algo que los profesionales de la aviación estén dispuestos a arriesgar. Los efectos podrían variar desde ruidos estáticos en las comunicaciones de radio que dificultan la escucha de instrucciones cruciales, hasta lecturas erróneas en los instrumentos de navegación. Aunque la probabilidad de un fallo catastrófico debido a un único teléfono es extremadamente baja, el principio de precaución es fundamental en aviación. Es un sector donde no se deja nada al azar, y cada capa de seguridad es vital para mantener un historial de seguridad tan impecable como el que la aviación ha logrado. Para más información sobre la seguridad aérea y las regulaciones, se puede consultar la página de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).

La paradoja de la conectividad en vuelo

Vivimos en una era hiperconectada. La idea de pasar varias horas sin acceso a internet o sin la posibilidad de comunicarse puede generar ansiedad en algunos. Esta necesidad de conectividad ha llevado a muchas aerolíneas a ofrecer servicios de Wi-Fi a bordo. Aquí surge una aparente paradoja: ¿por qué se prohíbe el modo normal del móvil, pero se permite el Wi-Fi? La diferencia es crucial. El Wi-Fi a bordo es un sistema controlado y diseñado específicamente para el entorno aeronáutico. Utiliza antenas y equipos que están debidamente blindados y certificados para operar sin interferir con los sistemas del avión. Las aerolíneas invierten significativamente en estas infraestructuras para asegurar que la conectividad sea segura.

El teléfono móvil en modo normal, sin embargo, no está diseñado para ese entorno controlado. Opera de manera más agresiva en la búsqueda de señales y su potencia de emisión puede ser mayor que la de un dispositivo Wi-Fi de bordo, especialmente si está intentando conectarse a torres lejanas en tierra. Por lo tanto, la "liberación" del Wi-Fi en vuelo no contradice la restricción del modo teléfono normal; más bien, subraya la importancia de usar únicamente sistemas de comunicación que han sido validados y certificados para su uso aeronáutico. La proliferación de dispositivos personales ha hecho que esta distinción sea aún más crítica, y por ello el mensaje de Perico Durán resuena con tanta fuerza.

Consecuencias sensibles: un riesgo que no podemos ignorar

La frase "consecuencias sensibles" de Perico Durán es un llamado de atención. En aviación, las "sensibles consecuencias" no se refieren a una ligera molestia, sino a escenarios que pueden comprometer la seguridad de un vuelo, impactar en la puntualidad, o incluso, en el peor de los casos, derivar en un incidente. Es una invitación a tomar en serio una norma que, a menudo, se trivializa.

Interferencia electromagnética y sistemas críticos

La interferencia electromagnética (EMI) es un problema conocido en el diseño de cualquier equipo electrónico, y los aviones no son una excepción. Los sistemas de una aeronave, desde los de navegación (como el VOR, el DME o el propio GPS) hasta los de comunicación de voz y datos con el control de tráfico aéreo, operan en un espectro electromagnético delicado. Un teléfono móvil que no está en modo avión puede emitir señales que, aunque no causen una falla completa, pueden introducir "ruido" o distorsión. Imaginemos a un piloto tratando de escuchar una instrucción crítica del control de tráfico aéreo en condiciones meteorológicas adversas, y esa instrucción se ve afectada por un sonido estático o una distorsión provocada por un dispositivo en la cabina de pasajeros. Aunque los sistemas tienen redundancia y los pilotos están entrenados para manejar diversas situaciones, cualquier factor que añada complejidad o incerteza es un riesgo inaceptable. Los estudios sobre la EMI de los dispositivos electrónicos portátiles (PEDs) en aeronaves han sido complejos y, si bien no siempre se ha logrado establecer una relación directa causa-efecto con incidentes graves, el consenso en la industria es mantener un enfoque cauteloso. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. ha emitido directrices claras al respecto, reforzando la necesidad de cumplir con las regulaciones de los PEDs.

El marco regulatorio y la seguridad aérea

Las reglas sobre el uso de PEDs en aviones no son caprichosas; forman parte de un extenso marco regulatorio diseñado para garantizar la máxima seguridad. Organismos internacionales como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) establecen estándares y prácticas recomendadas que luego son adaptadas por las autoridades nacionales, como AENA en España. Estas regulaciones se basan en investigaciones, pruebas y un profundo entendimiento de los riesgos potenciales. Incumplir la instrucción de activar el modo avión no solo es una falta a la cortesía, sino una violación de una normativa de seguridad. Las consecuencias para un pasajero pueden ir desde una advertencia de la tripulación de cabina hasta, en casos extremos y de desobediencia reiterada, acciones legales, ya que se considera un comportamiento que puede poner en riesgo la seguridad del vuelo. Desde mi punto de vista, la advertencia de Perico Durán no hace sino subrayar la cultura de la seguridad que impregna la aviación. Es una cultura donde la prevención es primordial y donde el "por si acaso" tiene un peso considerable. Puede parecer excesivo para algunos, pero precisamente esa aproximación ha permitido que la aviación sea el medio de transporte más seguro del mundo. A menudo nos quejamos de la burocracia o de las normas, pero detrás de cada una de ellas hay una lección aprendida, a veces de forma dolorosa. Mantener el modo avión activado es una pequeña contribución individual a un esfuerzo colectivo gigantesco.

El rol del pasajero: un compromiso colectivo con la seguridad

La seguridad aérea no es solo responsabilidad de pilotos, controladores aéreos, ingenieros o personal de mantenimiento; es un compromiso colectivo que involucra a cada persona que aborda un avión. Los pasajeros, aunque a menudo son los más ajenos a los entresijos técnicos, juegan un papel crucial al adherirse a las normativas y seguir las instrucciones de la tripulación.

Mitigando el riesgo: responsabilidad individual y colectiva

La responsabilidad individual de cada pasajero es activar el modo avión en su dispositivo y asegurarse de que permanece así durante todo el tiempo que se le indique. Olvidar hacerlo, o peor aún, ignorar deliberadamente la instrucción, es una grieta en la muralla de seguridad. Y no se trata solo de la acción de un individuo; cuando decenas o cientos de pasajeros "olvidan" activar el modo avión, el riesgo acumulado, aunque todavía bajo, se multiplica. La tripulación de cabina tiene la difícil tarea de supervisar esta directriz, y su labor se complica si los pasajeros no colaboran. Una actitud proactiva de los viajeros, comprendiendo el "porqué" de las reglas, convierte una mera instrucción en un acto consciente de cooperación para la seguridad de todos a bordo. Una buena referencia para entender las políticas de las aerolíneas es revisar las secciones de seguridad de sus sitios web, como la de Iberia sobre dispositivos electrónicos.

La evolución de las normas y la educación continua

Las regulaciones sobre el uso de dispositivos electrónicos a bordo han evolucionado a lo largo de los años. De una prohibición total de los dispositivos electrónicos portátiles (PEDs) en los primeros días, hemos pasado a permitir su uso en modo avión durante todas las fases del vuelo, y el uso de Wi-Fi y Bluetooth en crucero en muchos casos. Esta evolución se ha dado gracias a mejoras en la tecnología de las aeronaves, en la comprensión de la EMI y en la capacidad de las aerolíneas para implementar sistemas seguros. Sin embargo, esta flexibilización no significa que el riesgo haya desaparecido por completo. Al contrario, exige una mayor conciencia y educación por parte de los pasajeros. Los anuncios de seguridad, los folletos informativos y las propias palabras de pilotos como Perico Durán son herramientas fundamentales para esta educación continua. Como sociedad, debemos entender que la tecnología avanza, pero los principios de seguridad en aviación permanecen inalterables: precaución, redundancia y cumplimiento de las normas. Es un esfuerzo constante por equilibrar la comodidad del pasajero con la imperativa seguridad de vuelo, y todos tenemos un papel en ello. Además, es útil conocer las pautas de las autoridades aeronáuticas de tu país, por ejemplo, en España, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) proporciona información detallada sobre estas normativas.

Reflexiones finales sobre la tecnología y la precaución

La advertencia de Perico Durán sobre el uso del modo avión es un potente recordatorio de que, en la era de la conectividad total, la conciencia sobre la seguridad debe ser igualmente total. La tecnología ha transformado la forma en que vivimos y volamos, pero ciertos principios fundamentales de la aviación, como la mitigación de riesgos y la adherencia a protocolos estrictos, siguen siendo la piedra angular de su éxito. No podemos permitir que la familiaridad con nuestros dispositivos nos lleve a subestimar el entorno único y altamente regulado de un vuelo.

Al final, la "sensibilidad" de las consecuencias no se refiere solo a fallos técnicos, sino también a la confianza y la tranquilidad que depositamos en el sistema aeronáutico. Cuando cada pasajero cumple con las normas, contribuye a mantener esa confianza intacta y refuerza el compromiso colectivo con la seguridad. Las palabras de Perico Durán son, en esencia, un llamamiento a la responsabilidad individual por el bien común, una pequeña acción que tiene un gran impacto en el mantenimiento de los cielos seguros para todos. Es una lección de humildad tecnológica: por muy avanzados que sean nuestros dispositivos, su uso debe supeditarse siempre a la primacía de la vida y la seguridad.

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