La Steam Machine: Una perspectiva de rendimiento en 2024

En el dinámico universo del gaming, las comparaciones de rendimiento son una constante fuente de debate y fascinación. Sin embargo, pocas afirmaciones resultan tan intrigantes como la que sitúa a la Steam Machine, el intento de Valve por llevar el PC gaming al salón, en un curioso punto medio: menos potente que la actual PlayStation 5, pero, sorprendentemente, superior al 70% de los ordenadores personales que conforman la vasta base de usuarios de Steam. Esta afirmación, lejos de ser una simple anécdota, nos invita a reflexionar profundamente sobre la evolución del hardware, las expectativas del mercado y la verdadera naturaleza del PC gaming. ¿Cómo es posible que un hardware que, en su momento, luchó por encontrar su nicho, pueda hoy en día superar a la mayoría de los equipos que acceden a la plataforma de juegos más grande del mundo? Permítanme guiarles a través de este análisis para desentrañar el significado detrás de estos números y entender el complejo panorama que representan. Es una paradoja que, sin duda, merece una exploración detallada.

La Steam Machine en perspectiva: Un concepto adelantado a su tiempo

La Steam Machine: Una perspectiva de rendimiento en 2024

A mediados de la década de 2010, Valve Corporation, la mente maestra detrás de Steam, Half-Life y Portal, se embarcó en una ambiciosa misión: democratizar el PC gaming en el salón. La respuesta fue la Steam Machine, una serie de mini-ordenadores preconfigurados por diversos fabricantes, diseñados para ofrecer una experiencia de juego similar a la de una consola, pero con la flexibilidad del ecosistema de PC. La idea era simple pero revolucionaria: combinar el software de SteamOS (un sistema operativo basado en Linux optimizado para juegos y la interfaz Big Picture Mode) con hardware dedicado, ofreciendo una alternativa a Windows y a las consolas tradicionales.

Estos equipos venían en una variedad de configuraciones, desde modelos más económicos hasta bestias de rendimiento. Lo interesante es que, a pesar de su diversidad, la mayoría de las Steam Machines incorporaban componentes de PC de gama media-alta de su época. Hablamos de procesadores Intel Core i3, i5 o i7 de generaciones como Haswell o Skylake, y tarjetas gráficas NVIDIA de las series GeForce GTX 700 o 900, o equivalentes de AMD. Aunque no eran el pináculo absoluto del rendimiento de PC en el momento de su lanzamiento, sí estaban diseñados para ofrecer una experiencia de juego robusta a resoluciones de 1080p, que era el estándar de facto para la mayoría de los monitores y televisores de la época.

El desafío principal de las Steam Machines no residía tanto en su hardware base, que era competente, sino en el ecosistema. SteamOS, aunque prometedor, no lograba igualar la compatibilidad de juegos y la madurez de Windows. Muchos títulos AAA requerían una capa de compatibilidad (Proton, que años después sería un éxito rotundo con la Steam Deck) o simplemente no estaban disponibles de forma nativa. A pesar de todo, representaron un esfuerzo valiente por parte de Valve para controlar mejor la experiencia del usuario y ofrecer una alternativa sólida a las consolas de octava generación como la PlayStation 4 y la Xbox One. El concepto, en retrospectiva, estaba adelantado a su tiempo, sentando las bases para futuros experimentos de Valve.

Comparativa de rendimiento: ¿Menos potente que una PS5?

La primera parte de nuestra premisa es directa y, en términos generales, innegable: las Steam Machines son, efectivamente, menos potentes que una PlayStation 5. Para entender por qué, necesitamos hacer una inmersión rápida en la arquitectura de ambas plataformas.

Arquitectura y especificaciones técnicas: Un vistazo detallado

La PlayStation 5, lanzada en 2020, representa la cúspide de la ingeniería de consolas de novena generación. Integra una CPU basada en la arquitectura Zen 2 de AMD con 8 núcleos y 16 hilos, una GPU RDNA 2 personalizada con 36 unidades de cómputo y una capacidad de 10.28 teraflops, 16 GB de RAM GDDR6 unificada y, quizás su componente más disruptivo, un SSD ultrarrápido de 825 GB con un ancho de banda de 5.5 GB/s. Esta combinación permite a la PS5 ofrecer resoluciones hasta 4K con ray tracing, tiempos de carga casi instantáneos y experiencias de juego fluidas a 60 FPS o incluso 120 FPS en ciertos títulos. Para más detalles sobre las especificaciones de la PS5, se puede consultar la página oficial de PlayStation.

En contraste, las Steam Machines, lanzadas años antes (aproximadamente entre 2015 y 2016), se basaban en la tecnología de PC de su época. Incluso los modelos de gama alta, como los de Alienware o Zotac, rara vez superaban CPUs de cuatro núcleos de generaciones anteriores a Zen 2 y GPUs con arquitecturas como Maxwell (NVIDIA) o GCN (AMD). Por ejemplo, una GTX 970, una tarjeta muy popular en su momento y que equipaban algunas Steam Machines potentes, ofrecía alrededor de 3.5 teraflops de rendimiento. La memoria RAM era DDR3 o DDR4, y los sistemas de almacenamiento solían ser discos duros mecánicos o SSD SATA, lejos de la velocidad de un NVMe moderno, y mucho menos del SSD propietario de la PS5.

Mi opinión personal aquí es que la comparación de potencia bruta es casi injusta. Estamos hablando de una brecha generacional de hardware de al menos cinco años, que en el mundo tecnológico es una eternidad. La PS5 incorpora avances significativos en microarquitectura, técnicas de renderizado como el ray tracing acelerado por hardware y un ecosistema de almacenamiento diseñado desde cero para el gaming de próxima generación, cosas que las Steam Machines simplemente no podían prever ni integrar en su diseño original.

Experiencia de juego y optimización

La brecha de rendimiento no solo se manifiesta en los números puros. La PlayStation 5 se beneficia de un hardware fijo, lo que permite a los desarrolladores optimizar sus juegos de manera muy específica. Cada juego está diseñado para exprimir al máximo ese conjunto concreto de componentes, resultando en una experiencia consistente y pulida. Los tiempos de carga son casi inexistentes gracias al SSD, y la integración de hardware y software (como el sistema de E/S personalizado de Sony) crea un flujo de datos que los PC de la época, y muchos actuales, solo pueden soñar con igualar.

Las Steam Machines, como cualquier PC, se enfrentaban a la fragmentación. Aunque SteamOS intentaba simplificar la experiencia, los juegos seguían siendo desarrollados para una miríada de configuraciones de hardware. La optimización dependía de cada desarrollador y, a menudo, los títulos de SteamOS tenían que correr bajo capas de compatibilidad como Proton (que no era tan maduro como lo es hoy) si no tenían una versión nativa para Linux. Esto podía introducir una sobrecarga de rendimiento. Por tanto, aunque una Steam Machine pudiera tener especificaciones decentes en papel, la experiencia real de juego podía ser menos fluida y predecible que la de una consola dedicada.

La revelación: Mejor que el 70% de los PC de Steam

Aquí es donde la historia toma un giro fascinante. La afirmación de que una Steam Machine es "mejor que el 70% de los PC de Steam" no es un mero eslogan publicitario, sino una estadística que, aunque pueda parecer contraintuitiva a primera vista, tiene una base muy sólida en la realidad del vasto y diverso ecosistema de PC gaming.

Entendiendo el dato: ¿De dónde viene esta estadística?

La fuente de esta estadística es la Encuesta de Hardware y Software de Steam (Steam Hardware Survey). Esta encuesta mensual, opcional y anónima, recopila datos sobre los componentes de hardware y software utilizados por los usuarios de Steam. Es una herramienta invaluable para que Valve y los desarrolladores comprendan el perfil de los sistemas en los que se ejecutan sus juegos. Los datos incluyen información sobre CPUs, GPUs, RAM, resolución de pantalla, sistema operativo, etc.

Lo que la encuesta revela consistentemente es que la base de usuarios de Steam es increíblemente diversa. No todos los usuarios tienen los últimos y más potentes equipos. De hecho, la mayoría no lo tienen. Hay una enorme cantidad de usuarios que juegan con ordenadores más antiguos, portátiles básicos, o sistemas de gama media que no se han actualizado en varios años. Estos PCs son perfectamente válidos para una gran cantidad de juegos, especialmente títulos indie, juegos de eSports, o incluso juegos AAA de generaciones pasadas.

El "PC promedio" de Steam: Una mirada más profunda

Si analizamos los datos históricos y actuales de la Steam Hardware Survey, veremos que la GPU más utilizada a menudo es una de gama media de hace unas cuantas generaciones (como la GTX 1060 o 1650 en ciertos momentos), y los procesadores tienden a ser Intel Core i5 o i7 con varios años a sus espaldas. La RAM más común suele ser 16 GB, pero una parte significativa de la base de usuarios todavía opera con 8 GB. La resolución 1080p sigue siendo abrumadoramente la más popular.

Esto significa que el "PC promedio" de Steam no es una bestia de gama alta equipada con una RTX 4090 y un Intel Core i9 de última generación. Es un caballo de batalla más modesto, a menudo construido con un presupuesto ajustado o que se ha ido quedando obsoleto gradualmente. Las Steam Machines, incluso las de gama media de su época, a menudo incluían componentes que superaban a estos PCs más antiguos o básicos en términos de potencia de procesamiento y capacidad gráfica. Una GTX 970, por ejemplo, sigue siendo una tarjeta gráfica capaz para juegos a 1080p, y supera con creces muchas de las GPUs integradas o de gama baja que se encuentran en el extremo inferior del espectro de Steam.

Mi opinión es que esta estadística subraya una verdad fundamental sobre el mercado de PC gaming: es increíblemente inclusivo. No necesitas tener el PC más caro para disfrutar de la vasta biblioteca de Steam. Y precisamente por eso, un hardware que fue considerado "competente" hace unos años, puede seguir siendo superior a una gran parte de la flota de PCs actuales, que se mantienen en uso durante mucho tiempo antes de una actualización.

Implicaciones para el desarrollo de juegos y el mercado

La prevalencia de hardware más antiguo o menos potente entre la base de usuarios de Steam tiene implicaciones directas para los desarrolladores de juegos. Para maximizar su alcance y ventas, es crucial que los juegos sean escalables y puedan ejecutarse bien en una amplia gama de configuraciones. Esto se traduce en opciones gráficas detalladas que permiten a los usuarios ajustar el rendimiento a su hardware. Un desarrollador que solo se centra en el hardware de gama alta corre el riesgo de alienar a la mayor parte de su audiencia potencial. Es una lección que Valve aprendió bien y que sigue aplicando en su estrategia, como veremos más adelante con la Steam Deck.

El legado de la Steam Machine y la emergencia de la Steam Deck

Aunque las Steam Machines no lograron el éxito masivo que Valve probablemente esperaba, su existencia no fue en vano. Fueron un experimento crucial que sentó las bases para el futuro y culminó en uno de los productos más exitosos y aclamados de Valve en años recientes: la Steam Deck.

¿Un fracaso o un experimento necesario?

Es fácil etiquetar a las Steam Machines como un fracaso comercial, y en términos de ventas y adopción masiva, lo fueron. Sin embargo, detrás de esa percepción hay una serie de factores que contribuyeron a su limitado alcance. La confusión en el mercado fue un problema significativo; la gente no estaba segura de si eran consolas, PCs o algo intermedio. La competencia de consolas establecidas como la PS4 y Xbox One, que ofrecían una experiencia más sencilla y un catálogo de juegos exclusivo bien definido, también fue feroz. Y, por supuesto, la dependencia de SteamOS y la limitada compatibilidad nativa con juegos AAA de Windows fue un gran obstáculo.

No obstante, para Valve, las Steam Machines fueron un experimento necesario. Les permitieron explorar la idea de una plataforma de juego basada en Linux, refinar la interfaz Big Picture Mode y entender las complejidades de llevar el PC gaming al salón de forma simplificada. Aprendieron valiosas lecciones sobre la importancia de la compatibilidad de software, la necesidad de un hardware bien definido y el valor de una experiencia de usuario sin fricciones. Estos aprendizajes serían fundamentales para el desarrollo de su siguiente gran apuesta en hardware.

La Steam Deck: El verdadero sucesor espiritual

La Steam Deck, lanzada en 2022, es, en mi humilde opinión, la realización exitosa de la visión original de la Steam Machine, pero en un formato que nadie esperaba: una consola portátil. Valve tomó la filosofía central de la Steam Machine (un dispositivo con SteamOS, hardware optimizado para juegos y una experiencia de usuario tipo consola) y la aplicó a un factor de forma que realmente resonó con los jugadores.

A diferencia de sus predecesoras, la Steam Deck viene con una APU (unidad de procesamiento acelerado) moderna de AMD, que combina CPU Zen 2 y GPU RDNA 2, ofreciendo un rendimiento excepcional para su tamaño y precio. Además, el desarrollo de Proton había madurado hasta el punto de que la mayoría de los juegos de Windows funcionaban sin problemas en SteamOS. La portabilidad, la integración perfecta con la biblioteca de Steam y un precio competitivo, la convirtieron en un éxito rotundo. Se puede encontrar más información sobre la Steam Deck en su sitio web oficial.

Es fascinante ver cómo Valve tomó los reveses de la Steam Machine y los convirtió en el trampolín para la Steam Deck, demostrando que la innovación no siempre es un camino directo al éxito, sino una serie de iteraciones y aprendizajes. La Steam Deck ha demostrado que sí hay un apetito por un dispositivo que combine la flexibilidad del PC gaming con la comodidad de una consola, incluso si es en un formato que se aleja del tradicional "PC para el salón".

El futuro del PC gaming en la sala de estar

La pregunta sobre la relevancia del PC gaming en la sala de estar sigue siendo pertinente. Si bien la Steam Machine original no cuajó, la visión de tener acceso a la biblioteca de Steam desde la comodidad del sofá persiste.

Hoy en día, hay varias alternativas que ofrecen esa experiencia. Los mini PCs potentes, como los de Intel NUC o los fabricados por empresas como Minisforum, pueden conectarse directamente a la televisión y ejecutar Windows, ofreciendo la máxima compatibilidad. Además, el auge del juego en la nube (cloud gaming) ha proporcionado una solución para aquellos que no quieren invertir en hardware potente. Servicios como GeForce NOW o Xbox Cloud Gaming permiten transmitir juegos de PC de alta gama a prácticamente cualquier dispositivo con conexión a internet, incluyendo televisores inteligentes o sticks de streaming.

A pesar de la creciente popularidad de SteamOS con la Steam Deck, Windows sigue siendo el sistema operativo dominante para el gaming en PC de escritorio. Su compatibilidad universal con juegos y periféricos, junto con la familiaridad para la mayoría de los usuarios, lo mantiene en una posición privilegiada. Sin embargo, el trabajo continuo de Valve con Proton para Linux gaming sigue siendo vital, ya que no solo beneficia a la Steam Deck, sino también a cualquier PC que ejecute Linux, abriendo las puertas a una mayor diversidad de sistemas operativos en el futuro. Es un ecosistema en constante evolución, donde la conveniencia y el rendimiento buscan su equilibrio. Un ejemplo de cómo los diferentes sistemas operativos se distribuyen en el mercado puede verse en los informes de cuota de mercado de sistemas operativos, como los publicados por StatCounter aquí.

Conclusiones: Un paradigma de rendimiento y mercado

La afirmación de que la Steam Machine es menos potente que una PS5, pero mejor que el 70% de los PC de Steam, es una cápsula del tiempo y una instantánea del presente que nos enseña mucho sobre el mundo del gaming. Nos recuerda la vertiginosa velocidad con la que avanza la tecnología de hardware de las consolas, dejando rápidamente atrás a la generación anterior de PCs. La PS5, con su arquitectura de vanguardia, es un testimonio de esta evolución.

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