En un panorama donde la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, transformando industrias y redefiniendo roles laborales, la pregunta sobre quiénes sentirán primero su impacto resuena con una urgencia creciente. Las conversaciones a menudo giran en torno a la automatización de trabajos repetitivos, el desplazamiento de empleados en sectores manufactureros o la reconfiguración de profesiones altamente cualificadas. Sin embargo, Jon Hernández, un reputado divulgador en el campo de la Inteligencia Artificial, ha lanzado una predicción que, aunque inicialmente pueda parecer contraintuitiva, invita a una profunda reflexión: "La primera ola afectará a los becarios". Esta afirmación no solo es una advertencia, sino también una invitación a reevaluar la estructura de entrada al mercado laboral y a preparar a las nuevas generaciones para un futuro donde la colaboración con la IA será la norma, no la excepción.
La evolución de la IA, desde sistemas basados en reglas hasta los modelos de lenguaje grandes (LLMs) y las IA generativas actuales, ha sido vertiginosa. Lo que antes parecía ciencia ficción, hoy es una realidad que edita vídeos, escribe código, redacta informes y analiza datos con una velocidad y eficiencia sin precedentes. Esta capacidad no solo optimiza procesos, sino que también empieza a absorber tareas que tradicionalmente se asignaban a los roles de nivel de entrada, aquellos diseñados para la formación y el aprendizaje práctico. La visión de Hernández nos obliga a mirar más allá de la superficie y a considerar las ramificaciones en la base de la pirámide laboral, donde la experiencia se forja y el talento emergente busca su primer lugar en el mundo profesional. Es un momento crucial para comprender cómo la IA no solo cambia lo que hacemos, sino cómo aprendemos y crecemos profesionalmente, especialmente para aquellos que apenas comienzan su camino.
La visión de Jon Hernández: una predicción sobre el futuro inmediato
Jon Hernández, conocido por su capacidad para desmitificar la IA y hacerla accesible a una audiencia amplia, propone una idea que desafía las expectativas comunes. Mientras muchos pronósticos se centran en la automatización de tareas de cuello azul o en el apoyo a profesionales senior, Hernández apunta a un segmento específico y fundamental del ecosistema laboral: los becarios. Su perspectiva no es alarmista, sino pragmática, basada en la observación de cómo las empresas están empezando a implementar la IA y qué tipo de tareas son las primeras en ser delegadas a estas herramientas.
¿Por qué los becarios? Desgranando la lógica detrás de la afirmación
La lógica detrás de la afirmación de Hernández es bastante sólida una vez que se desglosa. Las tareas que comúnmente se asignan a los becarios, especialmente en entornos corporativos, de marketing, consultoría o tecnología, a menudo incluyen:
- Recopilación y análisis inicial de datos: Buscar información en línea, consolidar hojas de cálculo, identificar tendencias básicas.
- Generación de contenido de bajo nivel: Redacción de borradores de correos electrónicos, publicaciones para redes sociales, resúmenes de reuniones o informes sencillos.
- Investigación de mercado o competidores: Compilar información sobre productos, servicios o estrategias.
- Soporte administrativo y logístico: Organizar agendas, preparar presentaciones, gestionar comunicaciones internas.
Estas son precisamente las áreas donde los modelos de IA actuales, particularmente los LLMs como GPT-4, Gemini o Claude, exhiben una competencia sobresaliente. Pueden buscar y sintetizar información de vastas bases de datos en segundos, generar textos coherentes y contextualmente relevantes, e incluso analizar patrones en conjuntos de datos para presentar resúmenes ejecutivos. Para una empresa, la tentación de utilizar una herramienta de IA que puede realizar el trabajo de varios becarios con mayor velocidad y menor coste, y sin necesidad de supervisión constante para tareas básicas, es innegablemente fuerte.
Personalmente, creo que esta predicción de Hernández es un punto de inflexión. No solo nos hace pensar en la eficiencia de la IA, sino en el propósito fundamental de las prácticas profesionales. Si las tareas de 'bajo nivel' son las primeras en ser automatizadas, ¿qué tipo de experiencia y aprendizaje estamos ofreciendo a la próxima generación de profesionales? La IA no solo está reemplazando tareas, sino que está redefiniendo los puntos de entrada al mundo laboral. En lugar de ver esto como una amenaza exclusiva, podríamos interpretarlo como una llamada a la reestructuración de los programas de becas, enfocándolos en habilidades que la IA aún no puede replicar.
Más allá de la automatización: el valor de la experiencia y la intuición humana
Es crucial recordar que, si bien la IA es eficiente en la ejecución de tareas específicas, todavía carece de cualidades intrínsecamente humanas que son esenciales en el desarrollo profesional. La intuición, el juicio ético, la empatía, la creatividad genuina (no solo la generación algorítmica), la capacidad de negociación compleja y la comprensión profunda de las dinámicas humanas y organizacionales son habilidades que no se adquieren solo procesando datos. Los becarios, a través de sus experiencias iniciales, aprenden a navegar en un entorno de trabajo, a colaborar con equipos, a resolver problemas imprevistos que van más allá de un conjunto de datos, y a desarrollar una ética profesional.
Estos aspectos, que constituyen la esencia del crecimiento profesional, no son fácilmente automatizables. El valor de la experiencia reside en la exposición a situaciones reales, en la interacción con colegas, en la superación de desafíos que requieren pensamiento lateral y en la capacidad de tomar decisiones con información incompleta, algo que la IA aún no puede emular de manera fiable y consistente. La afirmación de Hernández subraya la necesidad de que las empresas, al considerar la integración de la IA, no pierdan de vista la importancia de cultivar el talento humano desde sus etapas más tempranas.
La evolución de la inteligencia artificial y su repercusión económica
La IA no es un fenómeno nuevo, pero su aceleración en la última década ha sido exponencial, impulsada por mejoras en el poder computacional, la disponibilidad de grandes volúmenes de datos y el desarrollo de algoritmos más sofisticados. Esta evolución tiene profundas repercusiones económicas que van desde la optimización de procesos hasta la creación de nuevos mercados.
Un repaso a las "olas" anteriores de automatización
La historia de la humanidad está marcada por olas de automatización. La revolución industrial del siglo XVIII transformó la agricultura y la manufactura, reemplazando el trabajo manual con máquinas. La era de la computación en el siglo XX automatizó tareas administrativas y contables, llevando a la obsolescencia de ciertas profesiones pero también creando un sinfín de nuevas. Cada una de estas olas generó temores de desempleo masivo, que si bien se materializaron en algunos sectores, también fueron contrarrestados por la creación de nuevas industrias y roles.
La diferencia fundamental con la "ola de IA" actual radica en su capacidad para manejar no solo la fuerza física o los cálculos numéricos, sino también el procesamiento del lenguaje natural, la creatividad y el razonamiento simbólico, habilidades que antes se consideraban exclusivas del intelecto humano. Los sistemas generativos de IA pueden crear contenido original, desde música hasta código informático, y entender matices del lenguaje humano, lo que les permite infiltrarse en un espectro mucho más amplio de profesiones. Esto plantea un desafío distinto, ya que no solo afecta a trabajos repetitivos, sino también a aquellos que requieren cierto grado de cognición. Puedes encontrar más información sobre cómo la IA está redefiniendo el futuro del trabajo en informes como los del Foro Económico Mundial. Visita este enlace para explorar los últimos análisis sobre el tema: El futuro del trabajo según el Foro Económico Mundial.
Optimización de costes y eficiencia: el motor empresarial detrás de la IA
Para las empresas, la adopción de la IA no es meramente una cuestión de moda tecnológica, sino una búsqueda estratégica de optimización de costes y mejora de la eficiencia. En un mercado global cada vez más competitivo, cualquier ventaja que permita reducir gastos operativos y aumentar la productividad es bienvenida. La IA ofrece precisamente eso: la capacidad de realizar tareas que antes requerían horas de trabajo humano en cuestión de minutos o segundos, con una consistencia y precisión a menudo superiores.
Automatizar tareas de nivel de entrada, como las que realizan los becarios, representa un "fruto fácil de alcanzar" en esta búsqueda de eficiencia. Permite a las empresas asignar recursos humanos más experimentados a proyectos de mayor valor estratégico y reducir la inversión en formación y supervisión de personal menos cualificado para labores rutinarias. Desde mi punto de vista, esta eficiencia, aunque económicamente atractiva a corto plazo, encierra una potencial trampa a largo plazo. Si las empresas dejan de invertir en el desarrollo de la base de su pirámide de talento a través de experiencias prácticas, ¿cómo se nutrirá el liderazgo y la innovación del mañana? Es una pregunta que el mundo empresarial debe abordar con seriedad.
El rol del becario en la era digital: ¿amenaza o transformación?
La predicción de Jon Hernández no tiene por qué ser una sentencia de muerte para los programas de becas, sino más bien un catalizador para su transformación. El rol del becario en la era digital no desaparecerá, pero sin duda evolucionará, requiriendo un enfoque renovado en las habilidades y el tipo de experiencia ofrecida.
Repensando el propósito de las prácticas profesionales
Si las tareas básicas y repetitivas son susceptibles de automatización, el propósito de las prácticas profesionales debe recalibrarse. En lugar de centrarse en la ejecución de tareas, los programas de becarios podrían orientarse hacia el desarrollo de habilidades de mayor nivel que complementen la IA. Esto incluye:
- Prompt engineering y gestión de IA: Aprender a comunicarse eficazmente con la IA, a diseñar instrucciones complejas y a evaluar críticamente sus resultados.
- Análisis y curación de datos avanzados: Ir más allá de la recopilación básica para interpretar resultados de IA, identificar sesgos y extraer conocimientos estratégicos.
- Resolución de problemas complejos: Enfrentar desafíos que requieren pensamiento creativo, interconexión de diferentes dominios de conocimiento y adaptación a situaciones cambiantes.
- Desarrollo de habilidades interpersonales: Fomentar la colaboración, la comunicación efectiva, el liderazgo y la inteligencia emocional, que son esenciales en cualquier equipo y que la IA no puede replicar.
- Ética de la IA: Comprender las implicaciones éticas y sociales de las herramientas de IA, y cómo utilizarlas de manera responsable.
La meta debería ser formar "ciudadanos de la IA", jóvenes profesionales que no solo usen la tecnología, sino que la comprendan, la dirijan y la integren de manera significativa en sus procesos de trabajo. Un ejemplo de cómo las empresas están adaptándose y preparando a sus empleados para el futuro con IA lo puedes encontrar en este interesante artículo sobre upskilling: McKinsey sobre el futuro del trabajo con IA.
Estrategias para la adaptación: cómo los jóvenes profesionales pueden prosperar
Para los jóvenes profesionales que buscan ingresar al mercado laboral, la adaptación es clave. No basta con ser competente en una disciplina, sino que es fundamental ser "competente en IA" dentro de esa disciplina. Algunas estrategias incluyen:
- Alfabetización en IA: Familiarizarse con las herramientas de IA, comprender sus capacidades y limitaciones, y aprender a integrarlas en el flujo de trabajo.
- Desarrollo de habilidades blandas (soft skills): Reforzar la creatividad, el pensamiento crítico, la adaptabilidad, la inteligencia emocional y la capacidad de colaborar, ya que estas son las fortalezas humanas más difíciles de replicar por las máquinas.
- Aprendizaje continuo: El panorama tecnológico cambia rápidamente, por lo que la capacidad de adquirir nuevas habilidades y conocimientos de forma constante será un diferenciador crucial.
- Proyectos personales y portfolios: Demostrar proactividad y capacidad de aplicación de IA en proyectos propios puede ser una poderosa carta de presentación.
- Networking: Conectar con profesionales y mentores en la industria que puedan ofrecer orientación y oportunidades en este nuevo entorno.
Implicaciones éticas y sociales de la IA en el empleo juvenil
La transformación del mercado laboral por la IA no solo tiene implicaciones económicas y de formación, sino también éticas y sociales, especialmente en lo que respecta a la entrada de jóvenes profesionales.
La brecha de habilidades y el acceso a la formación
Si las habilidades requeridas en el futuro están cada vez más ligadas a la interacción y gestión de la IA, surge la preocupación de una posible brecha de habilidades. Aquellos con acceso a una educación de calidad y a recursos para aprender sobre IA tendrán una ventaja significativa, mientras que otros podrían quedar rezagados. Esto podría exacerbar las desigualdades existentes y crear nuevas barreras para la movilidad social.
Los gobiernos y las instituciones educativas tienen un papel fundamental en garantizar que la alfabetización en IA sea accesible para todos, desde una edad temprana. No se trata solo de enseñar a programar, sino de comprender cómo funciona la IA, sus implicaciones y cómo utilizarla de manera efectiva y ética. Sin una política proactiva, la "primera ola" podría no solo afectar a los becarios, sino también a la equidad en el acceso a oportunidades laborales. Un recurso valioso para entender las implicaciones éticas de la IA es el trabajo de la UNESCO: Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO.
¿Qué tipo de fuerza laboral estamos construyendo?
La reducción de las oportunidades de nivel de entrada a través de las prácticas profesionales plantea una pregunta más profunda: ¿qué tipo de fuerza laboral estamos construyendo si el primer peldaño de la escalera es menos accesible o está radicalmente transformado? Las prácticas no son solo para aprender tareas, sino para integrar a los jóvenes en la cultura empresarial, para que desarrollen su red de contactos y para que descubran sus pasiones y fortalezas en un contexto real.
Si estas experiencias se ven disminuidas, ¿cómo se formarán los líderes y expertos del mañana? La falta de experiencias prácticas fundamentales podría llevar a una generación de profesionales con excelentes conocimientos teóricos pero con menos exposición a las complejidades del mundo real. A mi juicio, este es el desafío más complejo de la automatización de roles de becario. No se trata solo de los trabajos que se pierden, sino de las oportunidades de desarrollo que se esfuman. Las empresas deben ser conscientes de que invertir en becarios es invertir en su propio futuro y en la sostenibilidad de su talento a largo plazo.
Hacia un futuro colaborativo entre humanos e inteligencia artificial
A pesar de los desafíos y las preocupaciones, el futuro no tiene por qué ser una distopía de desempleo masivo. La clave reside en la colaboración y en la capacidad de adaptación humana. La inteligencia artificial no está destinada a reemplazar a los humanos en todos los aspectos, sino a aumentar nuestras capacidades y a liberarnos para tareas de mayor valor.
La inteligencia artificial como copiloto, no como sustituto total
La visión más constructiva de la IA en el lugar de trabajo es la de un "copiloto". En lugar de sustituir al becario o al profesional, la IA actúa como una herramienta potente que ayuda a realizar tareas más rápido, a procesar más información y a generar ideas preliminares. Por ejemplo, un becario podría utilizar la IA para generar un borrador de informe en minutos, y luego invertir su tiempo en refinarlo, añadir análisis críticos, contextualizar los datos y aportar una perspectiva humana que la máquina no puede replicar.
Esta sinergia permite a los profesionales, incluyendo a los becarios, centrarse en el pensamiento estratégico, la creatividad, la resolución de problemas complejos y la interacción humana, donde su valor es insustituible. La IA elimina la carga de las tareas monótonas, permitiendo una mayor concentración en aquello que realmente impulsa la innovación y el crecimiento personal y empresarial. Explorar el concepto de IA como copiloto es crucial para una integración exitosa en el lugar de trabajo. Para profundizar en esta idea, este artículo de HBR ofrece una perspectiva interesante: Harvard Business Review sobre la transformación del trabajo con IA.
Un llamado a la acción para empresas, educadores y jóvenes talentos
La predicción de Jon Hernández es, en última instancia, un llamado a la acción para todas las partes interesadas:
- Para las empresas: Es el momento de redefinir los programas de becas y de nivel de entrada. Deben dejar de ver a los becarios como simples brazos adicionales para tareas básicas y empezar a considerarlos como futuros líderes que necesitan desarrollar habilidades de interacción y gestión de IA. Invertir en la formación interna sobre IA y en la redefinición de roles es esencial.
- Para los educadores: Las universidades y centros de formación deben integrar la alfabetización en IA en todos los currículos, no solo en los tecnológicos. Las habilidades blandas, el pensamiento crítico y la ética deben ser pilares de la educación para preparar a los jóvenes para un mundo laboral transformado.
- Para los jóvenes talentos: La proactividad y la mentalidad de aprendizaje continuo son más importantes que nunca. No esperar a que las habilidades sean obsoletas, sino anticiparse y adquirir nuevas competencias en IA, así como fortalecer aquellas cualidades humanas que la tecnología no puede replicar. Buscar oportunidades para ser gestores y usuarios estr