La tensión entre Netflix y la industria cinematográfica tradicional ha sido una constante en el panorama del entretenimiento durante la última década. Lo que comenzó como un idilio con la conveniencia del streaming, pronto se transformó en una complicada relación de amor-odio, marcada por la resistencia de los exhibidores, las batallas por las ventanas de distribución y el debate sobre la esencia misma de la experiencia cinematográfica. Sin embargo, tras años de escaramuzas y posicionamientos inflexibles, parece que el gigante del streaming ha encontrado su propósito, y sorprendentemente, este incluye a las salas oscuras. Ya no es una cuestión de si Netflix necesita los cines, sino de para qué los necesita, y la respuesta es más matizada y estratégica de lo que muchos podrían haber imaginado.
Una década de tensión: el origen del conflicto
Cuando Netflix irrumpió con fuerza en el sector de la producción de contenido original, su modelo de negocio se basaba en la distribución directa a los hogares de sus suscriptores. La idea era simple y disruptiva: acceso ilimitado a un vasto catálogo de series y películas con un solo clic, sin esperas, sin horarios fijos, sin publicidad. Este enfoque chocó frontalmente con el arraigado modelo de las ventanas de exhibición cinematográfica, que establecían un período exclusivo para los cines antes de que una película pudiera estar disponible en otros formatos (DVD, VOD, televisión).
Para los grandes circuitos de salas, como AMC o Cinemark, la propuesta de Netflix de estrenar películas "day-and-date" (simultáneamente en cines y en su plataforma) o, peor aún, directamente en streaming con una mínima exhibición calificada para premios, era una amenaza existencial. La experiencia cinematográfica se consideraba sagrada, un evento que requería un período de exclusividad para justificar su valor y atraer al público. Argumentaban que si una película estaba disponible en casa, ¿quién iría al cine? Esta postura llevó a boicots y a la negativa de proyectar muchos de los títulos de Netflix, incluso aquellos aclamados por la crítica y dirigidos por cineastas de renombre. Películas como "Roma" de Alfonso Cuarón o "El irlandés" de Martin Scorsese, a pesar de su innegable calidad artística, tuvieron una distribución teatral muy limitada en Estados Unidos, lo que generó un debate feroz sobre la supervivencia del cine como arte y como negocio. Puedes leer más sobre los primeros desafíos de Netflix con los cines en este análisis de The Hollywood Reporter.
La presión de la industria y la búsqueda de legitimidad
A medida que la calidad del contenido de Netflix mejoraba y atraía a talentos de primera línea, la plataforma se encontró con un nuevo tipo de conflicto: la necesidad de legitimación dentro de la industria. Los premios de la Academia de Hollywood, los Globos de Oro, los BAFTA y otros galardones prestigiosos eran cruciales no solo para el reconocimiento de los cineastas, sino también para atraer más talento y elevar la percepción de marca de Netflix. Sin embargo, para calificar para muchos de estos premios, una película debe tener un estreno en cines con ciertas condiciones (duración de la exhibición, número de mercados, etc.).Esta regla se convirtió en un nudo gordiano. Netflix quería el prestigio de los Oscar, pero no quería ceder en su modelo de distribución principal. La tensión era palpable, con algunos miembros de la Academia expresando su descontento con la poca o nula exhibición teatral de las películas de Netflix. La paradoja era que, a pesar de producir obras maestras que fácilmente podrían llenar salas, la rigidez de su modelo les impedía competir en igualdad de condiciones en el circuito de premios más codiciado. La victoria de "Roma" con tres Oscar, incluyendo Mejor Director, marcó un antes y un después, demostrando que el contenido de Netflix podía competir con lo mejor de Hollywood, pero también resaltando las limitaciones de su distribución. Los requisitos de la Academia han sido un punto de fricción constante; puedes consultar las reglas de elegibilidad de los Oscar para entender mejor este aspecto.
El cambio de estrategia: ¿por qué ahora?
La postura inflexible de Netflix ha empezado a ceder, y este viraje no es producto de la mera benevolencia, sino de una confluencia de factores económicos, de mercado y de una comprensión más profunda de la psicología del consumidor.Factores económicos y el mercado saturado
La "guerra del streaming" ha alcanzado un punto álgido. Con la entrada de gigantes como Disney+, Max (antes HBO Max), Apple TV+ y Amazon Prime Video, el mercado está más saturado que nunca. El crecimiento exponencial de suscriptores que Netflix disfrutó durante años ha comenzado a desacelerarse. En este nuevo panorama, la diversificación de ingresos y la búsqueda de nuevas vías para mantener el interés y la retención se han vuelto imperativas. Una exhibición teatral, aunque limitada, puede generar ingresos adicionales por taquilla, algo que antes era impensable para la compañía.Además, el modelo "todo lo que puedas ver" por una tarifa plana, si bien atractivo, tiene sus límites. La producción de contenido de alta calidad es costosa, y la presión para justificar esas inversiones ha llevado a Netflix a explorar un modelo más híbrido. No es que el streaming esté muriendo, pero ya no es el único jugador en el tablero, y la estrategia debe evolucionar para reflejar la realidad competitiva. Personalmente, creo que esta madurez del mercado era inevitable; ninguna disrupción puede mantener su dominio absoluto sin adaptarse a las reacciones de la competencia y del público.
La evolución de las audiencias
La pandemia de COVID-19 aceleró la adopción del streaming, pero también, paradójicamente, reavivó el anhelo por la experiencia compartida del cine. Una vez que las salas reabrieron, el público demostró que sigue valorando el ritual de ir al cine: la pantalla grande, el sonido envolvente, la ausencia de distracciones, la inmersión colectiva. No todas las películas son iguales, y algunas están diseñadas para ser vistas en ese formato.Netflix ha observado cómo películas como "Barbie" o "Oppenheimer" (el fenómeno "Barbenheimer") han atraído a millones a las salas, demostrando que el cine como "evento" sigue siendo poderoso. El público, aunque acostumbrado a la comodidad del hogar, está dispuesto a salir por aquellas experiencias que considera dignas de la pantalla grande. Este cambio en el comportamiento del consumidor ha proporcionado a Netflix una valiosa lección: no todo el contenido es igual, y no toda experiencia es reemplazable.
¿Para qué quiere Netflix los cines? Modelos y objetivos
La pregunta clave ya no es si Netflix cederá, sino cuál es su estrategia a largo plazo para las salas. Los cines no son un reemplazo para el streaming, sino una pieza en un rompecabezas más grande y ambicioso.Legitimación y prestigio
Este es quizás el objetivo más obvio y persistente. Un estreno en cines, incluso limitado, confiere un aura de "seriedad" y "calidad cinematográfica" que el streaming puro aún lucha por igualar a los ojos de la vieja guardia de Hollywood y de ciertos sectores de la crítica. Permite que las películas de Netflix compitan por los premios más importantes, atrayendo a directores, actores y equipos técnicos que valoran el reconocimiento y la experiencia de ver su trabajo en la pantalla grande. Es una inversión en la marca Netflix como productora de cine de primer nivel, no solo de televisión. La exhibición teatral también es fundamental para la crítica especializada, quienes a menudo basan sus juicios en la experiencia inmersiva que solo el cine puede ofrecer.Experiencias premium y marketing
Para sus películas de mayor presupuesto o aquellas con un fuerte atractivo visual y sonoro, un estreno en cines funciona como un evento de marketing. Genera expectación, boca a boca y una conversación pública que el simple lanzamiento en la plataforma no siempre logra. Es una forma de decir: "Esta película es tan importante que queremos que la veas en la mejor calidad posible". Sirve como una campaña publicitaria de alto impacto, que luego se traduce en un mayor número de reproducciones en el servicio de streaming una vez que la película llega a casa.Pensemos en "Glass Onion: Un misterio de Knives Out" o "Maestro"; su breve paso por los cines generó una prensa considerable antes de su llegada a la plataforma, elevando su perfil y el interés de los suscriptores. No es tanto por la taquilla en sí (aunque cualquier ingreso extra es bienvenido), sino por el "buzz" que crea y el estatus que otorga al contenido. Esto se alinea con la estrategia de otras plataformas; por ejemplo, Warner Bros. Discovery sigue una estrategia dual para sus grandes lanzamientos, algo que puedes explorar en este artículo de Variety.
Un modelo híbrido: la coexistencia como futuro
Netflix no está abandonando el streaming, sino que está adoptando un modelo híbrido. Esto implica ventanas de exhibición teatral más cortas que las tradicionales, pero lo suficientemente significativas como para calificar para premios y generar marketing. La flexibilidad es la clave. La compañía puede decidir, caso por caso, qué películas se beneficiarían más de un estreno en cines y cuáles son perfectas para un lanzamiento directo a la plataforma.Es una estrategia inteligente que maximiza el valor de cada producción. Para el cine independiente, esto podría incluso significar una oportunidad. Cines más pequeños o "arthouse" podrían encontrar en Netflix un proveedor de contenido de alta calidad que de otra manera no tendrían acceso, especialmente si las grandes cadenas de salas siguen siendo reacias a las ventanas más cortas.
Implicaciones para la industria y el espectador
La decisión de Netflix de abrazar (parcialmente) los cines tiene amplias repercusiones.Para los cines
Significa la posibilidad de proyectar películas de alto perfil de uno de los estudios más prolíficos del mundo. Si se llega a un acuerdo sobre las ventanas de exhibición, podría inyectar vida a un circuito que ha luchado por recuperarse post-pandemia. Sin embargo, también los obliga a adaptarse a nuevos modelos, alejándose de la ventana exclusiva de 90 días que defendieron con tanto ahínco. La clave será la negociación y la flexibilidad de ambas partes. Mi perspectiva es que los cines no pueden permitirse el lujo de rechazar contenido de calidad, venga de donde venga.Para los creadores
Es una victoria clara. Directores como Scorsese, que valora la experiencia de la gran pantalla, ahora tienen una vía más clara para que sus obras sean vistas como ellos desean, sin dejar de beneficiarse del músculo financiero y la capacidad de alcance de Netflix. Les da lo mejor de ambos mundos: el presupuesto para realizar sus visiones y la posibilidad de exhibirlas en el formato ideal, además de la visibilidad global a través del streaming.Para el espectador
Es el mayor beneficiado. Más opciones para ver películas de calidad. Si una película de Netflix se estrena en cines, el público puede elegir si prefiere la inmersión de la sala oscura o la comodidad del sofá. Esta flexibilidad empodera al consumidor y le permite tomar decisiones basadas en sus preferencias personales y el tipo de película. La coexistencia de formatos es el escenario ideal, y me atrevo a decir que la diversidad de opciones es siempre positiva para la cultura cinematográfica.Conclusión
La relación de amor-odio de Netflix con los cines ha evolucionado de una confrontación a una coexistencia estratégica. Lejos de buscar la destrucción de las salas, el gigante del streaming ha descubierto que los cines son una herramienta poderosa en su arsenal: un amplificador de prestigio, un motor de marketing y un complemento para una oferta de contenido premium. Ya no se trata de una batalla por la supremacía, sino de encontrar el equilibrio perfecto en un ecosistema del entretenimiento cada vez más complejo. En este nuevo capítulo, los cines no son el enemigo a vencer, sino aliados estratégicos en la búsqueda de legitimación, visibilidad y, en última instancia, la atención de una audiencia global. El futuro del cine, en mi opinión, pasa por la integración y la adaptación, y Netflix está liderando el camino hacia ese horizonte híbrido donde el cine en sala y el streaming no solo conviven, sino que se potencian mutuamente. Para entender mejor cómo la industria se adapta, echa un vistazo a este informe del Financial Times sobre la evolución de los modelos de negocio.Netflix Cines Streaming Industria cinematográfica