El muro antidrones europeo: una brecha en el sur que España advierte

La seguridad de un continente es una cadena, y su fortaleza depende del eslabón más débil. En un contexto global donde las amenazas híbridas y asimétricas se multiplican, la Unión Europea ha emprendido la ambiciosa tarea de construir un "muro antidrones", una arquitectura de defensa integral diseñada para proteger su espacio aéreo de la creciente proliferación de aeronaves no tripuladas. La iniciativa es, sin duda, necesaria y bienvenida. Sin embargo, en los albores de su conceptualización y planificación, ha emergido un detalle que, lejos de ser menor, podría socavar la efectividad de todo el sistema: la alarmante exclusión del sur del continente. España, con su posición geoestratégica única, se alza como una voz crítica, señalando lo que parece ser un error de bulto que compromete no solo su propia seguridad, sino la de toda Europa. Este fallo de diseño, que deja al descubierto una de las fronteras más sensibles de la Unión, plantea interrogantes urgentes sobre la visión estratégica, la coordinación y, en última instancia, la verdadera cohesión del proyecto de seguridad europeo.