Durante años, la idea de drones sobrevolando ciudades europeas o infraestructuras críticas fue, para muchos, una fantasía futurista o un riesgo distante, confinado a zonas de conflicto lejanas. La tecnología avanzaba a pasos agigantados, pero la percepción general en el continente seguía anclada en la visión del dron como un juguete, una herramienta para fotografía aérea o, en el ámbito profesional, un instrumento de inspección o entrega. Sin embargo, en los últimos tiempos, una serie de incidentes, observaciones y, sobre todo, las crudas lecciones extraídas de conflictos actuales, han obligado a Europa a un despertar abrupto y, para muchos, incómodo. El continente ha empezado a comprender la magnitud de la amenaza que representan los drones, aparatos que, silenciosa y eficientemente, han logrado penetrar en lugares inimaginables, revelando vulnerabilidades hasta ahora subestimadas y exigiendo una reevaluación urgente de sus estrategias de seguridad y defensa.
La seguridad de un continente es una cadena, y su fortaleza depende del eslabón más débil. En un contexto global donde las amenazas híbridas y asimétricas se multiplican, la Unión Europea ha emprendido la ambiciosa tarea de construir un "muro antidrones", una arquitectura de defensa integral diseñada para proteger su espacio aéreo de la creciente proliferación de aeronaves no tripuladas. La iniciativa es, sin duda, necesaria y bienvenida. Sin embargo, en los albores de su conceptualización y planificación, ha emergido un detalle que, lejos de ser menor, podría socavar la efectividad de todo el sistema: la alarmante exclusión del sur del continente. España, con su posición geoestratégica única, se alza como una voz crítica, señalando lo que parece ser un error de bulto que compromete no solo su propia seguridad, sino la de toda Europa. Este fallo de diseño, que deja al descubierto una de las fronteras más sensibles de la Unión, plantea interrogantes urgentes sobre la visión estratégica, la coordinación y, en última instancia, la verdadera cohesión del proyecto de seguridad europeo.
En un tablero geopolítico cada vez más complejo y volátil, Europa ha sido, durante años, escenario de una confrontación que, aunque carente de batallas c