El retorno a la oficina: ¿Productividad o nostalgia empresarial?
La noticia resuena en los pasillos, reales e imaginarios, del mundo corporativo: una de cada tres empresas donde se ha asentado el teletrabajo está planificando un regreso a las oficinas para 2026. La justificación, esgrimida con una convicción que a muchos nos hace levantar una ceja, es doble: "empleados más productivos y hasta felices". Este anuncio, que a primera vista podría parecer un paso lógico en la evolución post-pandemia, esconde capas de complejidad y plantea interrogantes fundamentales sobre el futuro del trabajo, la autonomía del empleado y las verdaderas motivaciones detrás de estas decisiones. ¿Es este retorno una respuesta genuina a una mejora demostrable en el bienestar y rendimiento, o un eco de viejas costumbres y la dificultad para adaptarse a un paradigma laboral transformado?