Mi experiencia con un curso online barato y un cobro sorpresa

La era digital ha transformado la forma en que accedemos al conocimiento y al desarrollo profesional. Los cursos online se han convertido en una herramienta invaluable para millones de personas, ofreciendo flexibilidad y, a menudo, precios accesibles. Sin embargo, detrás de la conveniencia y la aparente simplicidad, a veces se esconden prácticas comerciales que pueden resultar, cuanto menos, confusas y, en el peor de los casos, perjudiciales para el consumidor. Mi propia experiencia es un testimonio de cómo una compra aparentemente inocua de un curso online barato puede derivar en un dolor de cabeza financiero y la necesidad de tomar medidas decisivas para proteger mis intereses. Lo que empezó como una inversión mínima en mi formación, pronto se transformó en una lucha para recuperar 270 euros que, de forma inesperada y sin mi consentimiento explícito, habían desaparecido de mi cuenta bancaria. Afortunadamente, no estaba sin opciones, pero el proceso me dejó varias lecciones importantes que me gustaría compartir.

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