La economía colaborativa, o lo que algunos prefieren llamar la "economía gig", ha transformado radicalmente la forma en que consumimos bienes y servicios
En el vasto universo de la conservación de videojuegos y el coleccionismo retro, ciertos hitos capturan la imaginación y demuestran la profundidad de la
La industria tecnológica se encuentra en un constante estado de ebullición, y pocas marcas generan tanta expectación y debate como Apple. Durante años, h
Las fiestas navideñas son, para muchos, sinónimo de reencuentros, alegría y, por supuesto, de llamadas y mensajes que nos conectan con nuestros seres que
El panorama televisivo europeo se encuentra en un estado de ebullición constante, una vorágine de cambios tecnológicos, económicos y de hábitos de consum
La escena es familiar para muchos: el Apple Watch, o cualquier otro rastreador de actividad, vibra con una notificación jubilosa. "¡Felicidades, has alca
La revelación de Sam Altman, CEO de OpenAI, sobre la frecuencia con la que la organización ha operado en lo que él denomina "código rojo" —situaciones de
La historia del kernel Linux es una crónica de innovación constante, resiliencia y, a menudo, de encendidos debates técnicos. Durante décadas, C ha sido
En un mundo donde el estrés es, casi por consenso generalizado, el villano silencioso de nuestra salud y productividad, surge una voz disruptiva que prop
La línea entre la tecnología y la experiencia humana se difumina a un ritmo vertiginoso, y un reciente estudio ha revelado una tendencia que, si bien previsible para algunos, sigue siendo sorprendente para la mayoría: un tercio de las personas ya utiliza herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT o Alexa para obtener apoyo emocional. Este dato no es trivial; marca un hito en nuestra relación con las máquinas y plantea interrogantes profundos sobre la naturaleza de la conexión humana, la soledad en la era digital y el futuro de la salud mental. Hemos pasado de ver a la IA como una simple herramienta para automatizar tareas a considerarla, al menos en parte, como un confidente, un consejero o incluso un refugio en momentos de necesidad. Esta evolución nos obliga a reflexionar sobre las implicaciones sociales, psicológicas y éticas de delegar parte de nuestro bienestar emocional a algoritmos.