Morgan Freeman, la inteligencia artificial y el lamento de un ícono: "Me estáis robando"

Pocas voces en la historia del cine son tan reconocibles y veneradas como la de Morgan Freeman. Su timbre profundo, su cadencia inconfundible y su autoridad narrativa han acompañado a generaciones de espectadores, dotando de gravedad y sabiduría a personajes memorables y documentales épicos. A sus 88 años, cuando cabría esperar un merecido descanso o una contemplación tranquila de su vasto legado, el actor se encuentra en una nueva y preocupante batalla: la lucha contra la inteligencia artificial (IA) que replica su voz sin consentimiento, un fenómeno que él mismo ha calificado con contundencia: "Me estáis robando". Esta declaración no es solo el quejido de una celebridad, sino un grito de alarma que resuena en toda la industria creativa y plantea preguntas fundamentales sobre la identidad, la propiedad y el futuro del arte en la era digital.

La nueva idea disparatada de Elon Musk: un robot Optimus para cada preso y evitar que reincidan

Elon Musk, el visionario (o, según algunos, el excéntrico) detrás de empresas como Tesla y SpaceX, tiene una habilidad innata para captar la atención mundial con propuestas que oscilan entre lo revolucionario y lo francamente descabellado. Desde la colonización de Marte hasta la interfaz cerebro-computadora de Neuralink, sus ideas suelen desafiar los límites de lo que consideramos posible. Sin embargo, su más reciente elucubración, la de proporcionar un robot Optimus a cada preso con el objetivo de prevenir la reincidencia, ha elevado el listón de la discusión a un nivel completamente nuevo, fusionando la robótica avanzada con uno de los desafíos sociales más complejos: la rehabilitación penitenciaria. A primera vista, la idea suena a ciencia ficción distópica, casi a una parodia. Pero, ¿esconde esta aparente locura alguna semilla de ingenio, o es simplemente otra de las extravagancias de un magnate que disfruta viendo cómo el mundo reacciona a sus pensamientos más audaces? En este artículo, desgranaremos la propuesta, analizando su viabilidad técnica, sus implicaciones éticas y sociales, y si realmente puede ofrecer una solución a un problema tan arraigado.